Secta del horror en La Matanza: cae una banda que esclavizaba y sometía sexualmente a feligreses
Hay cinco detenidos, acusados de integrar una organización de trata de personas. Captaban a hombres y mujeres en estado de vulnerabilidad emocional para explotarlos. Le rendían tributo al dios Krishna pero también a Cristo.
Cinco integrantes de una secta religiosa en La Matanza fueron detenidos por Policía Federal, acusados de operar como una organización dedicada a la trata de personas. La investigación comenzó el año pasado a raíz de la denuncia de una víctima que logró escapar del padecimiento al que estaba sometida y que informó a la fuerza pidiendo la absoluta reserva de su identidad.
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Así, las tareas de inteligencia llevaron a la fuerza a establecer los delitos que giraban en torno a un templo de la secta religiosa «Abba Krishna», ubicado sobre la calle Rico en el barrio 20 de Junio, justo en una zona de campos en el límite de La Matanza con Merlo, pleno oeste del Conurbano.
En ese lugar se rendía culto al dios hindú Krishna con cantos de mantras, congregaciones y charlas sobre filosofía espiritual y religión dominicales. Todo frente a una estatua de Krishna de casi un metro de alto en el centro de las instalaciones, pero también con otras particulares imágenes: una imagen de Cristo, al que también adoraban.
La organización religiosa, según pudo averiguar la Policía Federal, no estaba reconocida ni tenía afiliación a organizaciones establecidas de la conciencia Krishna como ISKCON, con sede en la Ciudad de Buenos Aires. De hecho, se supo que en los cantos y bailes que se hacían en el mencionado templo, mezclaban el mantra Hare Krishna con plegarias a Cristo y música producida por guitarras criollas, algo muy alejado de la ortodoxia de esa religión.
El templo Abba Krishna funcionaba como «ashram» (monasterio hinduista), donde podían vivir miembros de forma permanente en una suerte de comunidad espiritual. Esa es la punta del ovillo sobre la que empezó a trabajar la investigación policial.
La secta y el calvario al que sometía a sus feligreses
Desde la Policía Federal explicaron que el templo albergaba hombres y mujeres con situación de vulnerabilidad psicológica y emocional. Eso facilitaba a la secta su captación para luego tener un total control de sus relaciones y su economía. Los explotaban laboralmente y los sometían a situaciones de trabajo esclavizante y una total dependencia para despojarlos de sus bienes materiales y alejarlos de su familia.
Mediante escuchas telefónicas, se pudo establecer como funcionaba esta secta y obtener los elementos probatorios para que el Juzgado en lo Criminal y Correccional Nro. 2 de Morón a cargo de Jorge Ernesto Rodríguez, ordenara cinco allanamientos. Uno de ellos fue en el mencionado templo, donde encontraron a 12 fieles que fueron entrevistadas por el Programa Nacional de Rescate de Víctimas. Además, se secuestró dinero en efectivo (en pesos y dólares) y un teléfono celular que será sometido a pericias.
Otro de los procedimientos se hizo en un domicilio lindero, sobre la calle Urién, donde hallaron más dinero y al supuesto líder de la banda. Fuentes de la investigación lo describieron como una persona persuasiva a la hora de comunicarse y a quien conocerían en los centros de cultos Krishna en la Ciudad de Buenos Aires, donde lo recuerdan con recelo. El sujeto, mediante la simbología de la religión logró generar su propia organización para captar fieles que tenían problemas psicológicos y familiares que los volvían conflictivos en otros templos. Los convenció para sumarse a él y terminó aprovechándose de ellos.
No sólo las escuchas telefónicas arrojaron cómo se quedaba con sus bienes, sino que de las declaraciones de las víctimas se pudo saber que el líder del templo «mantenía relaciones sexuales con las feligreses y les decía que el contacto físico era una bendición.».
Además de los allanamientos en el templo y la vivienda lindera, hubo otro más en el barrio 20 de Junio, en Isidro Casanova; y otros dos en Pontevedra, Merlo. Detuvieron a dos hombres más y dos mujeres, y en total se secuestraron $ 449.960, U$S 600, una tablet y 6 teléfonos celulares. Todos los detenidos quedaron a disposición de la Justicia por infracción a la Ley de Trata de Personas.