La lucha de Gustavo Moreno, el director de orquesta que perdió la memoria y se convirtió en uno de los mejores del mundo
En 2023 sufrió un accidente isquémico transitorio. Recuperado al 90%, obtuvo la medalla de bronce en un festival internacional en Viena, al que fue invitado por su destacado trabajo con las orquestas de Esteban Echeverría y Florencio Varela.
"Lo más difícil fue lidiar con las secuelas cognitivas", dijo el músico.
La suya es una de esas historias de resiliencia que conmueven. En 2023, Gustavo Moreno (41), director de orquestas de Esteban Echeverría y Florencio Varela, sufrió un accidente isquémico transitorio que le produjo una pérdida de memoria y le afectó su concentración. Luego de un duro proceso, logró recuperarse en un 90%. Y el destino compensó su esfuerzo, ya que desde el Conurbano viajó hasta Viena para convertirse en uno de los mejores músicos del mundo.
De manera totalmente “inesperada”, como él lo define, Gustavo obtuvo la medalla de bronce en la prestigiosa “Johannes Brahms International Orchestral Conducting Competition”, que se celebró durante el 10º Festival Mundial de Orquestas, realizado en la capital de Austria.
Este reconocimiento en el importante evento internacional ubicó entre los mejores directores de orquesta del planeta a quien se desempeña como clarinetista y Director Artístico y Musical del Programa de Coros y Orquestas de la Provincia de Buenos Aires.
La increíble experiencia del músico del Conurbano
Otra particularidad de su historia es que la invitación a la competencia le llegó por sorpresa, ya que él no se había anotado para participar y, en principio, lo convocaron para dirigir y dar algunas masterclasses. “Al parecer, investigaron mi carrera y decidieron invitarme”, contó, todavía asombrado por el giro que tomó su viaje a Viena.
Finalmente el viaje no sólo lo llevó a enseñar, ya que durante el evento fue convocado a participar en la competencia internacional de directores. “Me ofrecieron inscribirme por ser el único sudamericano. Les envié dos videos y, para mi sorpresa, pasé directamente a la semifinal”, explicó.
Y destacó la importancia que tuvo para eso el repertorio elegido: un video donde dirige la Orquesta Estudiantil Montana de Esteban Echeverría, del Programa Coros y Orquestas de la Provincia de Buenos Aires, y otro con la Sinfónica de Florencio Varela.
“Creo que uno de los puntos importantes en este nivel de competiciones, donde las orquestas con las que intervenís son profesionales, es poder generar una conexión musical en la interpretación y poder transmitir claramente lo que el compositor escribió en su obra. Por otro lado, hay una particularidad en cómo los latinoamericanos vivimos la música: la pasión, el sentimiento y el ritmo nos corre por las venas”, aseguró.
Al llegar a la final, Gustavo se encontró compitiendo con los mejores directores del mundo. Además, la semifinal se celebró en la misma casa de Strauss, un lugar cargado de historia musical. “No lo podía creer, estar allí ya era un honor. Pasar a la final y obtener el bronce es algo que aún no termino de procesar”, admitió.
El esfuerzo de Gustavo Moreno para recuperarse
Otro dato importante es que, además de la distinción que logró, tras la premiación fue invitado a formar parte del Comité Artístico del The World Orchestra Festival hasta 2029, lo que significa una agenda llena de viajes y nuevas responsabilidades.
“Se vienen varios viajes para trabajar en masterclass y conciertos con distintas orquestas del mundo. Todos los años tendré que estar en Viena para los festivales que allí se realizan, así mismo participar de distintas responsabilidades que competen al rol. Esto será un crecimiento profesional y también una posibilidad de proyectar a nuestros músicos al mundo”, destacó.
Respecto al accidente isquémico que sufrió, agradeció que “no haya sido un accidente cerebrovascular”. Sin embargo, dijo, “al principio los síntomas fueron intensos, y lo más difícil fue lidiar con las secuelas cognitivas. Perdí la memoria a corto plazo y la capacidad de concentración».
Para un director acostumbrado a memorizar obras enteras, olvidar lo que hacía cinco minutos antes fue un desafío enorme. Sin embargo, con su determinación logró crear un nuevo sistema de estudio y volver a ponerse de pie.
“Aún me encuentro en un 90% recuperado, pero cada día es un paso hacia adelante. Tuve que apoyarme mucho en mi equipo de trabajo, delegar responsabilidades y confiar en que iba a mejorar”, afirmó.
Y concluyó: “Espero ser inspiración para otros y, a la misma vez, instarlos a no renunciar a los sueños sino trabajar para que los mismos se hagan realidad”.
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