Gabriel Aranda, el pibe de Boca que tiene por héroe al papá, veterano de Malvinas y ejemplo de superación
La historia del grandote nacido en Ezeiza, capitán en 2021 de la Reserva campeona y hoy con minutos en Primera por las ausencias de los zagueros, se parece a la de muchos pibes. En su caso hay un vínculo familiar que la vuelve especial.
Aranda alterna en la Primera de Boca por la cantidad de defensores lesionados y suspendido en el plantel.
Boca tuvo un verano activo en el mercado de pases: incorporó jerarquía con Darío Benedetto y Óscar Romero pero el mayor movimiento se dio en la defensa. La ingeniería económica para repatriar al Pipa incluyó la venta de Lisandro López al Xolos de Tijuana, además de la de Walter Bou a Defensa y Justicia, por lo que Boca apuntó a Nicolás Figal y recuperó a Gastón Ávila, quien había sido cedido a préstamo a Rosario Central.
Con Carlos Izquierdoz y Marcos Rojo suspendidos tras los disturbios post eliminación con Atlético Mineiro, los juveniles xeneizes supieron desde un principio que podían ser importantes en la rotación. La malaria de lesiones llegó con el Cali: el capitán se fracturó el quinto metatarsiano contra Estudiantes en La Plata y quedó afuera por tres meses. Después llegaron los desgarros de Carlos Zambrano y Nicolás Figal, que lo llevaron a Aranda a ser titular.
El debut forzoso de Gabriel Aranda
La batalla en el Mineirao le trajo varios problemas a Boca. El primero fue esa misma semana, ya que luego de pasar una noche en el micro, por decisión de las autoridades policiales, el plantel completo tuvo que aislarse siete días en su regreso al país. Por eso no pudo jugar las fechas segunda y tercera de la Liga Profesional del fútbol argentino.
Los Espartanos, el equipo de rugby que nació en una cárcel de San Martín y ya es internacional
Aquel viernes 23 de julio, ante la presión de la Liga Profesional de Fútbol (LPF) y del Ministerio de Salud de la Nación, Boca especuló con la suspensión de su encuentro e hizo jugar a los titulares de la Reserva, pero lo obligaron a presentarse y salió a jugar en el Florencio Sola ante Banfield prácticamente con el mismo once inicial que había disputado un partido 36 horas antes. Los pibes se la bancaron y completaron una muy meritoria producción: fue 0-0 y Aranda tuvo así su debut oficial con la camiseta azul y oro.
El equipo de Reserva que comandaba Sebastián Battaglia tuvo que jugar nuevamente, mientras que los de Miguel Ángel Russo continuaban con su aislamiento. En la segunda oportunidad fue derrota 2-0 ante San Lorenzo, pero los juveniles se ganaron el cariño y la gratitud de sus hinchas.
Aranda, capitán de la Reserva de Boca
Cuando Eros Mancuso subió definitivamente a Primera, el segundo equipo del Xeneize tuvo que buscar a alguien que llevara la cinta y allí apareció Aranda. Con voz de mando y firmeza para los cruces contra los delanteros rivales, el Pola está más cerca de Rolando Schiavi que de Walter Samuel.
Su metro noventa de altura le permite ganar con facilidad en el área rival -también en la propia- y durante 2021 logró cinco goles al cabo de 34 partidos en la categoría. Aranda supo compartir zaga central con Renzo Giampaoli y Nicolás Valentini, ambos a préstamo fuera de Boca, por lo que hoy es el único central natural de inferiores que tiene a mano Battaglia.
Un 2022 de Primera del pibe de Ezeiza
El joven que llegó a Boca en 2015 hizo en enero su primera pretemporada con el plantel profesional e incluso jugó todo el segundo tiempo ante San Lorenzo, partido que el Xeneize ganó 1-0 y le permitió adjudicarse el torneo veraniego disputado en La Plata. Aranda, que fue campeón con Reserva, continuó alternando entre ambos equipos hasta que llegó la doble competencia.
Más allá de algún error puntual, hasta el momento el joven nacido en Tristán Suárez un 16 de abril de 2001 viene completando buenos partidos en su incursión en Primera. Fue de la partida en el único triunfo de Boca en la Bombonera en este año (2-0 a Always Ready por la Copa Libertadores) y seguirá siendo alternativa para los próximos encuentros.
El homenaje de Aranda a su padre
Pedro Aranda, oriundo de Santa Fe, fue uno de los tantos jóvenes argentinos que entre abril y junio de 1982 lucharon en notorias condiciones de desigualdad frente al ejército inglés en la Guerra de Malvinas. Había realizado el servicio militar obligatorio en el Regimiento 7 de Infantería de La Plata. Su grupo fue uno de los que tuvo más caídos en combate y Aranda sufrió tanto durante el conflicto bélico como al regresar.
Con su hijo de apenas unos meses y después de 20 años de trabajo psicológico, tuvo que ser internado por una fuerte depresión. Con esfuerzo, algo que le inculcó desde siempre a Gabriel, pudo salir adelante y hoy acompaña al defensor en sus partidos.
Pero Pedro Aranda tuvo más complicaciones de las que debió recuperarse. Una operación de corazón abierto en 2015 para el tratamiento de una aorta, o un riñón extirpado por un cáncer también marcaron al padre del joven zaguero, que también tiene su propia carrera deportiva: se dedica al atletismo desde el momento en que decidió dejar de fumar (consumía hasta cinco atados por día). Cuando empezó, sus compañeros le decían Forrest Gump, porque tenía la barba muy larga y desde entonces se dedicó a las distancias prolongadas. Dice haber superado las 300 carreras en distintos circuitos del país, incluidos media maratones, maratones y hasta competencias de 100 kilómetros en tramos.
Video: la emotiva reacción en la cancha de la familia de Leandro Brey por su debut en Boca
Cuando el sábado 2 de abril se cumplieron 40 años del comienzo de la guerra en las Islas, el Pola le dedicó un emotivo posteo en Instagram: “¡¡Mi único héroe!! Feliz día para vos, que supiste defender nuestra patria, te amo viejo!”.
