«Fueron dos gatillazos»: el escalofriante relato del militante que atrapó al autor del atentado contra Cristina Kirchner
Se llama Javier y declaró en la sede judicial de Comodoro Py. Era parte del cordón humano que aguardaba por la vicepresidenta cuando Fernando Sabag Montiel se acercó a ella y quiso asesinarla. Su testimonio.
Mientras sigue la conmoción y repercusión nacional por el intento de asesinato a la vicepresidenta Cristina Kirchner en la noche del jueves, uno de los militantes que fue testigo del hecho y atrapó al agresor dio su relato sobre lo ocurrido.
Javier es uno de los militantes kirchneristas que formaban un cordón humano esperando a la actual presidenta del Senado frente a su domicilio de las calles Juncal y Uruguay, en el barrio porteño de Recoleta.
«Yo estaba siendo parte del cordón. Cuando le digo a Cristina que la amaba y viene hacia mi, ella me acaricia y veo por la altura de arriba de mi hombro que se asoma un brazo con un arma. No le dijo nada a Cristina pero se escuchó que gatilla. Para mi fueron dos gatillazos», contó a la prensa luego de prestar su declaración en los Tribunales de Comodoro Py. El agresor, identificado como Fernando Sabag Montiel (35), accionó el gatillo de la pistola Bersa 380 (que tenía cinco municiones en su cargador) pero la bala no salió.
Luego de señalar que cree que Cristina no se dio cuenta de lo que estaba pasando, Javier detalló sobre el momento en que atrapan al agresor: «Lo agarramos entre varias personas. Lo detenemos y le empezamos a decir ‘vos tenías un arma, vos tenías un arma’, y él decía que no. Lo tanteamos un poco y se le cae el arma. Un hombre pisa el arma y la tiene a resguardo. Otros muchachos de la organización se lo llevan y lo entregan a la Policía».
Además, dijo que aunque se supo que el detenido es brasileño, no le escuchó ninguna tonada que le llamara la atención. Y también confesó sus sensaciones por la extrema situación vivida: «Me puse muy nervioso y angustiado. Pudo haber sido una desgracia frente a mi cara y la del pibe que estaba al lado mío».
Cómo sigue la causa por el intento de magnicidio
La causa judicial se desarrolla bajo la imputación por intento de magnicidio y está a cargo del fiscal federal Carlos Rívolo y la jueza María Eugenia Capuchetti. Se dispuso la declaración de los militantes que fueron testigos del ataque y también de los agentes de la Policía Federal encargados de la custodia de Cristina Kirchner.
Mientras tanto, agentes de la Unidad de Investigación Antiterrorista de la Policía Federal allanaron la casa de Sabag Montiel en la calle Uriburu al 700, en el partido de San Martín, zona noroeste del Conurbano. Allí, se hallaron proyectiles, de 9 milímetros, que estaban en dos cajas de 50 balas cada una. A su vez, la Justicia determinó que Sabag Montiel no tenía licencia para portar armas, la credencial de legítimo usuario. Además, un informante anónimo que dijo que sabía que el atacante de Cristina Kirchner era propietario de tres taxis.
En la casa también encontraron una computadora de marca HP, una libreta de enrolamiento a nombre de Jacobo Sabag, dos tarjetas SUBE, una tarjeta de UALÁ, tres hojas de calcos con tatuajes y un certificado de nacimiento brasileño a nombre de Viviana Beatriz Sabag.
La Justicia también resolvió que se abrirá el teléfono celular de Sabag Montiel para intentar recopilar información útil para avanzar con el caso. El agresor sigue detenido en la dependencia policial de la calle Cavia al 3300, en el barrio de Palermo. En tanto, la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (UFECI), que trabaja sobre delitos informáticos, se encuentra interviniendo en el caso y se le ofreció a la vicepresidenta la intervención de la Dirección General de Acompañamiento, Orientación y Protección a las Víctimas (DOVIC).
Quién es el hombre que quiso asesinar a Cristina Kirchner
El agresor fue identificado como Fernando André Sabag Montiel (35), apodado “Tedi”, quien vivió toda su vida en Argentina pese a haber nacido en Brasil. Fanático del death metal -una variante más oscura y acelerada del heavy-, quienes lo conocen contaron que solía esperar a músicos a la salida de los hoteles.
Trabajaba vendiendo ropa con su madre en su domicilio de la calle Terrada, en Capital Federal, pero ella murió en 2017 y él se presentó en la Justicia para heredar un viejo automóvil. En ese domicilio continuó con un comercio y se mudó al que alquilaba en el Gran Buenos Aires.
A fines de agosto tuvo una aparición durante un móvil de Crónica TV, en la que aparecía junto a una joven que decía ser su novia y que vendía copos de algodón de azúcar. Allí manifestó que ella había decidido renunciar a los planes sociales porque no estaba de acuerdo y que él opinaba que «la plata no se hace mágicamente, sino laburando». Asimismo, criticó las «mafias de coperos peruanos», con quienes reveló que había tenido peleas a golpes de puño.
Algunas personas que lo conocían lo definieron como alguien errático, inconstante y con posteos insensatos en las redes sociales. Otros lo tildaron como «freak». Ninguno imaginó que podía protagonizar un episodio como el de la noche del jueves, aunque él ya tenía antecedentes por portación de armas: la Policía de la Ciudad lo arrestó en marzo de 2021 cuando circulaba en un auto sin patente y con un cuchillo de 35 centímetros de largo.