Un intendente pasó del elogio al pronóstico oscuro y reavivó la interna en el Frente de Todos

La lava sigue incandescente en el Gran Buenos Aires para el Frente de Todos después de la derrota en las elecciones primarias. Por eso, mientras el oficialismo intenta reacomodar sus piezas con esquemas que intentaron ganar en peso político tanto en la Nación como en la Provincia, entre algunos referentes del Conurbano aún se mira de reojo las estructuras de gestión y de campaña que el kirchnerismo tuvo de cara a las PASO, que en territorio bonaerense redundó en una caída por más de cuatro puntos ante Juntos por el Cambio. Y de cara a los comicios generales del 14 de noviembre, hay intendentes que ya dan por perdida la batalla provincial.

Algunos lo sugieren por lo bajo pero hubo uno en particular que eligió romper el halo del off the record para decirlo abiertamente, aunque con algunos dobleces en su discurso. Es el caso de Ariel Sujarchuk, intendente de Escobar que ya en la semana posterior a las PASO había filtrado en los medios que estaba analizando la posibilidad de dejar el Frente de Todos, disconforme sobre todo con la gestión bonaerense. Después de haber ablandado su relación con la gobernación, sobre todo con mensajes de cercanía en las redes sociales, el jefe comunal quebró una lanza al asegurar que “no hay manera de revertir la derrota” en las primarias.

Los mensajes pendulares del intendente de Escobar

Sujarchuk fue uno de los intendentes que ganó en su territorio, pero en un distrito que tiene uno de los padrones más bajos del GBA. La lista apadrinada por el intendente, que fue encabezada a nivel local en la nómina de concejales por María Laura Guazzaroni, se impuso por hasta siete puntos por encima de los votos sumados por la interna de Juntos por el Cambio.

En Escobar, el Frente de Todos llegó a un tope de 45.000 votos en la elección de concejales y consejeros escolares (41,1%), pero se vio una merma de casi 2.000 sufragios en la lista de diputados nacionales (36,6%). Juntos por el Cambio mantuvo cifras más uniformes, de unos 38.000 votos, lo que dejó más en evidencia que hubo corte de boleta en contra de la nómina liderada por Victoria Tolosa Paz.

La primera reacción de Sujarchuk tras las elecciones del 12 de septiembre fue de silencio oficial y bajo perfil en las redes sociales, con publicaciones de gestión local. Incluso no concurrió a la convocatoria realizada por la Gobernación en la semana posterior a los comicios.

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Recién se pronunció públicamente en Twitter, de modo celebratorio, cuando Axel Kicillof designó a Martín Insaurralde como jefe de Gabinete, a Leonardo Nardini como ministro de Infraestructura y a Cristina Álvarez Rodríguez al frente de la cartera de Gobierno.

La semana pasada sí acudió al encuentro de la Mesa de Gestión Política entre el gobernador e intendentes en La Plata, el que compartió con otros referentes del Conurbano, entre ellos Fernando Espinoza (La Matanza) y Alberto Descalzo (Ituzaingó).

Y este domingo pasado saludó a Kicillof por su cumpleaños en las redes sociales, a quien ponderó “por el compromiso de siempre” y le deseó “que este año nuevo te encuentre cumpliendo todos tus sueños y proyectos”, que dijo estar “convencido que son los mismos de todos y todas las bonaerenses”.

El oscuro pronóstico de Ariel Sujarchuk

Parecía que todas las diferencias estaban zanjadas, hasta que el intendente de Escobar trazó, en declaraciones al diario Clarín, un panorama negativo camino a las elecciones generales del 14 de noviembre, cuando el kirchnerismo deberá revertir una desventaja superior a los 360.000 votos en la provincia de Buenos Aires.

«No hay manera de revertir en noviembre la derrota de las PASO. Debemos ya ponernos a pensar cómo refundar el Gobierno y recuperar las bases por las cuales nos eligieron. Hay que tomar conciencia de que la gente se siente cada más lejos de las propuestas del Gobierno porque sencillamente no las entiende y no ve el rumbo», aseveró el jefe comunal.

Argumentó, en tal sentido, no percibir “vocación de cambiar en serio ni valentía de promover una verdadera renovación para interpretar las demandas de la gente, que son muy claras y no pueden esperar”. Y que estuvieron “una semana paralizados para hacer cambios transitorios de un gabinete nacional con ahora funcionarios que perdieron su elección».

Según el intendente de Escobar, los cambios en la Nación no repercutirán en el resultado electoral. «Confunden hasta a nuestros votantes, que no sienten expectativas que lo que se hizo mal vaya a cambiar», aseguró.

Sostuvo, incluso, que se decidió a “hacer público algo que vengo sintiendo con tristeza desde hace tiempo” y que no es “el único que lo piensa, sino todo lo contrario”. “La mayoría comparte mi visión. Pero no quiero involucrar a nadie y cada uno maneja sus tiempos», dijo.

Los cuestionamientos también llegaron a Kicillof. «El gobernador se encerró junto a su anterior Gabinete, muchos de los cuales siguen en otros puestos de la administración. A nosotros nos oía pero no nos escuchaba», describió en referencia a los intendentes del Frente de Todos.

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Y diagnosticó que el volantazo en el gabinete de la Provincia, sobre todo con el corrimiento de Carlos Bianco de la Jefatura de Gabinete y de Agustín Simone del área de Infraestructura, llegó porque «se los impusieron los intendentes y dirigentes que también viajaron a El Calafate para lograr que Cristina Kirchner intercediera. “Está claro que el gobernador resistió modificar la estructura de su gobierno. Hay que ver si realmente aceptará la incidencia de los que se sumaron para tratar de reencauzar el rumbo. Y me parece que lo que Cristina y Máximo Kirchner se dieron cuenta es que si no se intentaba un cambio de timón, se le venía una rebeldía de los intendentes del GBA», enfatizó.