La conmovedora historia de la perra de José C. Paz que espera por su dueño arrollado por un tren en la estación y busca una familia
El lunes, una formación arrolló a un adulto mayor, al que siempre acompañaba su mascota, que quedó deambulando al costado de las vías. Ahora, desde las redes sociales buscan a familiares de la víctima o gente que la adopte.
Cariñosa y en celo, la perra espera por una familia que la adopte tras la muerte de su dueño en las vías de José C. Paz.
Los vecinos de José C. Paz están presenciando algo así como una nueva reversión de la historia de Hachiko, el perro que esperó nueve años por Hidesaburo Ueno, su dueño, sin saber que había sufrido una hemorragia cerebral que le provocó la muerte. Es que en la estación del tren San Martín de esa localidad, una perra les está rompiendo el corazón a todos.
Lo que se vive en la parada ferroviaria desde el lunes pasado es conmovedor para miles de usuarios del tren, que en un boca a boca interminable se van enterando de la historia tremenda que atravesó la perrita.
La historia es trágica y a su vez refleja hasta donde pueden llegar el amor y la fidelidad. El lunes por la mañana una formación del ferrocarril arrolló a una persona en las inmediaciones de la estación José C. Paz. El siniestro ocurrió a menos de 100 metros de las boleterías y a pocos pasos de los angostos -y siempre transitados- cruces a nivel que existen encima del túnel vehicular que se extiende por la avenida Hipólito Yrigoyen (o ruta Provincial 24, ex 197), en pleno centro de la localidad.
José C. Paz: la perra que espera por su dueño arrollado por el tren
Tras el impacto inicial que provocó el mortal accidente -hubo corte de servicio ferroviario y demoras en el tránsito- las redes sociales empezaron a hacer lo suyo. Primero se supo el el hombre fallecido se llamaba Carlos.
Luego el misterio se fue develando. «Qué tristeza más grande. Esta perrita era del abuelo que tuvo el accidente acá en José C. Paz. Dios mío. Qué tristeza», fueron algunas de las palabras que Beatriz, una trabajadora de la línea, que escribió junto a una foto en la que se observa a la mascota acostada en el piso. «Se encuentra en la estación, perdida. Su dueño tuvo un accidente fatal. La perrita era de él. Se quedó en la boletería esperándolo«, agregó.
De inmediato la historia se diseminó en Twitter, Instagram y Facebook. Llovieron los pedidos y ofrecimiento de lugares de tránsito, la difusión de la noticia se replicó con el fin de tratar de dar con algún familiar del hombre para que pudiera reencontrarse con la perra.
Ella, la protagonista de esta historia, seguía mansita en el andén, moviéndose poco y nada. Con el paso de las horas, empezó a deambular por las inmediaciones de la parada ferroviaria en busca de su dueño. Primero se dirigió a una de las entradas del túnel de la ruta 24. Allí permaneció un tiempo y, tras recostarse unas horas, se movilizó a otro sitio. «Anduvo todo el día, hasta la noche», contó Beatriz.
Al otro día apareció por la feria de ropa que se encuentra emplazada en la avenida Hipólito Yrigoyen y la calle Roque Sáenz Peña. «Está en celo y es muy cariñosa. Me dicen que es del abuelo que fue atropellado en la estación. ¿Alguien de buen corazón que quiera adoptarla? La estamos reteniendo hasta las 7 PM que cierra la feria», dijo una mujer en la redes, al tiempo que informaba que todos los vecinos y comerciantes le daban de comer y beber agua.
Hasta que llegó una noticia esperanzadora: «Apareció Zoonosis». Y la situación cambió ya que la perra dejó de ser vista en la zona. «Parece que alguien la adoptó», dedujo Beatriz. Y en la publicación que ella mismo realizó para dar a conocer el caso, una usuaria -de nombre Belén- le respondió: «La perrita está a resguardo, pero no por mucho tiempo. Se necesita juntar dinero para poder castrarla y saber si alguien conoce al dueño para ver si algún familiar la busca o puede hacerse cargo».
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«La vi el mismo lunes, de pasada en la estación. No sabía que era la mascota del hombre que atropelló el tren. Es increíble. Pobrecita. ¡Lo debe estar esperando! Ojalá puedan dar con la familia del señor o encuentre alguien que la adopte. Me hace acordar mucho al caso de Hachiko», cerró María, una vecina paceña.
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