El día que Almirante Brown le ganó a Boca en Isidro Casanova y la leyenda del arquero que atajaba sin guantes y jugó para ambos
Serán rivales en la Copa Argentina y nunca jugaron un partido oficial: sólo se registran un par de amistosos en La Matanza. La historia de Héctor Pistone, el grandote de las manos gigantes: símbolo del Mirasol, fue suplente del Loco Gatti a fines de los 70.
Imagen de la previa del amistoso que Almirante Brown le ganó a Boca en 1979 en Isidro Casanova.
Con Boca en Primera desde 1913 y con Almirante Brown sin participaciones en la máxima categoría del fútbol argentino, no hay antecedentes de enfrentamientos oficiales entre ambos clubes. Este jueves 19 de junio, en Mendoza, se producirá el primero, por los dieciseisavos de la Copa Argentina. Y como dice el aviso de la señal que se ocupa de las transmisiones televisivas del torneo, puede pasar cualquiera…
El Xeneize despachó en la instancia anterior a Central Norte, de Salta, con un rotundo 3-0. Los de La Matanza dejaron en el camino a San Martín de Tucumán, por penales, después de una vibrante igualdad 3-3. A falta de encuentros por los puntos, Boca y Almirante Brown registran un par de amistosos. Ambos fueron durante la década del 70 y en el mismo escenario: el estadio Fragata Presidente Sarmiento.
Tarde calurosa, victoria de Boca
El 15 de enero de 1972, un sábado de altas temperaturas en todo el país, Boca visitó a un Almirante Brown que se alistaba para una gran campaña en la vieja Primera B. Los de Isidro Casanova pelearon palmo a palmo el ascenso con All Boys, que acabó por subir al escalón más alto.
Marcos Ricardo Busico, un veloz wing que formó una gran dupla ofensiva en Chacarita con Francisco Campana, era el director técnico de los locales, mientras que el chileno Fernando José Riera -entrenador del seleccionado de su país en el Mundial de 1962- conducía a Boca.
Ganaron los visitantes por 2-0, con goles de Osvaldo Rubén Potente e Ignacio Ramón Peña durante el primer tiempo. La condición de amistoso no evitó algunos roces y en la segunda etapa fue expulsado Oscar Antonio Pianetti, el Pocho, quien ese día se puso por última vez la camiseta azul y oro.
Envalentonados por la diferencia numérica y con más de 20 minutos por jugar, los de Isidro Casanova se animaron a ir en busca del descuento. No pudieron lograrlo, pese a haber tenido la chance de un tiro penal que Rubén Omar Sánchez le atajó a Néstor Canevari.
Noche iluminada, triunfo de Almirante Brown
El segundo cruce de esta breve historia ocurrió el 7 de marzo de 1979. Almirante Brown inauguraba el sistema lumínico de su estadio y organizó una fiesta con Boca -vigente campeón intercontinental- como invitado estelar. Si bien el entrenador Juan Carlos Lorenzo, fiel a su estilo precavido, alineó a mayoría de suplentes, entre los 11 iniciales estuvo Hugo Orlando Gatti, máximo ídolo del Jugador Número 12 por entonces y el futbolista argentino con mayor cantidad de partidos en Primera División.
El festejo de Almirante Brown fue completo: celebró el acontecimiento, recibió a un campeón del mundo y lo venció, sobre la hora, con un gol de penal convertido por Juan Carlos Merlo. Como dato significativo, el capitán de Boca aquella noche fue Potente, uno de los goleadores de 1972, quien había regresado al club después de un paso por Rosario Central.
El arquero que atajó para los dos
Fue Lorenzo también quien había reparado en las condiciones y, sobre todo, la altura de Héctor Eduardo Pistone, arquero de Almirante Brown. El Toto lo observó varias veces en vivo los sábados a la tarde, cuando el equipo de Isidro Casanova jugaba en su cancha y el DT, junto a algunos colaboradores, acortaba la concentración en el cercano predio de La Candela para ver un poco de fútbol.
Pistone, a quien le costaba conseguir guantes por el tamaño de sus manos, llegó a Boca en el segundo semestre de 1976 como suplente de Gatti. Por una insólita suspensión que la AFA le aplicó al Loco, debido al uso de una vincha, el longilíneo portero ocupó el arco xeneize en un superclásico que terminó 1-1. Fue su debut en la Bombonera y no le pesó el entorno multitudinario. Solo pudo vulnerarlo Daniel Alberto Passarella, el Kaiser, de penal.
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