Villa Bosch: la lucha de Lucas Benítez, el multicampeón nacional de patín que hace acrobacias en el subte para vivir
Tiene 35 años. Nació con un angioma que reduce su visión y que también le dio su apodo, Mancha. Aunque la rompe en su deporte, todos los días debe a la línea B, su lugar de trabajo.

Más allá de la necesidad económica, Lucas busca "alegrar el viaje de los pasajeros".
Practicar un deporte amateur puede ser muy gratificante, pero en escasas ocasiones representa un beneficio económico. Por eso Lucas Benítez (35), el vecino de Villa Bosch que es multicampeón nacional de patín, todos los días sube a la línea B del subte, que se convirtió en su lugar de trabajo y es lo que le permite vivir.
Si bien a veces la rutina se le puede hacer cuesta arriba, él ya acostumbrado a tener lucharla, ya que nació con un angioma plano, afección causada por la proliferación de pequeños vasos sanguíneos superficiales que resultan en una mancha de color rojo o violáceo que no se eleva sobre la piel.

Ese angioma fue lo que le provocó una reducción de su visión en el lado izquierdo y también le dio su apodo, “Mancha”, a raíz de cómo luce su rostro. Pero nada de eso lo afectó anímicamente: «Yo no tengo ninguna discapacidad y no le voy a sacar el puesto a chicos que sí la tienen”.
Las anécdotas en el subte del vecino de Villa Bosch
También señaló que “laburo en un subte y vivo de esto. Cobro una pensión no contributiva que me ayuda a pagar mis entrenamientos y algunas competencias, pero puedo sustentarme con el trabajo». Y si bien puede realizarse tratamientos láser en su cara, sabe que son muy invasivos y muy costosos, por lo cual ya lo descartó.

Ganador de cinco medallas de oro y una de plata en campeonatos nacionales, a la hora de subir al subte busca los vagones más vacíos, ya que necesita espacio para poder desplegar su show de piruetas que realiza colgándose de los caños y patinando a bastante velocidad.
Su principal objetivo, aseguró, es «alegrar el viaje de los pasajeros». Y en cuanto a la recaudación dijo que «el precio va variando según el humor y el momento del mes, pero en general estoy en los $20.000 por día. Un buen sueldo quizás un domingo está alrededor de $40.000».
Como anécdota de su trabajo contó que «hay gente que me dijo que tenía fobia al subte y que la perdió gracias a lo que hago. Y otro pasajero un día me dijo que iba a una entrevista de trabajo y le transmití buena energía para afrontarla. Es para mí no tiene precio».
La gratificación es tanta para él que no se queja tampoco de no tener descansos, feriados ni vacaciones: «Voy todos los días al subte y me encanta. A veces también trabajo en el Tren Urquiza, porque me lleva para Bosch, que es donde vivo. Lo que más me gusta es ver cómo es que la gente se desconecta del celular y se detiene a grabarme, sale un poco de su realidad… Yo creo que me ayudan porque le hago un bien».
Su desafío en el patín
Con su esfuerzo diario, Lucas continúa construyéndose la casa, algo que avanza de a poco gracias a lo que gana en el transporte público y, también, a la pensión que recibe y a algunas clases de patinaje que brinda. Aunque esto último no es lo que más le gusta hacer, según confesó.

De cara al futuro, su proyecto es poder federarse en 2026 para seguir avanzando con su carrera deportiva. Y mientras tanto planea continuar con sus shows en el subte, para seguir sacándoles sonrisas a los pasajeros.
Asimismo, y como suele hacer todos los años, cuando llegue el verano se trasladará a la costa atlántica para realizar «temporada» de verano. En su perfil de Instagram siempre comparte las imágenes de sus rutinas en las que patina entre la gente y, luego, acepta las colaboraciones de los espectadores.
De igual manera, si alguien desea colaborar con él puede hacerlo donando al alias “patin.lucas”. Así también se lo estará ayudando a poder dedicarse con mayor tranquilidad a competir en el patín, el deporte que ama y en el que tanto se destaca.







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