Cuando Johan Cruyff jugó en Avellaneda: lo lesionaron rápido y se puso a fumar en el banco
Fue su único partido en la Argentina: hace 50 años contra Independiente, por la Copa Intercontinental. El neerlandés sorprendió de emboquillada a Pepe Santoro antes de que lo lesionaran a los 23 minutos. Era adicto al cigarrillo.
Elbio Pavoni, defensor de Independiente, cruza a Johan Cruyff.
El viejo estadio de Independiente, en Avellaneda fue testigo del único paso de un monstruo del fútbol por la Argentina. Porque hablar de Johan Cruyff es hablar de fútbol. Ídolo del Barcelona y del Ajax, figura excluyente de la selección de Países Bajos, elegante, efectivo y temperamental, fue uno de los pocos jugadores estelares de todos los tiempos que también alcanzó relevancia como entrenador.
En Argentina se recuerda su ausencia al Mundial de 1978, donde la albiceleste derrotó a la Naranja Mecánica en la final. La memoria colectiva, sin embargo, no registra que ya había dejado su huella en el país: seis años antes, convirtió un golazo en Avellaneda para desdicha de Independiente.
La Intercontinental de 1972 contra Independiente
El Ajax de fin de los 60 y principio de los 70 fundó una escuela futbolística que sigue hasta el presente. Comenzó de la mano de Rinus Michels, un entrenador que hizo historia y que inspiró, entre otros colegas, a César Luis Menotti.
En 1969, el equipo holandés llegó a la final de la Liga de Campeones, donde cayó frente al Milan. Aprendió la lección: con Johan Cruyff como gran figura y otros excelentes jugadores de la Selección como laderos, ganó tres campeonatos continentales seguidos.
Después de ceñirse la segunda de esas coronas, gracias al 2-0 ante Inter de Milán con doblete de Cruyff, Ajax decidió aceptar la propuesta de enfrentarse al campeón de América (había declinado la invitación del año anterior, cuando la final fue entre Nacional de Uruguay y Panathinaikos de Grecia).
El cuadro de la capital neerlandesa asumió con algún recelo el desafío de medirse contra Independiente, Rey de la Libertadores, que acababa de ganar su tercer trofeo al vencer a Universitario de Perú. En aquel momento, la Intercontinental se disputaba ida y vuelta. Y así fue como, el 6 de septiembre de 1972, Johan Cruyff pisó una Doble Visera repleta.
El partido de Johan Cruyff en Avellaneda
Su aparición fue a la altura de lo que se esperaba: a los cinco minutos del primer tiempo, luego de prevalecer en un forcejeo con el Zurdo López, le picó la pelota a un desesperado Pepe Santoro, convirtió el 1-0 para el Ajax y silenció a 60.000 personas en Avellaneda.
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La entonces máxima estrella de Europa duraría poco en el césped. Un violento foul de Dante Mírcoli le provocó un esguince de tobillo y lo obligó a dejar el campo a los 23 minutos. Cuentan que en el banco pidió un cigarrillo y se puso a fumar. No hay registro fotográfico, pero la anécdota es verosímil.
El neerlandés era un fumador empedernido. Murió el 24 de marzo de 2016 producto de un cáncer de pulmón, una triste confirmación de la adicción que lo llevó a prender cigarrillos en los lugares más insólitos para un futbolista.
«En mi vida he tenido dos grandes vicios: fumar y jugar a fútbol. El fútbol me lo dio todo. En cambio, fumar casi me lo quita», dijo alguna vez sobre su adicción al tabaco. Tal era su vicio que en su época de jugador siempre fumaba Camel sin filtro en los descansos del partido.
En lugar de Cruyff ingresó Arnold Muhren, un suplente incapaz de disimular la falta de semejante figura. El Rojo logró empatar ese encuentro, con mucho empuje y un gol de Pancho Sá desde fuera del área.
En la vuelta lo del Ajax fue demasiado para un Independiente vestido con camiseta azul. Terminó 3-0, con la presencia desequilibrante de Cruyff y goles de Neeskens (2) y Rep, dos de sus compañeros de selección.
Cruyff y Argentina: su ausencia en 1978
Seis años después, Johan Cruyff podría haber vuelto al país: Argentina organizaba el Mundial y Holanda, que venía de brillar al margen de su derrota ante Alemania en la final del 74, era una de las grandes candidatas a arrebatarle la ilusión al equipo capitaneado por Daniel Alberto Passarella.
De manera sorpresiva, el crack del Barcelona informó su renuncia a integrar el equipo antes de viajar a América del Sur. Y aunque se especuló con que hubiera sido una protesta contra el régimen militar que imperaba en Argentina por aquel entonces, la verdad salió a la luz un tiempo después.
Cruyff confesó en su biografía que la violencia fue la causa de su no concurrencia, pero no precisamente la de Argentina. Un año antes del Mundial, en septiembre de 1977, el astro del Barça escuchó el timbre de su casa. Fue a abrir la puerta y se topó con un asaltante, que le apuntó con un revólver a la cabeza.
Los hechos sucedieron rápido: «Me ató y me amarró a un mueble. Para hacerlo, tuvo que dejar la pistola un momento y, entonces, Danny (esposa de Cruyff) se levantó y salió de la habitación. El ladrón la persiguió y yo pude liberarme para agarrar la pistola y asegurarme de que no lo hiciera él. Hubo tantos gritos que se abrieron las puertas de todo el edificio y enseguida los vecinos redujeron al ladrón”, narró en su libro.
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La ferocidad del episodio, además de miedo, le generó un trauma. Por ese motivo, Cruyff resolvió no apartarse de su familia. El director técnico de Holanda, Ernst Happel, viajó directamente a España para hablar con él y hacerlo cambiar de opinión, pero no hubo forma. Y así, Argentina se quedó sin una segunda actuación del súper crack holandés.
