Vivió en un bar, fue taxista y ama el billar: la historia de Gustavo Coleoni, el DT que quiere salvar a San Miguel
Ubicado último en el torneo de la B Metropolitana, el Trueno Verde apostó fuerte por alguien con antecedentes en la máxima categoría: así llegó un entrenador que durante su larga trayectoria nunca había dirigido en el Conurbano.
Gustavo Coleoni es el entrenador que asumió el desafío de sacar a San Miguel del fondo de la tabla de posiciones de la Primera B Metropolitana. Fue un delantero de larga actuación, popularizado como Sapito, que se ha hecho más conocido entre los futboleros por su gestión como DT. La trayectoria como futbolista incluye Talleres (donde realizó las inferiores), San Agustín de Perú, Magallanes de Chile y varios clubes de la liga regional cordobesa.
El Sapito Coleoni del Interior
Nacido en Córdoba el 16 de agosto de 1968, de chico pasó largas horas en un bar, ya que sus padres administraban el buffet del club Talleres. Por eso también vivió debajo de una tribuna del estadio de la T. Siempre de talla baja, fue sometido a un tratamiento hormonal como el que le hicieron a Lionel Messi en Barcelona, pero el resultado no fue el mismo: se quedó en 1,60 metro.
Como futbolista hizo las inferiores en Talleres pero no pudo debutar en forma oficial. Emigró a Perú y Chile y, en su regreso, paso por varios clubes regionales de Córdoba hasta su retiro en 1990. Como recién empezó a dirigir en 2006, en el medio se las rebuscó como taxista durante 15 años.
«Teníamos un Dacia: se rompía todos los días. Mi viejo fue tachero de siempre. Yo hablaba con la gente, les preguntaba de todo. Una vez, una chica muy pituca que era profesora de la Universidad se subió: lentes, rodete, una estampa… Al auto le había puesto un asiento de un Renault 12, que entraba justito. ¡Yo ponía la música fuerte para que no se escucharan los ruidos! Pero en una esquina frené de golpe y la chica voló para todos lados. Se le cayeron todas las cosas, se bajó enojada y me dio vuelta la puerta de un golpe», recordó una de sus tantas anécdotas.
Su primera experiencia como entrenador le llegó a los 38 años. Hasta su segunda etapa en Ramón Santamarina de Tandil, en 2015, solo había ejercido como entrenador en el Torneo Federal A (antes llamado Torneo Argentino). Córdoba, Mendoza, Chubut, Salta y Formosa fueron las provincias donde trabajó.
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Su primer salto al gran público fue en aquel Nacional B 2015: los tandilenses lideraron el torneo algunas fechas, se ubicaron cuartos y perdieron por penales ante Patronato la posibilidad del segundo ascenso. Su estancia en las sierras le abrió las puertas a un histórico de Primera División: Ferrocarril Oeste. Allí el Sapito Coleoni dirigió apenas un semestre y luego agregó otra provincia a su CV: Santiago del Estero, para ser técnico de Central Córdoba.
Gustavo Coleoni y la revolución santiagueña
Cuando el Sapito Coleoni asumió, el Ferroviario estaba en el Nacional B. Se mantuvo lo hecho durante la primera mitad pero no le alcanzó para evitar el descenso (en paralelo, se logró la clasificación a la Copa Argentina 17/18). La dirigencia lo mantuvo en el cargo y él pagó con creces.
El Operativo Retorno funcionó a la perfección: Central ganó el Federal A (invicto en el Pentagonal Final) y Coleoni se quedó a dirigir en el Nacional B. El 2019 fue el mejor año de la historia: logró su primer ascenso a la máxima categoría y llegó a la final de la Copa Argentina, en la que cayó ante el River subcampeón de América.
En Primera realizó un digno torneo (le ganó 4-1 a San Lorenzo de visitante). Tenía una buena cosecha de puntos y, además, se vio beneficiado por la suspensión de los descensos. El Sapo dirigió hasta la novena fecha de la Liga Profesional 2021, cuando se alejó por una sucesión de malos resultados. A partir de ahí, aprovechó para descansar sin dejar de mantenerse informado sobre la actividad y disfrutar de su otra gran pasión.
«Yo me casé con la pelota, los bares y la bohemia al andar. La calle es una facultad y en los bares es donde pasa todo. Tené en cuenta que yo me crié adentro de un bar. Nací ahí, es mi hábitat. Juego muy bien al billar Casín. Siempre estoy con un taco en el baúl del auto. Amo el billar y soy feliz en esos lugares”, contó alguna vez Coleoni, quien con sus hijos tiene un bar “frente a la cancha de Talleres”, que se llama Tercer Tiempo. “Si yo fuera el presidente argentino te pongo el café a dos pesos en todos lados. Hoy se perdió todo eso, esa forma de socializar. Hay mucha PlayStation, Instagram, Facebook. Es más fácil poner un ciber que un bar», reflexionó.
Su llegada al Conurbano
Este nómade del fútbol argentino está encarando su segunda etapa en el AMBA, la primera en el Gran Buenos Aires. Asumir en San Miguel representa un descenso de dos categorías para el Sapito (el Trueno Verde milita en la B Metro), pero al mismo tiempo el gran desafío de mejorar considerablemente la performance de un equipo que se armó para pelear arriba; terminó último el Apertura con 12 puntos en 17 fechas y actualmente se ubica en zona de descenso.
El Sapito Coleoni firmó su contrato el 18 de mayo y estuvo presente en la cancha, aunque no en el banco, el día de la remontada ante Comunicaciones (San Miguel perdía 0-2 y lo ganó 3-2). Su debut fue el sábado siguiente, con empate ante Los Andes. Su familia aprovechó el domingo para ir a ver a La Mona Jiménez en el Obelisco y reconectar con las raíces cordobesas ¿Él? Hizo lo de siempre: fue a ver un partido.
La historia de San Miguel
El Club Atlético San Miguel fue fundado el 7 de agosto de 1922, bajo la denominación de Independiente San Miguel. Ocho años más tarde se fusionó con un club de Villa Lynch y adquirió el nombre actual. Estuvo cerca de ascender a Primera en 1933 y, tres temporadas más tarde, se desafilió cuando militaba en Tercera.
Volvió a jugar 40 años más tarde: inauguró el estadio, logró dos ascensos en poco tiempo y para 1984 ya estaba jugando en Primera B, con dos campeonatos en el lomo. Les ganó a Central (campeón) y Racing, en lo que fue su mejor desempeño en el fútbol profesional.
Durante la década del 2000, tras varios conflictos dirigenciales, afrontó malas campañas, acumuló dos descensos y un pedido de quiebra. Tocó el fondo del pozo en 2013, cuando volvió a la D. A partir de allí, comenzó a resurgir y en cuatro temporadas retornó al lugar que ocupa ahora. Será tarea de Coleoni y compañía mantener al club en la tercera categoría de nuestro fútbol.
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“Quiero agradecerles la posibilidad que nos dan de ser parte de su historia. Ahora el sueño de Ustedes es nuestro sueño. Venimos de cumplir sueños en Santiago del Estero y ahora, con más ganas que nunca, vamos a poner toda nuestra energía para hacer más competitivo a nuestro equipo. Nos vamos a hacer fuertes, se los prometemos, y los vamos a necesitar atrás nuestro, apoyando como siempre”, contó el entrenador en sus redes sociales.