Pilar: no sabe nada de mecánica y armó un auto en forma artesanal que ya empezó a competir en carreras de clásicos
A Eduardo Brandone le tomó cinco años hacer su creación, proyecto que debió interrumpir por la muerte de su hija. Apasionado del automodelismo, ya participó de las 24 Horas de Buenos Aires, en el Autódromo Juan y Oscar Gálvez.
Fue un trabajo de orfebre el que hizo Eduardo «Chaleco» Brandone, vecino de Pilar, para concretar un proyecto que comenzó con más ganas que conocimiento: construir un cyclekart, una réplica de autos de carrera de principios del siglo XX que se volvieron tendencia en los últimos años, en los que cada vez más gente se ha apasionado por diseñarlos, crearlos y manejarlos.
Para muchos, son «joyas» desde el punto de vista estético y artesanal y tienen un estilo muy similar al de los Alfa Romeo, los Bugatti o los Bolster de las décadas de 1920 y 1930. Según algunos relevamientos, con más de un centenar de estos vehículos, Argentina es el segundo país con mayor cantidad después de Estados Unidos. Y ahora uno de ellos está en el distrito del norte del Conurbano.
Eduardo, que ya conocía estas máquinas, tuvo la idea de fabricar uno y en 2018 puso manos a la obra. No lo detuvo el hecho de no tener demasiados conocimientos en mecánica, diseño de autos, electricidad o soldadura; decidió lanzarse igual a la iniciativa y poner mucho empeño en aprender lo que le sirviera para llevar a cabo su proyecto. «Arranqué con el chasis y, poco a poco, le fui dando forma en mi cabeza ya que no hice planos, y trabajaba por las tardes», comentó.
Sin embargo, en medio de ese proceso en el que se había embarcado, le tocó atravesar una de las etapas más difíciles de su vida. «En noviembre de 2019 abandoné el proyecto por la salud de mi hija Bárbara, que falleció en el 2020, y tuvimos la pandemia, así que hubo que esperar a que terminara el año», le contó a El Diario de Pilar. Retomó en 2021 «haciendo pieza por pieza con la amoladora, dibujando los metales en el torno, aprendiendo ya que no sabía el oficio».
El apoyo de sus conocidos para lograr su objetivo
Brandone se instaló en un taller de bombas diésel para poder trabajar. El espacio era de su amigo, Alejandro Paván, que «me cedió el espacio y todos los elementos para que yo pudiera trabajar, haciendo las cosas a prueba y error, y comenzaba a mejorar lo hecho. De vez en cuando pedía la opinión de ellos e intercambiamos ideas».
A su vez, otro amigo, Rafael Guarrera le «enseñó a soldar pero gran parte de soldaduras las hizo él». Y abundó: «También Fernando Andrada, mecánico de motores diésel del taller, me indicó sobre la transmisión hacia el diferencial y me facilitó piezas que pude adaptar para el cardan. Axel, el más joven del equipo, siempre me alcanzaba algo que se me caía o algo que me costaba ajustar por lo incómodo de la ubicación de la pieza».
Todos los que lo vieron encarar con tanta perseverancia y paciencia su proyecto le dieron una mano. Por eso, Eduardo fue agradecido con aquellos que lo acompañaron: «Los que apoyaron mi proyecto y me dieron una libertad de trabajo y de uso de todas las herramientas que es increíble. Por ello siempre voy a estar agradecido por la confianza en mi proyecto y las facilidades que me dio Paván».
No sólo el auto funciona, sino que ya compitió en marzo en la prueba de las 24 Horas de Buenos Aires, que se disputó en el Autódromo Oscar y Juan Gálvez de Capital Federal.
Cómo es el mini auto que fabricó el vecino de Pilar
El cyclekart que construyó Eduardo tiene 2,70 metros de largo; 1,10 metros de trocha y motor de 150 centímetros cúbicos de cilindrada marca Kymco y un diferencial de Siambreta Furgón. También tiene frenos a disco en las cuatro ruedas, con sistema hidráulico.
Su caja es de cinco velocidades seccionales, posee electro ventilador, suspensión trasera con elásticos, instalación eléctrica completa y amortiguadores de fricción. En el tablero instrumental cuando con canel de control de cambios de velocidades, cuentavueltas y velocímetro Orlan Robert con GPS.