Una tía, una sobrina y un hombre descuartizado: la impactante historia del crimen que conmueve a Pontevedra
Harold Canelo Crespín tenía 34 años y era obrero de la construcción. Parte de su cuerpo fue encontrado por chicos que jugaban al fútbol en un descampado. La Policía detuvo por el brutal homicidio a dos mujeres de 41 y 26 años.
La investigación del crimen de Harold Canelo Crespín, quien tenía 34 años y fue hallado descuartizado el jueves de la semana pasada por chicos que jugaban al fútbol en un descampado de Pontevedra, partido de Merlo, sigue aportando detalles escalofriantes a partir de las declaraciones de las detenidas y a otros elementos que fueron surgiendo en la investigación.
Por el momento, la Policía atrapó a dos sospechosas por el brutal homicidio: Norma Beatriz González, de 41 años, y Eliana González, de 26 años y sobrina de la otra acusada. Ambas fueron identificadas a partir de las imágenes proporcionadas por las cámaras de seguridad cercanas al lugar del hecho.
La menor de las mujer se negó a declarar en las últimas horas ante el fiscal Sergio Dileo de la Unidad Funcional de Instrucción 6 de Morón, quien tiene a su cargo de la pesquisa, pero de todas maneras quedó imputada por el homicidio al igual que su tía, quien sí respondió a las consultas de la Justicia.
Según trascendió, dijo ser «inocente» y explicó que «no sabía nada de lo que había hecho su sobrina» y que sólo la había llevado «a varios lugares que ella le había pedido». En tanto que en la investigación se estableció que Canelo Crespín, de nacionalidad peruana, fue atacado en su vivienda de la calle Espejo 1245, localidad de Pontevedra.
Del resultado de la autopsia surgió que el hombre fue asesinado de al menos tres puñaladas en el cuello y que presentaba múltiples heridas de arma blanca en la cabeza, tórax y espalda, además de golpes. Fuentes consultadas por Télam agregaron que Canelo Crespín también estaba amordazado.
Y el médico legista que revisó el cuerpo en el lugar del hallazgo también había constatado que la víctima tenía hundimiento de cráneo a raíz de un posible golpe con un objeto contundente, además de tener las extremidades amputadas, las superiores a la altura de los codos y las inferiores por debajo de las rodillas.
Cómo fue el hallazgo del cuerpo en Pontevedra
El hallazgo del cuerpo se produjo en la tarde del jueves, cuando unos niños que jugaban a la pelota en un terreno baldío ubicado en la calle Espejo, cercano al cruce con Victorino de la Plaza, en Pontevedra, lograron divisar el contenido de una bolsa negra semiabierta, por lo que dieron aviso a un adulto, quien constató que se trataba de un cadáver y llamó al 911.
Al lugar acudieron efectivos de la comisaría 5ta. de Merlo, quienes preservaron la zona y dieron cuenta de la presencia del cuerpo de un hombre, al que le faltaban sus brazos y la parte inferior de sus piernas y que tenía sus ojos tapados con varias vueltas de cinta de embalar transparente.
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También se halló un bolso deportivo negro que contenía dos cuchillos, una hoja de sierra blanca, una frazada verde estampada, una sábana blanca con vivos rojos, una camisa a rayas y un jean con cinto negro, todas las prendas con manchas de sangre.
Al inicio de la investigación, y cuando todavía no se sabía quién era la víctima, los pesquisas pensaron que podía tratarse de un crimen mafioso o un ajuste de cuentas ligado al narcotráfico. El torso encontrado no tenía ningún tipo de identificación, por lo que buscaron en la bolsa si había algún DNI, tarjeta o algo por el estilo, pero no se encontró nada.
Desde la Fiscalía, pensaron en difundir el rostro de la víctima para que alguien pudiera reclamar el cuerpo. Pero justo antes de eso, se presentó en la Policía un vecino de la zona para decir que hacía algunos días que no veía a Canelo Crespín y sospechaba que podría tratarse de la persona asesinada. Efectivamente, cuando le mostraron el rostro, lo reconoció.
Luego, tras el relevamiento de las cámaras de seguridad de la zona, personal de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Morón identificó como sospechosas a ambas mujeres y las detuvo.
Las hipótesis sobre el brutal crimen
Canelo Crespín había llegado de Perú hacía casi 10 años y trabajaba como obrero de la construcción. No tenía familiares en el país y, según se detalló, habría comenzado una relación amorosa con la menor de las detenidas.
Según la reconstrucción que realizó el fiscal, en base a imágenes aportadas por vecinos, Crespín recibió el martes por la noche a la joven en su casa. Pasaron juntos la que sería la última noche del hombre vivo. “No era una pareja constituida ni formal, se veían cada tanto. Ella vivía con sus padres a pocas cuadras. Se habrían conocido porque él, que era obrero de la construcción, hizo algunos trabajos por la zona”, explicó uno de los investigadores ante la consulta de Infobae.
Las cámaras de seguridad relevadas por el fiscal, muestran al hombre comprando en un kiosco de la cuadra el miércoles a la mañana. Se lo ve con la misma remera roja con la inscripción “Lovewalk” con la que fue encontrado su torso algunas horas más tarde.
La hipótesis de la fiscalía indica que ese mismo miércoles, el vecino de Pontevedra fue atacado en el interior de su casa. Según se desprende de la autopsia, primero recibió un fuerte golpe con una maza en la cabeza y luego fue acuchillado decenas de veces. Una vez muerto, alguien tomó una sierra y comenzó a cortarle sus extremidades. Se cree que primero comenzaron con las manos y los brazos hasta el codo.
Luego siguieron con los pies y las piernas hasta la rodilla. “Los cortes indicaban que habían sido realizados con una sierra, por lo tanto se cree que quien hizo esto cortó lo que pudo y cuando no pudo desmembrar más, descarto el torso”, explicaron desde los tribunales de Morón.
La brutalidad del crimen cometido en Pontevedra le hace pensar a los investigadores que no fue cometido por una sola persona. Lo cierto es que, siempre según la hipótesis que sigue la investigación, la atacante se deshizo de las extremidades del cuerpo en la madrugada ya del jueves, para luego descartar finalmente el torso en el baldío de la vuelta de la casa de la víctima.
Con el crimen ya consumado y el cadáver desmembrado fuera de la casa, la mujer volvió al domicilio de Canelo Crespín, probablemente para buscar algunas de sus pertenencias. A las 14.21 de ese día, una cámara la capta saliendo de la propiedad con una sonrisa de oreja a oreja.
Luego, se la ve subir a un Ford Sierra en el asiento del acompañante. Quien manejaba era otra mujer. El seguimiento de cámaras de seguridad de Merlo se pierde a las pocas cuadras, pero la patente quedó registrada. Con esa información, la Fiscalía ordenó la detención de tía y sobrina. El presunto objetivo del homicidio sería quedarse con la casa de la víctima.