Pesa 220 kilos y se había fugado antes de extraditarlo a Italia: así lo atraparon en Ingeniero Budge
Antonio Alejandro Mirabo casi no puede moverse por sí solo. En Europa afronta una condena de 30 años de prisión. Hace casi dos meses había burlado la custodia policial en Mar del Tuyú. Cómo fue el operativo para trasladarlo.
Una imagen del WhatsApp y el momento en que fue atrapado por la Policía Federal.
Si es cierto que la tercera es la vencida, Antonio Mirabo ya agotó sus chances de escaparse de la Justicia. Este hombre, que pesa 220 kilos y casi no puede caminar por sí solo, fue atrapado este viernes en Ingeniero Budge como cierre de una increíble saga que comenzó hace casi dos meses, cuando aun con sus problemas de movilidad se dio a la fuga del domicilio que tenía fijado en la localidad de Mar del Tuyú, también gracias a un régimen de custodia cuanto menos laxo para un condenado a 30 años de prisión que debe ser extraditado a Italia para pagar por los múltiples delitos por los que fue juzgado.
Mirabo fue capturado por agentes de División Investigación Federal de Fugitivos y Extradiciones de la Policía Federal Argentina que lo encontraron en una precaria vivienda de la calle Elcano al 200, en la localidad del partido de Lomas de Zamora. Tenía pedido de captura internacional, ya que en Italia lo condenaron por los delitos de de “hurto, robo agravado, falsificación de documentos, violencia sexual, amenazas y secuestro de persona”, hechos que sucedieron entre 1993 hasta 2013, según acreditó la justicia de aquel país.
Tiene 51 años y un estado de obesidad avanzado que le genera grandes complicaciones para movilizarse. Por eso resultó llamativa la novedad cuando se supo que se había fugado, aunque al analizar la forma en que la Justicia argentina definió su cuidado durante su cautiverio a la espera de ser enviado a su país, es más fácil entender por qué había conseguido escaparse.
Los antecedentes del prófugo Antonio Mirabo
Durante casi dos meses se perdieron rastros del reo, más allá de que no podía pasar inadvertido. Es argentino pero vivió muchos años en Italia, donde en septiembre de 2020 la Fiscalía General de la República requirió ante el Juzgado de Apelación de L’ Aquila una orden de captura internacional contra Mirabo para que cumpla con la condena.
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Era un ladrón callejero. Lo acusaron de robar autos forzando puertas o atacando a personas en la vía pública para quitarle el bolso. Lo detuvieron en 1999 cuando transitaba con un documento y pasaporte falsos. En 2002 cometió el delito más grave: robó con arma de fuego en un comercio y en la fuga se subió a un auto, llevó consigo a la conductora y la violó.
Tras ser condenado, la justicia italiana constató que se había escapado y que había salido del país, violando la prohibición de hacerlo. El pasado 11 de mayo se libró el pedido de captura internacional.
Según los registros de Migraciones de la Argentina, Mirabo volvió a su país natal el 18 de mayo de 2019; ingresó desde Uruguay por el paso fronterizo de Colón-Paysandú. Registró domicilios en la Capital Federal y en Lanús. El 3 de mayo pasado renovó el DNI. Su mesa de votación estaba asignada a una escuela en Mar del Tuyú.
El 3 de junio, la Policía Federal pidió a la Justicia la intervención de sus teléfonos. Detectaron que se activaban en la Costa. En efecto, había alquilado una cabaña a media cuadra de la playa. El dueño del lugar declaró que el inquilino debía detenerse cada cuatro pasos porque le faltaba el aire.
Fuga con 220 kilos: estaba en Ingeniero Budge
La Policía Federal lo encontró el 16 de junio. Estaba postrado en una cama, casi inmovilizado, asistido por dos personas como consecuencia de su obesidad.
La Justicia accedió al pedido de su defensa de otorgarle una “detención preventiva”, previsto en la Convención de Extradición entre Argentina e Italia, para evitar que se agravara su cuadro de salud si era arrestado y enviado a la cárcel a la espera de ser enviado a Europa.
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Lo avaló el juez subrogante de Dolores Martín Bava, el mismo que citó a declarar y le prohibió la salida del país al ex presidente Mauricio Macri cuando éste ya estaba en Estados Unidos. En este caso, el magistrado ordenó un régimen laxo de custodia y que la Policía constatara su domicilio una vez por semana.
Para el 23 de agosto se fijó la audiencia de extradición. Mirabo debía conectarse en forma virtual a las 9; nunca apareció. Cuando la policía fue a registrar su domicilio, no estaban ni él ni sus pertenencias. Se fue sin pagar, dijo el dueño de la cabaña, además de haberle dejado rota la cama. Nuevamente detenido, queda por determinar quiénes lo ayudaron a escaparse en aquella oportunidad.
