Memorias de una primera vez: el equipo que unió a Julio Falcioni y Banfield en un gran desahogo
En 2009, el club y el director técnico se sacaban por fin las ganas de gritar campeones después de mucho tiempo de postergaciones. El Taladro esperó 113 años; el Emperador, poco más de una década. Cómo se gestó aquella campaña.
El Banfield de Julio César Falcioni es una de las gemas inolvidables del Sur y brilló en la década del 2000, una de las mejores en la historia del Taladro: arrancó con el título de la B Nacional en 2001 y terminó con la vuelta olímpica en la Bombonera, en 2009, de la mano del Emperador, con los goles de Santiago Silva y un equipo que salía de memoria.
Banfield es uno de los pioneros del fútbol argentino. Fundado en 1896, en sus primeros años deambulaba entre las divisiones Segunda y Tercera hasta que se convirtió en un habitué de la Primera. Entre 1920 y 1935 se dio el mayor tiempo del Taladro en la máxima categoría. Sin embargo, siempre volvió a lo grande: siete de sus ocho ascensos fueron con título incluido.
El Emperador de Banfield
Precisamente el retorno de 2001 le traería en años posteriores sus mayores alegrías. En el año 2003 contrató al técnico más importante de su historia: Julio César Falcioni comandó a un equipo que finalizó tercero en la temporada -solo detrás de Boca y River, los campeones del Apertura 03 y el Clausura 04, respectivamente- y clasificó por primera vez a Banfield a un torneo internacional. En este caso fueron dos: Sudamericana 2004 y Libertadores 2005.
En la Sudamericana se fue rápido, eliminado por el siempre bravo Arsenal de Sarandí, pero en la Libertadores estuvo a un gol de ser semifinalista. Semejante campaña con recursos modestos le valió a Falcioni su traspaso a Independiente. Luego de dirigir a otros clubes, el Emperador volvió a Banfield en 2009 para comenzar su segundo y más celebrado ciclo. Tras un flojo comienzo en lo que restaba del Clausura, el DT tuvo fuerzas para seguir y logró su premio.
Brian Castaño, aquel pibito de Casanova que no iba al boliche porque soñaba con ser campeón
Por ello lo fuerte del desahogo del club que debió esperar 113 años para pegar el grito más grande de su historia. Y también lo fue para el técnico: después de una carrera llena de éxitos como futbolista que con el América de Cali supo ganar cinco títulos consecutivos y jugar tres finales de Copa Libertadores, llevaba 11 años intentando abrazarse a la gloria como entrenador, desde su comienzo en 1998 con Vélez Sarsfield.
Así lo reflejaba el propio Falcioni en el libro oficial que Banfield publicó para homenajear al campeón, que llevó por nombre La Gloria.
“Como en mi época de futbolista jugué mucho tiempo fuera del país y cuando no había tanta trascendencia mediática, siempre supe que no era un desconocido pero que sí debía comenzar de cero. Remé mucho y desde muy abajo. Empezando en Divisiones Inferiores, como entrenador de arqueros, yendo a mirar rivales, pasando informes… Transité por todos los caminos que tiene que pasar un técnico para llegar a dirigir en Primera División. Me inicié en las Inferiores de Atlanta, en el Nacional B. Luego en las de Vélez, en donde también pude iniciarme en el fútbol grande, allá por 1997. Fueron los lugares en los que fui aprendiendo, quemando etapas, y sumando cosas para poder desarrollarme como técnico”, recordó.
El camino a la gloria de Banfield
El Apertura 2009 no fue un torneo más en la Argentina: marcó el inicio de la era de Fútbol para Todos, con la transmisión de todos los partidos del campeonato de Primera División en canales de aire. Diego Maradona era el técnico de la Selección Argentina: desde su cargo y atendiendo a su ideología, había sido parte del lanzamiento de la nueva etapa en un acto con la entonces presidenta Cristina Kirchner y el todavía presente jefe de la AFA, Julio Grondona.
El comienzo del certamen fue en el penúltimo fin de semana de agosto, pero para Banfield el campeonato empezó a jugarse a mediados de julio, en plena pretemporada en una Mar del Plata congelada. Así lo reflejó Falcioni en el prólogo que llevó su firma en aquel libro del campeón: “’Debutamos con River’”, me dice un dirigente. Y entendí que de inmediato se lo tenía que transmitir a los jugadores. Me paré cerca de la pista atlética y les pegué el grito: ‘Tenemos que correr más fuerte las dos vueltas que quedan porque el primer partido es contra River’. Salieron eyectados, volaron como nunca lo hicieron en toda la pretemporada. Ahí empezó a moldearse este gran equipo”.
El técnico supo que “algo había nacido: el afán de hacer historia y de marcar un mojón imborrable en Banfield y en el fútbol argentino, porque solo un equipo iba a lograr ganar el primer campeonato en la centenaria historia del club”. En sintonía con aquella energía acumulada en esa pretemporada, la campaña no podía arrancar de mejor manera.
Y así fue. El 23 de agosto recibió a River en el Florencio Sola y lo despachó 2-0 con goles de su delantera uruguaya: Santiago Silva y Santiago Fernández, un grandote por adentro y un rápido por afuera, un Tanque y un Papelito. En la cuarta jornada llegó el clásico con Lanús, de visitante: el Banfield de Falcioni se impuso 2-1, con un doblete de su rapado goleador. La ilusión era grande, aunque el rival de las primeras fechas también: el Estudiantes de Alejandro Sabella, flamante campeón de América.
Tres empates consecutivos (Colón, Atlético Tucumán y Arsenal) lo alejaron de la pelea. Pero la paridad del torneo le dio la posibilidad de volver a la lucha con un par de triunfos: la racha de victorias se cortó ante Racing. En esa derrota perdió la punta, que quedó en manos de Newell’s (al que había derrotado 2-1 en el tramo inicial del torneo).
En la fecha 17 el Banfield de Falcioni se adelantó y venció a Huracán. Quedó a la espera de que la Lepra perdiera puntos y sucedió: cayó en Rosario frente a Arsenal y el equipo de Julio César quedó dos puntos arriba. En la penúltima jornada, NOB ganó y Banfield sufrió hasta que llegó el agónico cabezazo de Víctor López, a cinco minutos del final, para vencer al Matador de Victoria.
La tarde del desahogo del Banfield de Falcioni
En la 19, Banfield visitaba al irregular Boca de Alfio Basile, en su segundo ciclo, mientras que Newell’s recibía al San Lorenzo de Diego Simeone. Esa tarde del 13 de diciembre de 2009, el inoxidable Martín Palermo aventajó rápidamente a Boca. Para tranquilidad de los miles de hinchas del Taladro que ocupaban la bandeja superior de la Bombonera, Fabián Bordagaray -actual integrante del plantel banfileño- convirtió el 1-0 de CASLA en Rosario.
El Banfield de Falcioni jugó más pendiente de la radio y del tablero electrónico que informaba el resultado de Newell’s que de su propio partido. Los dos que peleaban el título cayeron 2-0 y la alegría fue para el conjunto del Sur del conurbano bonaerense.
Apenas un par de años antes, Lanús había dado la vuelta en La Bombonera y el Taladro lograba la misma gesta. Además de los banfileños que colmaron su bandeja, un repleto Florencio Sola festejó el campeonato aquella tarde.
Los nombres que quedaron en la historia
El Banfield de Falcioni tuvo un equipo titular que prácticamente salía de memoria y otros nombres que aportaron lo suyo. Cristian Lucchetti; Julio Barraza, Sebastián Méndez, Víctor López, Marcelo Bustamente; Marcelo Quinteros, Roberto Battión, Walter Erviti, James Rodríguez; Fernández y Silva; el 11 recordado por los hinchas. Además de la magia de James, la inteligencia de Erviti, la elegancia de Battión y la firmeza de la zaga central, fueron importantes Maxi Bustos, Santiago Ladino y Julio Marchant.
Es imposible dejar de lado a Javier Sanguinetti, el jugador con más presencias como futbolista en la historia de Banfield. El Archu se había retirado un año antes y se sumó al cuerpo técnico de Falcioni. De esa manera, uno de los emblemas del club pudo coronarse campeón con la camiseta de sus amores. La misma que hoy defiende como entrenador principal.
Aquel Banfield fue un fiel equipo de Falcioni, con una estructura defensiva granítica por la que apenas recibió 11 goles en 19 partidos, pero también con un ambicioso plan de ataque por el que juntó varios jugadores de buen pie. Ellos eran la usina de fútbol que abastecía a Silva, el goleador con 14 de los 25 tantos que anotó el Taladro en aquel certamen.
En los 12 triunfos que logró, solo en tres ganó por más de un gol de diferencia, y todos fueron en el Florencio Sola: el mencionado 2 a 0 sobre River y sendos 3 a 0 contra Godoy Cruz y Vélez Sarsfield. Pero no hay fría estadística que permita parangonar lo que representó, y aún representa aquella conquista para Banfield. Tanto que lo dicho por Falcioni en aquel libro celebratorio mantiene una perenne vigencia.
El emotivo gesto de Arsenal con un DT argentino que tiene cáncer y estaba varado en Perú
“Seguramente que como el buen vino, este título se irá saboreando mejor con el paso del tiempo. Ojalá vengan más triunfos, pero éste fue el primero. Y el primero se recuerda por siempre. Tal vez es el más emotivo, el más trascendente, el de mayor festejo, y aspiro a que podamos tener más triunfos y ser parte de ellos. Pero este va a ser el más importante porque es el que cambió la historia”.