La tragedia del arquero que fue ídolo en San Miguel, llegó a Primera pero fue vencido por la depresión
Sergio Schulmeister se destacó en el Ascenso. Huracán decidió contratarlo, pero su rendimiento no resultó el esperado. Peleado con su novia y agobiado, decidió quitarse la vida a los 25 años.
Oriundo de Coronel Suárez, un distrito de 37.000 habitantes ubicado en el centro sur de la Provincia de Buenos Aires, Sergio Schulmeister conmovió al fútbol argentino con la decisión que tomó en febrero de 2003: tras tener un inicio prometedor como arquero y haber generado un fuerte vínculo con los hinchas de San Miguel, finalmente se quitó la vida por problemas personales.
El paso de Sergio Schulmeister por Boca
Schulmeister llegó de su pueblo con 20 años -había formado parte del club Centro Blanco y Negro de Coronel Suárez- y fue a probarse a Boca. Buscaba integrar un plantel de Boca que en 1997 contaba, entre otros, con Diego Armando Maradona. El 10 ya estaba en el final de su carrera y encaraba una de sus últimas vueltas al fútbol.
Schumi, como le dirían años más tarde, realizó algunas pruebas en el club xeneize. Finalmente no se terminó quedando y tuvo que seguir buscando suerte en el fútbol. Así fue como le llegó la oportunidad de ir a Defensores de Belgrano.
San Miguel, su arco preferido
En Defe tuvo de compañero a Blas Armando Giunta, ídolo de la gente de Boca. Ese fue el último equipo del mediocampista antes de que asumiera la dirección técnica del Club Atlético San Miguel, en el noroeste del Conurbano bonaerense. Una de las condiciones que puso Blas fue que contrataran a Schulmeister para el arco.
Además de Giunta, en San Miguel tuvo como entrenador a Eduardo Anzarda, el Chavo, de origen en River y larga trayectoria con la camiseta de Platense. Aunque a ninguno de los técnicos les fue bien, Schumi se pudo destacar por encima de sus compañeros y llamó la atención de varios clubes de Primera.
México, la prueba fallida y la primera alerta
Con el descenso del Trueno Verde en la temporada 2000/01 de Nacional B a Primera B Metropolitana, el arquero buscó nuevos horizontes. Allí apareció Atlético de Rafaela, equipo que venía siendo protagonista en los últimos torneos de la segunda categoría. Sin embargo, también surgió la posibilidad de una transferencia al Morelia.
Schulmeister viajó a México pero la prueba no resultó como él esperaba. Para colmo, una lesión en una rodilla le impedía atajar en el club rafaelino. Agobiado por ambas situaciones, en septiembre de 2001, Schumi se cortó en un costado del cuello: aquella vez se salvó, ya que su novia Beatriz, quien ya estaba avisada de las ideas suicidas del guardameta, lo encontró y pudo rescatarlo.
La oportunidad para Schulmeister en Primera
El mundo del fútbol sabía del intento de suicidio, a pesar de que él se tomó su tiempo para hablar públicamente de lo sucedido: en ese entonces, expresó que era un tema totalmente superado. Para esa época ya se encontraba en el arco del Huracán dirigido por Carlos Babington, un histórico de Parque Patricios.
El Inglés, quien atravesaba su cuarta y última etapa como director técnico del Globo, disponía también de Martín Ríos, otro joven arquero. Los últimos partidos de Sergio fueron ante dos grandes: primero, el debut en La Bombonera (derrota 1-3, en la que salió lesionado a dos minutos del final) y una lapidaria goleada 0-4 ante San Lorenzo como local.
Huracán y el trágico final de Schulmeister
Babington apostó por Ríos y el nacido en Coronel Suárez no jugó más. Allí, y sabiendo que la relación con su novia también atravesaba un complicado momento pues lo habían escuchado discutir por teléfono en la concentración, resurgieron las preocupaciones por la salud mental del arquero. La pretemporada anterior al Clausura lo encontraba con posibilidades de recuperar el arco. Por desgracia, no pudieron concretarse.
La tragedia fue el 4 de febrero de 2003: Schumi había faltado a la práctica y en Huracán se alarmaron. Pese a que se había programado un amistoso con Arsenal, algunos integrantes del cuerpo técnico y jugadores fueron hasta la casa del arquero en el barrio de Boedo. Cuando llegaron, ya era demasiado tarde: Schulmeister se había ahorcado con un cinturón en su departamento de Colombres al 800.
El suicidio de Sergio se sumó a una triste lista que apenas unos años antes había agregado a Mirko Saric, el joven volante de San Lorenzo que se quitó la vida en el 2000. El último futbolista que tomó esa decisión extrema fue el uruguayo Santiago García, el Morro, quien se pegó un tiro en febrero de 2021 cuando integraba el plantel de Godoy Cruz de Mendoza.