El crimen de la enfermera de González Catán: liberaron al viudo de Elizabeth Di Legge y crece el misterio
Silvio Espíndola (44) está acusado de asesinar a su mujer, que fue hallada en su casa luego de haber sido reportada como desaparecida por tres días. La Justicia dispuso otorgarle la libertad y el caso sigue envuelto en el misterio.
A poco más de un mes del trágico hallazgo, todavía hay mucha incertidumbre en torno al crimen de Elizabeth Di Legge, la enfermera de 44 años asesinada en González Catán. La causa judicial tenía un solo imputado, el marido de la víctima, Silvio Espíndola (44), quien recuperó su libertad en las últimas horas por decisión de la Justicia.
La mujer había sido reportada como desaparecida el viernes 29 de julio, tras no presentarse a trabajar en el Hospital Churruca de la Ciudad de Buenos Aires. Espíndola, que se desempeña en el mismo centro asistencial, había radicado la denuncia.
Sin embargo, el lunes 1º de agosto, la Policía la encontró en la casa que ambos compartían en la localidad del oeste del Conurbano: estaba sin vida, recostada en una butaca y con una sonda y aguja de jeringa conectada a su brazo.
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La autopsia reveló que su cuerpo no presentaba lesiones visibles y que falleció a causa de una «depresión respiratoria». En el lugar hallaron ampollas de atracuario (relajante), propofol (anestésico), fentanilo (opioide) y midazolam (ansiolítico). Así, se dispuso que el marido de la víctima fuera detenido mientras se investigaba la posibilidad de un femicidio.
Por qué liberaron al marido de la enfermera de González Catán
Tras el hallazgo, Espíndola reconoció haber discutido con Elizabeth el día anterior, pero lo consideró un episodio cotidiano que no tenía conexión con la tragedia. Sostuvo que creía que ella se había quitado la vida, aunque investigadores revelaron que existía maltrato físico y psicológico de parte de él.
Una mujer de la zona aseguró que intercambiaba mensajes por Whatsapp con la enfermera y en esas conversaciones ella le había contado sobre situaciones conflictivas que vivía en su casa. En una captura que compartió, decía: «Imaginate que cuando llego estoy destruida y encima acá cada pelea con el otro HDP». Y agregaba: «Estoy muy triste, me trata mal y mi casa es un desorden».
Por todo eso, el fiscal Federico Medone, de la Unidad Funcional de Instrucción de Homicidios de La Matanza lo acusa de haberle aplicado las drogas halladas en el domicilio con «claras intenciones de ocasionarle la muerte». Y le imputó el delito de «homicidio agravado por el vínculo y por haber sido cometido en contexto de violencia de género«.
Sin embargo, la jueza de Garantías de La Matanza, Carina Andrijasevich rechazó el pedido de Medone de dictar prisión preventiva y, por el contrario, dispuso dejarlo en libertad: considera que la causa no tiene elementos suficientes para probar el delito. De todas formas, la investigación continúa y aún se esperan los resultados de las pericias.
Igualmente, también estableció una restricción perimetral para que no pueda acercarse a los tres hijos que tenía con la enfermera y ordenó que realice un tratamiento psicológico y psiquiátrico con la advertencia de que podría declarar «desobediencia» si no cumple con esa obligación.