Cayó un falso médico en José Mármol: atendió a metros de una comisaría por más de 30 años
Marcos Saavedra Puyén (69) ejercía usurpando la matrícula de su hermano, con el que estaba peleado. Había estudiado medicina pero nunca se recibió. Es el quinto caso conocido en los últimos cuatro meses en el Gran Buenos Aires.
Primero fue en San Martín, en el mes de mayo. Luego, en junio, se conocieron tres casos más, en Quilmes, Lavallol y La Matanza. Y ahora se descubrió a un nuevo falso médico que también ejercía de manera ilegal dentro del Gran Buenos Aires. Aunque este caso ocurrido en José Mármol, en el partido de Almirante Brown, tiene algunas particularidades: Marcos Saavedra Puyén, un hombre de 69 años de nacionalidad peruana, atendía hace más de 30 años a solo 50 metros de la Comisaría 9na. Y lo hacía usurpando la matrícula de su hermano.
Conocido en la zona como “el médico del pasillo”, ya que atendía en una casa tipo “chorizo”, Saavedra Puyén usaba la matrícula del familiar con el que llevaba más de dos décadas enemistado, motivo por el cual no tenían contacto. El acusado había estudiado medicina pero nunca se recibió.
La detención se produjo el viernes pero el caso trascendió recién durante el fin de semana. Un grupo de efectivos de la Policía Bonaerense fue hasta el domicilio ubicado en Bynnon 3179 con un orden de allanamiento por el delito de ejercicio ilegal de la medicina y fueron recibidos por el propio falso galeno.
Así cayó el falso médico de José Mármol
Una vez adentro del consultorio, los policías comenzaron a inspeccionar el lugar, y hallaron medicamentos, recetarios y sellos apócrifos. Incluso, estetoscopios, jeringas, tensiómetros y hasta carteles que colgaba en el ingreso de su domicilio cuando no se encontraba en el lugar: “El médico no vuelve hasta mañana 9 horas. Disculpe las molestias. Gracias”.
Así, Saavedra Puyén fue arrestado bajo la orden del fiscal Javier Martínez, titular de la UFI N°8 de Lomas de Zamora. Los investigadores confirmaron que el delincuente usaba la matrícula verdadera de su hermano médico, radicado en el partido de La Costa, con quien estaba peleado. Y se supo que había cursado algunas materias de la carrera de medicina en la Universidad de La Plata, pero nunca la terminó.
“El hombre era el médico del barrio. En las tareas de investigación se comprobó que todos los vecinos lo conocían. Su labor principalmente era recetar, medicar y hacer certificados por enfermedades para que los pacientes presentaran en los trabajos”, detalló un investigador del caso.
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Por eso último, justamente, fue que comenzó la investigación en su contra que terminó con su detención. En 2019, una mujer de la zona de José Mármol fue a atenderse con el falso médico, porque tenía fiebre y debía presentar un certificado en su trabajo.
Luego, la mujer presentó el documento. En el lugar desconfiaron de la veracidad del certificado y buscaron el número de matrícula del médico que aparecía en el papel. El resultado los sorprendió. Ese número correspondía a un profesional radicado en el partido de La Costa, y que era el hermano de Puyen.
Rápidamente realizaron la denuncia que recayó en una fiscalía de La Plata. Los investigadores contactaron al verdadero médico y él aseguró que no atendía en esa zona, por lo que era imposible que figurase su número de matrícula en ese certificado.
Luego, llamaron a declarar a la mujer por la sospecha de haber falsificado el certificado, y allí contó lo que había ocurrido. Para ella el papel era original, lo había realizado con el “médico del pasillo”, como lo definió. En ese momento, la causa fue derivada a la fiscalía de Martínez, que comenzó la investigación en su contra. Así, tras tareas investigativas fue detenido y llevado a un calabozo. Tras ser llamado a declarar por el fiscal, Puyen se negó a hablar.
«Me sorprende mucho. A mí me ha salvado un par de veces por el problema de presión que tengo. No era mi médico de cabecera, pero los diagnósticos que me dio fueron acertados, porque después los confirmaba con otros doctores», contó un vecino de la zona.
Otros casos de médicos truchos
El primer hecho de este tipo que se conoció en los medios fue el de Rubén Lacamoire, quien atendía principalmente en la guardia del Hospital Interzonal de Agudos Eva Perón de San Martín y también en un consultorio ubicado en Francisco de Bilbao 3254, en la zona de Flores, en CABA.
Cuando este argentino de 59 años fue detenido, a fines de mayo, se le secuestró un maletín de médico donde tenía un título universitario apócrifo, varios documentos nacionales de identidad, sellos diversos, tensiómetro, oxímetro, saturómetro, estetoscopio, pastillas, recetarios y algunos diplomas, además de dinero en efectivo y teléfono celular.
Luego, en junio, hubo otros dos casos: uno en el partido de Lomas de Zamora, donde se descubrió que Carlos Alberto Murguia (69 años) había falsificado los papeles de una especialista para ejercer durante al menos cuatro años en el Centro Médico Laboral Luzuriaga, ubicado en Llavallol.
Finalmente fue detenido luego de que la profesional dueña de la matrícula consiguiera las pruebas para denunciarlo ante la Justicia. Murguia no sólo tenía un consultorio en el Centro Médico, sino que llegó a ser director del establecimiento.
En una de las paredes lucía un título de médico, supuestamente emitido en 2017, con el membrete de la Universidad de El Salvador. Así fue que atendió pacientes, incluido niños, formuló diagnósticos e hizo más de 500 recetas. Sus especialidades, según él, eran la neurología y la pediatría.
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Otro hecho de este tipo sucedió en La Matanza: una mujer de 32 años identificada como Lara Ayelén M., quien vivía en Hurlingham, atendía a domicilio usurpando el título de una verdadera profesional y usando una ambulancia que también era trucha.
Por último, el otro hecho que se había conocido dentro del Conurbano Bonaerense fue el de Jorge Daniel Zapata (61), quien tenía un oscuro currículum: cumplía con prisión domiciliaria por un condena por drogas y, además, estaba prófugo por encubrimiento agravado. Así, con la tobillera electrónica puesta, se desempeñaba en la Clínica Materno Infantil Brandsen, en el centro de Quilmes. Por supuesto, sin ningún tipo de habilitación.
En ese centro sanitario se presentaba como supuesto especialista en pediatría, pero también ejercía como clínico y traumatólogo. Atendía tanto a niños como adultos, hacía recetas y extendía certificados utilizando sellos y recetas apócrifas de verdaderos médicos.