El triste final de un histórico colegio de San Fernando: de ser salvado por un ex alumno a cerrar por la crisis después de 69 años
El Colegio San Fernando cerró sus puertas en Constitución al 1300, en el centro de la ciudad. Aseguran que los alumnos fueron reubicados. Vecinos y comerciantes no saben qué pasará con el edificio.
El Colegio San Fernando dijo basta. Y la confirmación que el histórico centro educativo del norte del Conurbano cerrará sus puertas después de casi 70 años de funcionamiento, y luego de haber sido «salvado» por un ex alumnos años atrás, fue un golpazo para toda la comunidad educativa de la institución de la calle Constitución 1337, en San Fernando.
El Colegio San Fernando fue fundado en 1954 por la familia Notti, a cinco cuadras de la estación del tren Mitre. Funcionó desde entonces, con doble jornada optativa: si bien no era bilingüe, tenía talleres optativos de inglés que se dictaban en la jornada de la tarde.
Con 69 años de recorrido a sus espaldas y a punto de cumplir las siete décadas desde su apertura, atravesó distintas crisis económicas -la peor fue en 2012, cuando un ex estudiante de la casa se hizo cargo del mismo- pero nunca había llegado a lo que sucede hoy de decidir cerrar sus puertas.
Cerró el Colegio San Fernando, un ícono de la región
Si bien ya se sabía algo desde diciembre pasado, cuando se había informado extraoficialmente que las autoridades del colegio tenían pensado errar, la actualidad es incontrastable. En el viejo edificio del centro de San Fernando ya nadie atiende el timbre y sus puertas están cerradas.
Tampoco nadie contesta los teléfonos. Según el diario La Nación, desde la Dirección General de Educación de la provincia de Buenos Aires confirmaron el cierre definitivo la institución y aseguraron que se trabajó junto a las familias para reubicar a los alumnos en otras instituciones de la zona.
«Vienen muchas familias preguntando por el colegio, asombrados de que todavía no hayan abierto a esta altura de febrero. Pero cuando les decimos que ya no van a abrir se sorprenden, porque tenía muchos años en el barrio» le dijo a ese medio Gustavo Pérez, dueño de la ferretería que está junto al colegio.
El San Fernando era un colegio que tenía una cuota cara en relación con otros establecimientos educativos del distrito, pero se había quedado en un «intermedio» ya que no era ni bilingüe ni parroquial. Esto último generó uno de los mayores inconvenientes ya que no tenía subvención estatal y en los últimos años la matrícula de alumnos venía bajando. Así, los dueños decidieron bajar la persiana.
Pero los altos y bajos del San Fernando no eran nuevos. Venían desde hace tiempo. Cuentan los vecinos, que en 2012 había atravesado una crisis similar, con atraso en el pago de sueldos de los docentes y que finalmente la institución cambió de manos: un ex alumno compró el colegio con la misión de sacarlo adelante.
Aquella vez, Diego Rodríguez Leiton fue quien, junto a otros socios, compró el colegio y evitó así que cerrara sus puertas. El San Fernando pudo saldar sus deudas y abrió la inscripción para el siguiente año lectivo. «Se concretó un sueño. El colegio trascendió todo», se emocionó entonces Susana Notti, una de las ex dueñas que siguió siendo directora.
Rodríguez Leiton era un ex alumno de primaria, que debió abandonar el colegio porque su familia se fue a vivir a Perú. Sin embargo, en uno de los viajes que hizo al país, ya adulto, se enteró de la situación por un amigo, cuyo hijo iba a la escuela. «Me dio mucha tristeza, ahí están mis raíces. Necesitaba salvarlo, es histórico», repetís Rodríguez Leiton en aquellos años. Su ayuda también significó que 70 empleados conservaran sus puestos de trabajo.
Hoy todo cambió. La cartelería de la escuela ya fue retirada: apenas hay una placa con el nombre de la institución y un banderín atemporal que dice «abierta la inscripción». Los vecinos y comerciantes que rodean el ex colegio tampoco saben cuál será el destino del edificio. Pero de algo están seguros: no habrá otro Diego Rodríguez Leiton que salve al San Fernando.
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