Importó una idea para “motivar la lectura y la integración vecinal”: Mario Erkekdjian, el creador de la Casita Literaria de San Isidro
Con 80 años y más de 40 viviendo en el barrio, aprovechó su formación como ingeniero para construir una biblioteca. También allí un grupo de amigas se junta a leer cuentos para los más chicos

Mario, posando orgulloso frente a su construcción.
Mario Erkekdjian tiene 80 años y hace más de 40 que vive en San Isidro. Pero si todos lo conocen no es tanto por su permanencia en el barrio, sino por ser el creador de la Casita Literaria, una idea que trajo desde EE.UU. y con la cual hace más de tres años que motiva “la lectura y la integración vecinal”.
Aprovechando su formación como ingeniero, en noviembre de 2021 fue cuando construyó la casita de madera en la puerta de su casa, para que todos pudieran intercambiar libros gratis. Y lo hizo junto a un grupo de conocidos. “Yo podía hacerla solo, pero llamé a vecinos para que tenga pertenencia en el barrio”, confesó.
Lo que él vio en un viaje por norteamérica fue que en un edificio había algunas mesas llenas de libros y electrodomésticos que los residentes de la torre dejaban cuando ya no les servían, y se llevaban otra cosa. En ese instante se le ocurrió traer la idea al país, pero centrándose sólo en los libros.
Dónde queda la Casita Literaria de San Isidro
“La filosofía era motivar la lectura y la integración vecinal, porque esto en definitiva termina siendo un punto de encuentro”, explicó. Y hoy en día “la casita”, como la llaman a secas en todo San Isidro, cuenta también con diferentes talleres como Los Cuenta Cuentos, un grupo de chicas que se conocieron allí y ahora se juntan a leer cuentos para los niños del barrio. Además, se proyectan desarrollar talleres culturales.

Ubicada en la esquina de Intendente Aphalo y Misiones, a pocas cuadras del Hipódromo, la Casita Literaria abre sus puertas todos los días.
Además, cuenta con una capacidad de más de 100 libros para que todos puedan llevarse uno y leerlo, así como colaborar con ejemplares usados para que otros lean. Además, los chicos del barrio se reúnen ahí para buscar títulos o encontrarse con amigos.
Mario destacó que no hay pautas ni reglas específicas, por lo que cada uno se puede llevar y donar los libros que quiera, y no hay obligación de devolverlos. La acción es totalmente libre: “Vos podés tomar el libro, pero si lo devolvés le das la posibilidad a otro de leerlo. Eso queda en la responsabilidad de la persona”.
La mejor muestra de que todos los vecinos entendieron el espíritu de su emprendimiento es que él nunca se quedó sin libros. Y actualmente tiene más de cinco mil ediciones en su casa.
El objetivo es que la iniciativa se replique
Además, en 2023 hicieron una donación de ejemplares didácticos dirigida a escuelas del interior del país. Todo ese tipo de acciones, destacó, son publicadas en la cuenta de Instagram: “Subimos las fotos de adónde llevamos los libros, porque el objetivo es que la gente sepa adónde fueron a parar esos libros que donaron”.

Su próximo objetivo es que esta iniciativa comience a replicarse en cualquier lugar público, ya sea una plaza, una iglesia o el patio de una casa. “Yo acá en el municipio estoy incentivando que instalen una en cada plaza y barrio marginal”, señaló.
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Y agregó: “No es necesario hacer una casita. Si vos vivís en un lugar cerrado, podes hacer tu versión con una mesita, le pones un cartelito que diga ‘lleve un libro, deje otro’, con un lindo mantelito y treinta o cincuenta libros, y arrancás. No pidas permiso, pedí perdón si es necesario”.
Además de mantener esta iniciativa, Mario se dedica al taller de carpintería que tiene en su casa, al que los vecinos pueden acudir a arreglar casi cualquier cosa que se les haya roto. Y de paso, por qué no, visitar “la casita”.
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