Femicidio de Nancy Videla: por qué fue liberado uno de los dos detenidos por el crimen
Luego de poco más de un mes, la Justicia dejó en libertad a Claudio Lezcano (29), que era considerado coautor del femicidio de la mujer asesinada y enterada bajo un contrapiso en una casa de Lomas de Zamora.
Ordenaron la liberación de uno de los dos detenidos por el femicidio de Nancy Videla, la mujer de 31 años que salió de su trabajo en Palermo el 26 de noviembre del año pasado y fue encontrada seis días después, sepultada bajo un contrapiso en la casa de un hombre de 70 años llamado Damián Lezcano Mendoza, en Ingeniero Budge, partido de Lomas de Zamora, en el sur del Conurbano.
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El hombre había quedado detenido y días después habían apresado a su sobrino, Claudio Andrés Lezcano (29) como coautor del crimen. Ambos estaban procesados por «homicidio agravado por ensañamiento y por violencia de género», delito que establece una pena de prisión perpetua. Además, se les había trabado un embargo de cinco millones de pesos.
Este martes, la Sala 5 de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y lo Correccional dispuso otorgarle la libertad a Claudio Lezcano de la Unidad Penal N°28 donde se encontraba preso desde hacía un mes y diez días.
Aunque inicialmente el juez en lo Criminal y Correccional N°1, Diego Javier Slupski lo había considerado coautor del femicidio, la Sala 5 consideró dictarle la falta de mérito y dejarlo libre. Ahora, continuará detenido Damián Lezcano Mendoza, por quien a fines de diciembre se había rechazado el pedido de excarcelación que había hecho su abogado.
Cómo fue el femicidio de Nancy Videla
Nancy Videla salió el viernes 26 de noviembre de 2021 por la tarde del edificio de avenida Santa Fe 3770, en el barrio porteño de Palermo, donde trabajaba como empleada doméstica en el departamento de una familia. Una cámara de seguridad la captó cuando se retiraba del lugar.
Luego, otro video la registró en la estación ferroviaria de Constitución alrededor de las 17.36 para abordar el tren del Ferrocarril Roca rumbo al sur del Conurbano. Su pareja, Alan Godoy, la esperaba para merendar en Lomas de Zamora, donde ella vivía, pero nunca llegó. Dijo que a las 18.30 ella le mandó un mensaje por WhatsApp para decirle que estaba esperando el tren y luego no volvió a conectarse ni responder llamadas.
Los primeros días fueron de mucha incertidumbre por la escasez de datos o pistas, pero luego apareció otro video que registró que la mujer se había bajado en la estación Lanús y a las 18.12 se había tomado un colectivo de la línea 283 ramal B hacia Villa Albertina, en Lomas de Zamora.
Sin embargo, la información fue apareciendo en cuentagotas y hasta se llegó a poner la lupa sobre la pareja de Nancy, luego de que la ex esposa lo acusara de violento. El misterio de su paradero lo disipó un llamado anónimo al 911 en el que una mujer alertaba que la mujer desaparecida era amiga del dueño de una propiedad en Ingeniero Budge y contó que el hombre solía prestarle dinero para que ella pagara el alquiler de su casa y que creía que tenían una relación sentimental.
Hacia allí se dirigió la Policía y, tras un allanamiento en la madrugada del 3 de diciembre, hallaron el cadáver de Nancy Videla bajo un contrapiso en una de las habitaciones que Damián Lezcano Mendoza, hoy detenido, administraba en la calle Bucarest 2531.
El horror de las últimas horas de la mujer asesinada
El cuerpo de la mujer que fue buscada durante una semana estaba enterrado en un pozo de 45,5 centímetros dentro de una bolsa de consorcio. Para la Justicia, el femicidio se cometió en el marco de una agresión sexual y «por su condición de mujer». Quedó probada la relación entre Damián Lezcano Mendoza y ella por mensajes y audios extraídos de su celular, donde además había borrado los chats que tenía con ella.
Las pericias determinaron que fue golpeada y asfixiada. Tenía 17 heridas en su cuerpo y tres fracturas en su cabeza. Creen que fue un «amortiguador» el elemento contundente con el que golpearon su cráneo. Todo habría ocurrido ese 26 de noviembre en que ella desapareció.
Testigos declararon que pasadas las 19 de ese día, «la puerta de la habitación de Lezcano Mendoza se hallaba cerrada y un parlante colgaba del lado de afuera, con la música a todo volumen para tapar los sonidos de lo ocurría dentro de la habitación». Aunque también indicaron que eso «era habitual» cuando ella visitaba al hombre y se encerraban en la habitación.
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Allí, en la escena del crimen, encontraron «muestras biológicas» y «manchas de presunto tejido hemático» que reaccionaron a la prueba de luminol en pared, piso, cara interna de la puerta de madera en las patas de dos sillas y en el amortiguador mencionado con el que se cree que recibió los golpes letales.