La heladería que nació en un garaje de Victoria, llegó a todo el Conurbano y regala cinco toneladas de helado
Se trata de Daniel, fundada en 1978 por un vecino llamado Daniel Paradiso. Hoy tiene 78 sucursales en Capital Federal y el Gran Buenos Aires, donde se entregarán miles de tacitas de helado para celebrar su 44° aniversario.
Pasaron casi 44 años de aquella primera producción artesanal en un garaje de Victoria -partido de San Fernando- y la heladería Daniel es, hoy, muy famosa en la Capital Federal y el Conurbano. Prueba de ello son sus 78 sucursales. En ellas, este miércoles 5 de octubre, entre las 16 y las 19, se regalarán tacitas de helado a la gente por un nuevo aniversario de la marca. Entre todos los locales, se repartirán cinco toneladas.
Daniel Paradiso (62) es el fundador de la empresa que hoy factura cientos de millones de pesos anuales y que comenzó con esta tradición de celebrar con su gente en 2016. Sus hijas, Flor (35) y Sol (38), quienes están a cargo del negocio familiar, entregaron 15.500 tacitas de helado (mil kilos) ese año. En 2017 regalaron 1500 kilos y en 2019 casi 2000.
Conocido por haber creado el «súper dulce de leche», Daniel Paradiso también se adjudica haber inventado otros diversos sabores (más del 75% aptos para celíacos) que hoy forman lista de los más de 70 que tienen sus locales: algunos de ellos son el Nuteca (base de chocolate, vainillas en licor y nutella), alfajor de chocolate (en honor al alfajor marplatense), Dani Snick (receta de las barras Snicker), bombón suizo (simulando al tradicional bocadito argentino Cabsha), Frutti Pause (una adaptación helada del Lila Pause); Delicias de la isla (crema veteada con salsa de ciruela genovesa y nueces pecan) y el hoy popular Marroc (en honor al bocadito de chocolate y pasta de maní).
De un garaje de San Fernando a Capital y todo el Conurbano
La historia de Paradiso con los helados comenzó cuando tenía 12 años y comenzó a trabajar en la heladería del barrio, que le pertenecía a un vecino llamado Roberto. Allí se desempeñó durante seis años y luego empezó a pensar nuevos rumbos laborales.
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«Tenía claro que quería ser independiente, trabajar por mi cuenta. A los 19 años, me dedicaba a la electricidad, soy técnico electricista y es allí cuando cruzo a Roberto y me dice: ¿Por qué no te pones una heladería? Vos sabés, yo te doy una mano, buscate un local, comprá unas máquinas usadas y empezá'», relató.
Alquiló un garaje en la zona de Victoria en 1978 por sus limitaciones económicas y empezó allí a producir 13 sabores junto a su ex mujer. «Las ollas me las dio mi abuela, con las que preparaba los fideos para todos y con un motor de lavarropas hicimos un exprimidor de limones. No teníamos antecedentes de comerciantes. Mi papá era carpintero y mi mamá ama de casa. Igual, ellos ayudaban», contó.
Remarcó que el nombre de su marca se lo puso porque «si Roberto le puso así al suyo, yo le iba a poner mi nombre también». Detalló que abrió la heladería unos meses después y desde entonces el negocio no se detuvo. «La primera sucursal la puso mi hermana, en La Horqueta, en 1985, la tercera en 1987, en una avenida a 5 cuadras de la cancha de Tigre; la próxima llegó en 1996, en San Isidro, luego una en Martínez, en 1999».
Más allá de eso, durante 20 años sólo hubo cinco franquicias. En 2012 llegó a 12 locales y en los últimos tres años duplicó sus sedes. Fabricando desde hace años el helado en una planta en Garín, en el partido de Escobar, no perdió su idiosincrasia de empresa familiar, dado que uno de sus yernos, Javier, está encargado de ese espacio industria donde producen más de un millón y medio de kilos de helado anuales.
Igual, Daniel reconoce que el método de producción es «low cost» y aseguró que «queremos ser los líderes de las segundas marcas. Apoyamos a las franquicias con las promociones. Empatizamos con ellos, evaluamos la zona, el lugar, queremos que les vaya bien, terminan siendo nuestros socios».