El bus turístico de Pilar llegará al «Lugar del Milagro», un punto clave para la fe católica en Argentina: cómo anotarse para hacer el viaje
Los interesados en hacer la excursión hasta Zelaya deben comunicarse con un número de Whatsapp. El recorrido dura unas cuatro horas. Qué pasó exactamente en ese sitio histórico para el culto cristiano.
La actividad del Bus Turístico de Pilar, que comenzó el año pasado, tiene prevista para el próximo viernes 8 de diciembre una recorrida especial dirigida a los fieles católicos: el móvil llegará directamente hasta el «Lugar del Milagro», en Zelaya, el punto exacto donde podría decirse que nació la devoción por la virgen en lo que hace varios siglos era el territorio de la República Argentina.
Es que el próximo viernes 8 de diciembre se recuerda el día de la Inmaculada Concepción de la Virgen María y a propósito de una fecha tan significativa para la feligresía cristiana, el bus de turismo pilarense irá hasta el sitio donde en 1630 ocurrió el llamado «milagro de la Virgen de Luján».
«En el marco de este día especial desde la Dirección de Turismo te invitamos al Lugar del Milagro a descubrir la importancia que tiene la Virgen en la historia de Pilar», expresaron desde la organización del circuito turístico.
La actividad es gratuita y los interesados en participar deben reservar un lugar al WhatsApp 11-5238-6864, ya que los cupos son limitados. La salida será desde la Plaza 12 de Octubre (esquina San Martín y Lorenzo López) a las 14.30, y la actividad tendrá una duración de cuatro horas. Recomiendan llevar vianda, repelente y calzado cómodo.
El Bus Turístico de Pilar comenzó a rodar el año pasado como una propuesta para acercar a los vecinos con la historia de nuestro distrito. Desde entonces, se han concretado diferentes salidas para visitar los edificios e instituciones del casco céntrico del distrito, como así también lugares de interés religioso, culturales e incluso la Reserva Natural.
La historia de la Virgen y el «Lugar del Milagro» en Pilar
En los confines del actual partido de pIlar, en la localidad de Zelaya, se levanta una pequeña capillita, a 15 kilómetros del centro de la ciudad. Construida en chapa y lajas negras, apenas sobresale en medio de los árboles y pastizales. Se trata de la Capilla del Milagro Nuestra Señora de Luján.
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Ese lugar, ya sea por fe o por historia, es fundamental para el partido de Pilar y todo el credo católico argentino: alli, cuenta la tradición, es donde se paralizó misteriosamente la carreta que en 1630 transportaba a la Virgen de Luján hacia Santiago del Estero, el que era su destino final.
Según contó el Padre Salvaire en 1889, la carreta que iba rumbo a Santiago del Estero se detuvo y no quiso avanzar más. Fue uno de los esclavos que transportaba a la virgen quien advirtió que la Inmaculada Concepción quería quedarse en esas tierras. La estancia en la que se detuvo pertenecía a Bernabé González Filiano Oramas, ubicada en el actual barrio de Villa Rosa.
Fue en esas tierras donde la virgen se quedaría hasta 1671. Durante esos años su culto estuvo asociado a las clases más bajas, con el famoso Negro Manuel como su representante. «El esclavo de la Virgen», como se hacía llamar él, había sido traído desde África y vendido a Bernabé González.
Muy atado a sus costumbres, el Negro Manuel fue el primer gran venerador de la Virgen y se encargó de cuidar su altar y de recibir a los cientos de fieles que empezaron a peregrinar en busca de la estatua.
Con el paso de los años, la fama de la figura alrededor de la virgen siguió creciendo y, con ella, los testimonios de sus milagros. Pero paralelamente la ermita y la estancia de Bernabé González entraron en una incontenible decadencia. Tras su muerte y ante el aumento de los malones indígenas que robaban los ganados, la estancia fue abandonada.
En ese contexto, casi 40 años después, apareció Ana María Matos, una mujer valiente y luchadora que vivía a 25 kilómetros de Villa Rosa, en la actual ciudad de Luján. Matos se convertiría en la nueva propietaria de la virgen, le levantaría una capilla en el año 1880 y la renombraría Virgen del Río Luján. Y allí empezó otra historia…
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