La jubilada de Claypole que creó una app a favor de la salud domiciliaria en tiempos de Covid-19

Ya jubilada luego de una larga vida laboral en la que se desempeñó como enfermera y médica, la vecina de Claypole Susana Martín bien podría haber decidido quedarse reposando y disfrutando de la nueva etapa de su vida. Pero no, decidió guiarse por su instinto y a sus 68 años creó una app con la que busca recuperar algo que fue un sello de sus años como trabajadora y que la pandemia pareció dejar atrás: la atención domiciliaria de la salud.

«Toda mi actividad profesional como enfermera la desarrollé en domicilio, ya como médica no tanto, pero siempre supe que el de las viviendas era un ámbito laboral muy rico, porque hay muchas necesidades en cuento a lo que es la atención sanitaria que no están satisfechas. Y eso no lo sé desde ahora, lo tengo en claro desde siempre por el ejercicio de mi profesión», relató a Zonales la jubilada que en 2020 armó S.O.S. GALYC.

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Pero quién mejor que Susana para explicar qué la llevo a emprender semejante desafío: «Cuando empezó la pandemia, estás necesidades se potenciaron. Simplemente se puso en evidencia lo que habíamos visto durante tantos años. Fue un impacto emocional para todo el mundo. Y algo había que hacer. Quedarse encerrado llorando era muy fácil. Lo hicimos la mayoría, pero también había que hacer otras cosas. Entonces se me ocurrió desarrollar la aplicación».

«Cuando terminé de definir la idea lo hablé con mi marido y con mis hijos. Todos estuvieron de acuerdo en darle para adelante. Contactamos a profesionales que se ocuparon del desarrollo, porque nosotros no sabíamos del tema, y comenzó todo un idea y vuelta para pulir las ideas que nos llevó un año y para el que tuvimos que invertir los ahorros de toda nuestra vida», contó la jubilada de Claypole.

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La referencia a la aprobación de su familia no fue una cosa menor para la mujer que desde 1981 vive con su marido en uno de los «chalecitos» del Barrio Don Orione de Claypole. El GALYC con el que bautizó a su creación responde a las iniciales de los nombres de sus cuatro hijos: Gastón, Anahí, Leandra y Carlitos.

Luego, Susana explicó qué la llevó a pensar en la necesidad de la aplicación: «Si uno se pone a ver qué es lo que más se desea en una atención sanitaria, por un lado es inmediatez, que en este contexto de pandemia la mayoría de las obras sociales no te ofrecen, y, por el otro, la presencialidad. El encierro al que nos llevó el Covid-19 hizo que el cara a cara con un profesional se viera reemplazado por una pantalla o por un teléfono y los que estudiamos sobre el tema sabemos que nada puede reemplazar al acto médico presencial».

Cómo funciona la app made in Claypole

Según explicó Susana, S.O.S GALYC se puede utilizar desde cualquier celular sin costo. «La gente no tiene que pagar por la app, ni para bajarla ni para mantenerla. Como paciente tenés la aplicación en tu teléfono y pedís al médico o profesional que necesitás. El que esté más cerca ve el mensaje y se contacta para saber qué es lo que se requiere. A partir de eso se fija un costo, que es ajeno a nosotros porque lo pone el prestador, y una vez que se hace el pago virtual, se efectúa la consulta presencial en el domicilio. Funciona todo de manera muy simple».

Desde el origen de la iniciativa, la voluntad de Martín no fue centrarse en lo estríctamente médico en sí, sino ofrecer un abanico más amplio en cuenta a prestaciones de salud. Por eso, en la aplicación se puede contactar a clínicos, pediatras, personal de enfermería, psicólogos, kinesiólogos, podólogos y veterinarios.

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«Buscamos que no sólo sean médicos a domicilio, por eso en esta primera etapa arrancamos por siete especialidades. La pandemia puso en evidencia muchas patologías que tienen que ver con la salud mental, por ejemplo. Ante una crisis de angustia, de pronto una persona llama a su obra social y le dan turno para 15 o 20 días, cuando en realidad necesita ahora la atención porque hay cosas que no podés dejarlas en stand by. Algo parecido pasa con las mascotas, al habernos alejado de nuestros afectos, el encierro hizo que mucha gente adoptara perros o gatos que pasaron a formar parte del círculo familiar y requieren de atención», explicó la jubilada.

En cuento a los profesionales, tampoco deben pagar por anotarse en el servicio pero, como ocurre con la apps de transporte como Uber o Cabify, por ejemplo, un porcentaje de lo que cobran queda para los gastos de mantenimiento de la aplicación.