El remero de San Fernando que dominó el mundo y una sola derrota lo marcó para siempre
Alberto Demiddi fue uno de los deportistas olímpicos más importantes del país. Llegó a tres finales consecutivas del single scull. Ganó dos medallas. Falleció joven (56) y los reconocimientos, sobre todo en su zona, le llegaron después.
“Yo no soy humilde, es difícil serlo cuando lo que uno se propone es ser el mejor del mundo”. La frase corresponde a Alberto Demiddi, un sanfernandino a veces hosco, que quizás no caía simpático, pero del que no se podía dudar de su sinceridad: fue el remero más laureado de la historia argentina.
Campeón de todos los torneos posibles de la disciplina y doble medallista olímpico, Demiddi puso en el radar nacional un deporte que pasó de ser inadvertido a copar las transmisiones deportivas cada vez que él corría.
Alberto Demiddi y una vida ligada al agua
Demiddi nació el 11 de abril de 1944 a las orillas del Río de la Plata, en la ciudad de San Fernando. Inició su relación con el agua a través de la natación por herencia paterna: su progenitor era nadador de aguas abiertas. En el club San Fernando conoció el remo: primero fue en equipo, en embarcaciones con varios remeros. Al notar su potencia y su facilidad para la disciplina decidió largarse solo y se encontró con su especialidad, el single scull.
La familia Demiddi se mudó a Rosario, pero Alberto nunca dejó su nueva pasión: comenzó a entrenarse y a competir para el club Regatas, de la ciudad costera con el Paraná. De a poco empezó a destacarse y ya desde temprana edad se ganó el apodo que lo acompañaría el resto de su carrera: «La Máquina».
Los primeros logros de Demiddi
Ya compitiendo seriamente, Demiddi arrasó en el plano nacional: conquistó una docena de campeonatos seguidos de single scull entre 1962 y 1973. Sin rivales en la Argentina, se fue a conquistar el resto del mundo del remo.
En 1964 ganó el primero de los cuatro Sudamericanos que obtendría y fue finalista en los Juegos de Tokio. En el 67 fue dorado en los Juegos Panamericanos y en México 68, en su segunda intervención olímpica, se quedó con la presea de bronce.
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A partir del 69 su apellido se mezclaría en las primeras planas del deporte mundial: fue el ganador del Campeonato Europeo de Austria. Ya con chapa de sobra, el 6 de septiembre de 1970 llegó a donde siempre quiso estar: a lo más alto. Alberto Demiddi se consagró campeón mundial en Saint Catherine, Canadá. Ese logro tuvo mucha repercusión y una multitud lo esperó en su retorno a Ezeiza.
Munich 72: su mayor hazaña y su peor derrota
Ya con la fama de ser campeón del mundo, Demiddi representaba, en una época de vacas flacas, la chance argentina de recuperar protagonismo en los Juegos Olímpicos. Munich fue la sede en 1972 y la expectativa era gigante: José María Muñoz, uno de los relatores de fútbol más famosos de la historia del país, fue el encargado de transmitir la serie final del single scull.
Se disputó el 2 de septiembre, tres días antes de que se desatara la llamada Masacre de Munich, cuando un grupo fundamentalista palestino irrumpió en la Villa Olímpica, asesinó a 11 atletas de origen judío; en total hubo 17 muertos, porque los terroristas fueron abatidos y también falleció un policía. Ya para ese entonces se había consumado una derrota que Demiddi nunca pudo digerir, tanto que le costó aceptar haber ganado una medalla de plata.
«Fue un golpe muy duro. Yo ya era campeón argentino, sudamericano, panamericano, europeo, mundial… ¡me faltaba una sola! Cuando el alemán Gueldenpfenning se acercó para saludarme y me dijo ‘tú debiste haber ganado’, me dieron ganas de llorar. Fue la peor frustración de mi vida como deportista», recordó después de la carrera en la revista El Gráfico.
El oro se lo llevó el soviético Yury Malyshev, quien en la final superó a Demiddi por un segundo y 41 centésimas; ambos habían ganado sus respectivas semifinales con una performance muy superior del argentino, quien llegaba con el mejor tiempo clasificatorio a la regata decisiva, con una ventaja superior a los tres segundos respecto del que lo seguía en la nómina. De allí se entiende la frustración.
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“Hoy quiero averiguar dónde está el cementerio más cercano, para patear lápidas y tumbas durante algunas horas, y si me caigo por ventura en alguna fosa abierta, mejor que mejor. Hoy había un tipo que anduvo mejor que yo, que me encontró con un estado físico superior al de otros años, que no obstante me ganó sin atenuantes. Esto es lo que me quema por dentro y me destroza el corazón. Si al menos hubiese tenido la oportunidad de atribuir mi derrota, como una orza desviada, una colitis, un golpe muscular, o una partida en falso, quizás habría de donde tomarme para no sentir esta horrible depresión”, abundó en el testimonio publicado por El Gráfico.
De San Fernando y el paso a la inmortalidad
Apenas dos años después de la medalla plateada en Munich, Demiddi decidió retirarse. Hay quien dice que nunca se recuperó del golpe… Desde 1974 largó como entrenador de remo, en el Club Regatas La Marina de Tigre: allí formó a grandes deportistas náuticos para los siguientes años de Argentina.
Falleció temprano, el 25 de octubre de 2000, apenas a los 56 años. Un cáncer de estómago se lo llevó en su ciudad natal, San Fernando, cerca del río que lo vio crecer.
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Como suele ocurrir, los homenajes llegaron post mórtem: en 2003, el Senado Argentino decidió establecer el 11 de abril, fecha de su nacimiento, como el Día Nacional del Remero. Además, la Villa Olímpica de la Juventud de Buenos Aires, construida en 2018 para los Juegos de la Juventud, tiene una calle interna que lleva su nombre.