La increíble racha negra de Ricardo Infante, el goleador argentino reconocido por la FIFA como el inventor de la rabona
Surgió de Estudiantes y se retiró en Gimnasia. En 1948 convirtió un gol legendario, que le dio nombre a una de las jugadas más celebradas. Es el séptimo artillero histórico del profesionalismo, pero dejó el fútbol con dos manchas.
¿Cuántos millones de visualizaciones hubiera tenido hoy el gol de rabona que Ricardo Infante le convirtió el 19 de septiembre de 1948 al arquero Pedro Botazzi, en el partido que Estudiantes le ganó 3-0 a Rosario Central? Tres años antes de que empezaran las transmisiones televisivas en nuestro país y a mitad de un siglo que terminaría sin redes sociales, de aquella jugada solo queda el registro de las crónicas deportivas publicadas en diarios y revistas de la época.
El Ricardo Infante que se hizo la rabona
Fue justamente El Gráfico, semanario de leyenda en Argentina y buena porción de América Latina, el que le dio bautismo a la creación del delantero: “El Infante que se hizo la rabona”, tituló después de aquel golazo, el primero -a falta de otros documentos- del que haya memoria en los libros del fútbol mundial. Tuvo la particularidad, además, de que fue desde casi 30 metros, con aquella pelota mucho más pesada que las actuales.
Ese magnífico gol de Ricardo Infante, apodado Beto por su segundo nombre, fue uno de los 217 que convirtió durante casi dos décadas de fecundos rendimientos en las canchas argentinas. Nació el 21 de junio de 1924 en La Plata y fue Estudiantes, el lugar donde se formó como profesional, la institución que más disfrutó de su capacidad de romperredes. Con él y su socio Manuel Gerardo Pelegrina, otro atacante temible, transformaron al Pincha en un rival de riesgo para los grandes equipos de la década del 40.
Estudiantes se clasificó tercero en el certamen de 1944, detrás de Boca y River, y se subió otra vez al podio cuatro años más tarde, debajo de Independiente y los de Núñez. A Boca e Independiente, los respectivos campeones, les ganó como local, con papel destacado de Infante, quien nunca llegó a consagrarse como máximo goleador de una temporada pero figura séptimo en el ranking histórico de los artilleros del profesionalismo, encabezado por el paraguayo Arsenio Pastor Erico.
Salida y regreso de Infante al Pincha
La crisis provocada en Estudiantes por sus diferencias con las autoridades nacionales, que en 1953 resolvieron denominar Eva Perón a la ciudad de las diagonales, acabó por precipitar la salida de Infante, quien aceptó una invitación de su amigo Pelegrina para sumarse a las filas de Huracán. Juntos siguieron metiendo goles.
La calidad de Infante como delantero quedó demostrada con sus convocatorias al seleccionado argentino, en una etapa de nuestro fútbol durante la cual todos los cuadros contaban con un 9 de altísimo nivel: Jaime Sarlanga en Boca, Adolfo Pedernera en River, Rubén Bravo en Racing, Carlos Lacasia en Independiente, René Pontoni en San Lorenzo…
Infante marcó el 1-0 en la primera victoria de Argentina sobre España, en un amistoso disputado en 1952, en la capital hispana. En 1958, ya de vuelta en Estudiantes y con 34 años, integró el plantel que representó a nuestro país en el Mundial, el famoso Desastre de Suecia. Él no llegó a entrar en ninguno de los tres partidos, pero fue solidario con los compañeros que recibieron el escarnio público y los monedazos al aterrizar en el aeropuerto de Ezeiza.
Gimnasia, el inesperado último destino de Infante
Paradójicamente, para un hombre tan identificado con la camiseta albirroja, las últimas apariciones de Infante como futbolista profesional fueron en Gimnasia y Esgrima, el rival de todos los tiempos. Allí jugó durante 1961, convencido por un viejo amigo. En la primera fecha, con el Bosque lleno, metió un doblete para un impactante 7-1 a Ferro. Sumó otros cuatro goles más, pero lógicamente ya no era el de antes.
Convirtió 217 goles en 439 partidos, cifra que le permite estar todavía como el séptimo máximo goleador en la historia del profesionalismo en la Argentina. Sin embargo, nunca pudo ser coronado como máximo artillero de un torneo. Y tampoco pudo salir campeón.
Ya retirado se dedicó a la formación de los jóvenes, primero en el Lobo y luego en el Pincha. Roberto Rogel, Ricardo Rezza, Antonio Rosl, Julián Camino, Patricio Hernández, Néstor Craviotto y José Ponce fueron algunas de las figuras que ayudó a moldear.
Igualmente, al margen de ese aporte valioso, Ricardo Roberto Infante -fallecido el 14 de diciembre de 2008, a los 84 años- pasó a la historia como el autor del primer gol de rabona. “De hachita”, según su propia denominación. Un orgullo más para el fútbol argentino y, sobre todo, para el de La Plata.
Hacé tu comentario