De Florencio Varela al éxito en México: Diego Cocca, el DT surgido en River que le hizo un guiño a Boca

Diego Martín Cocca es uno de los tantos hijos futbolísticos de Daniel Alberto Passarella. Nacido en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el verano de 1972, Cocca fue socio de Ferro -donde practicó tenis y básquet, entre otras actividades- pero realizó todas las divisiones inferiores en River Plate.

Su debut en Primera se dio en el año 1990 bajo el mando del Kaiser, un entrenador que lo marcó a fuego para lo que sería una larga trayectoria ligado al fútbol. En el Millonario jugó apenas 25 partidos. Luego pasó por Deportivo Español y por el Ferro de su infancia, antes de su primera estancia fuera del país.

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Estuvo un año en España, donde solo llegó a disputar 11 encuentros. Regresó a Argentinos Juniors y, desde allí, tuvo tres pasos por México: Atlas, Veracruz y Querétaro. En el medio siempre pegaba la vuelta para jugar en nuestro país: dos veces en Banfield y una más en el Bicho de La Paternal, donde se retiró en la temporada 2005/06

De sus comienzos en River a sus primeros pasos como DT

Cocca fue uno de los tantos técnicos modernos que no dejaron pasar el tiempo entre su fin como jugador y su debut como DT: en 2007 asumió en la CAI de Comodoro Rivadavia. Causó mejores impresiones que resultados y fue contratado por Godoy Cruz, que afrontaba la primera temporada desde su segundo ascenso. Le ganó a River en Mendoza y se salvó de la Promoción, pero no duró mucho al torneo siguiente.

Gimnasia y Esgrima La Plata fue su tercer equipo y estuvo en la recordada Promoción de 2010, en la que el Lobo venció agónicamente a Atlético Rafaela con los goles de Franco Niell. Además, en ese período se produjo el último triunfo en el clásico platense para los del Bosque. Sus siguientes aventuras no fueron buenas: se fue rápidamente del Tripero, duró ocho partidos en Santos Laguna y luego 11 en Huracán.

Florencio Varela y el perfil de los entrenadores

En el año 2009, el empresario y representante Christian Bragarnik desembarcó en Defensa y Justicia con la idea de implementar el modelo de trabajo aprendido en México. De ahí en más se intentó mantener una línea de juego y Diego Cocca encajó perfecto. Aunque venía de buenas campañas, al Halcón aún le faltaba para dar el salto final.

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Cocca tomó el mando al principio de la temporada y generó sensaciones favorables desde el comienzo: agarró la punta en la segunda fecha y de ahí en más peleó palmo a palmo el campeonato con el Banfield de Matías Jesús Almeyda, otro heredero de Passarella. El Taladro terminaría por ser campeón. Defensa culminó segundo, con 75 puntos en 42 partidos, y ascendió por primera vez a la élite del fútbol argentino.

El Racing de Milito (y de Diego Cocca)

Su gran campaña en Florencio Varela le valió su primer boleto para dirigir un grande, justo durante la temporada que coincidió con la vuelta del ídolo Diego Alberto Milito. Cocca arrancó en Racing con una victoria ante su ex equipo, pero recibió miradas cruzadas después de perder 4-0 en Victoria ante Tigre y luego, en el clásico de Avellaneda, ante el Rojo de Jorge Almirón. “Prefiero perder con Independiente y pelear el campeonato”, declaró el DT tras ese 1-2.

La campaña continuó de forma irregular hasta que tocó fondo en la fecha 10, con la derrota ante Atlético Rafaela por 0-2 en el Cilindro. A partir de esa, apoyado en una gran solidez defensiva, Racing hilvanó ocho triunfos en nueve partidos y le arrebató el título al River de Marcelo Gallardo, el equipo sensación de la primera parte del torneo, al que venció 1-0 en la fecha 17.

Entre Avellaneda, México y Rosario

Tras la inesperada eliminación ante Guaraní en la Libertadores y un buen torneo 2015 (concluyó cuarto y eliminó al Rojo en la Liguilla Pre Libertadores), Cocca dejó Racing y tuvo un breve paso por Colombia. Sin embargo, retornó rápidamente a la Academia y cerró con resultados positivos la temporada 16/17. En esta nueva etapa, no fue sencilla la convivencia con el líder Lisandro López y el DT se fue a fin de ese año. Por entonces, su estilo inicialmente ofensivo y vistoso ya había virado hacia un pragmatismo resultadista. Empezó a escuchar más críticas que elogios, pese a lo cual no dejaba de recibir ofertas laborales atractivas.

El 2018 lo encontró con un arranque pujante en Tijuana. Sin embargo, se fue desdibujando y dejó el club en diciembre. Rosario Central pasó a ser su siguiente destino. Eliminado en la Libertadores, vencido en la Supercopa Argentina por Boca y noveno en la Liga, emigró nuevamente hacia el norte del continente.

Atlas, su otra pasión y un guiño a Boca

Cocca arribó al club donde, en su etapa de jugador, había tenido a Ricardo Antonio La Volpe, el otro entrenador que lo marcó durante su carrera, fundamentalmente desde lo táctico. El Rojinegro, que tuvo tres descensos y siempre subió como campeón, llevaba 70 años sin consagrarse en la máxima categoría.

Para la temporada 2020/21 se suspendieron los descensos en México y Atlas se vio favorecido: por promedio, terminó en la penúltima ubicación y solo tuvo que pagar una multa. El Apertura 2021 fue totalmente distinto para los de Cocca: segundos en la fase regular, vencieron Monterrey y los Pumas de la UNAM (igualados en el resultado, avanzaron por ventaja deportiva) y luego a León en la final, por penales.

El desahogo de los hinchas fue total. Plantel y cuerpo técnico no se quedaron en los laureles: esta vez como tercero en la fase regular, el equipo de Cocca venció a las Chivas de Guadalajara (6º) en cuartos, a Tigres (2º) en semis y al Pachuca (1º) en la final, para alegría de los rojinegros. Automáticamente, se quedó también con el Trofeo Campeón de Campeones que disputan los ganadores de ambos certámenes.

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Con un par de títulos más bajo el brazo, Cocca relanzó su carrera y, por su pasado en River, se esperaba que pudiera volver a sonar en la carrera de la sucesión, el día que Gallardo -a quien supera en los duelos personales, con tres victorias y un empate- abandone su cargo en el Millonario.

Viene, de todos modos, de expresar una frase que no cayó bien en muchos hinchas de River. Fue en medio de un elogio al estadio de Tigres de Monterrey. “Me hizo acordar a la cancha de Boca“, dijo en conferencia de prensa. Pero esto no fue lo que más enojó en River. “Me ha tocado jugar dos clásicos y la gente te empuja“, reconoció, para sorpresa del universo riverplatense.