Otro golpe de la inseguridad a la familia de Roberto Sabo, el kiosquero asesinado en Ramos Mejía
La suegra de su hijo Nicolás fue asaltada por motochorros: le gatillaron un arma en la cabeza pero la bala no salió. Fue a metros del kiosco donde mataron al comerciante el pasado 7 de noviembre. La impotencia de la familia.
A casi seis meses del brutal asesinato del kiosquero Roberto Sabo en Ramos Mejía, su familia no encuentra paz: volvió a sufrir un nuevo episodio de inseguridad con el asalto a la suegra de su hijo Nicolás, a metros del local donde sucedió el crimen.
La mujer, de nombre Marta y de 50 años, se encontraba en su auto haciendo reparto de su negocio de productos para mascotas por la zona de Avenida de Mayo y Alvarado, a una cuadra del kiosco donde mataron al comerciante, cuando fue asaltada por motochorros que la abordaron en el momento en que se subía al vehículo.
Le pusieron un arma de fuego en la cabeza para amenazarla y le robaron $10.000 en efectivo y la cartera, para darse a la fuga. En un momento de impotencia, la víctima los persiguió con su auto por unas diez cuadras, «y en el camino no vio ni un sólo patrullero», dijo Pedro Sabo, padre del kiosquero asesinado.
Nicolás, el hijo de Roberto, comentó que a su suegra le gatillaron el arma pero la bala no salió. «No la mataron de casualidad. Y se quejó: «Entiendo que lo de la inseguridad es una ruleta rusa, que le puede tocar a cualquiera, pero otra vez de nuevo a nosotros nos pasa. Parece joda».
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Luego, reveló que sigue trabajando en el kiosco, que desde el asesinato de su padre está con custodia policial. «Es disuasivo, porque está demostrado que a un par de cuadras de acá me pueden asaltar y matar igual tranquilamente», remarcó.
Confesó que, a casi seis meses del asesinato de Roberto Sabo, «de a poco uno se va acostumbrando a estar ocupado y volver a la vida», pero que luego del asalto a su suegra «no pude dormir, porque me revivió de nuevo todo lo que habíamos pasado «.
Finalmente, apuntó contra la política. «En la página web del Congreso, al ver los proyectos que se presentan, vi que estaban buscando prohibir la venta de purpurina en lugar de hacer leyes para cuidar que no nos maten por diez lucas. Por eso, este próximo 7 de mayo, además de conmemorar los seis meses de lo de mi viejo, vamos a pedir más seguridad porque los vecinos y comerciantes están hartos».
Cómo fue el brutal crimen de Roberto Sabo
El domingo 7 de noviembre pasado a las 14, Roberto Sabo (45) atendía su kiosco cuando dos delincuentes ingresaron a robarle: Leandro Suárez (29) y su novia de 15 años. Le dieron unos alfajores a una señora que estaba por comprar para despacharla y quedar a solas con él. Segundos después, lo mataron de cuatro disparos sin quitarle nada.
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La secuencia continuó con más delitos: los ladrones asaltaron a un remisero para robarle el auto y así poder escapar pero chocaron a tres cuadras, intentaron camuflarse en un supermercado y le robaron la moto a un repartidor para seguir su fuga. Efectivos de la Policía Bonaerense de la Comisaría 2° los terminaron apresando a 8 cuadras del lugar del asesinato.
Suárez había estado preso durante casi seis años y lloró para pedirle al fiscal Federico Medone, de la UFI Temática de Homicidios de La Matanza, que no le den cadena perpetua. Su cómplice, al ser menor de edad, era inimputable y terminó siendo liberada.
Tras el homicidio, la comunidad de Ramos Mejía explotó con una masiva manifestación de vecinos y comerciantes exigiendo seguridad que terminó en incidentes con la Policía. Luego de ello, el Municipio de La Matanza difundió un comunicado con la firma de más de 60 entidades del distrito con mensajes de apoyo a la familia de Roberto Sabo y una enumeración de los hitos de la gestión en materia de seguridad. Días después, a la zona arribaron más de 200 efectivos de Gendarmería Nacional para hacer operativos de saturación y prevención.