Quién es Abel Guzmán, el peluquero que busca la policía por matar a su compañero en Recoleta: tildado, solitario y el «robo de clientas»
El abogado de la peluquería Verdini explicó que «había cierto rencor» por parte del homicida, quién continúa prófugo de la Justicia. ¿Cuál es ahora el principal temor de los policías que lo persiguen y lo tienen rodeado?
Mientras la impactante imagen del brutal crimen de Germán Gabriel Medina a manos de su compañero peluquero Abel Guzmán sigue recorriendo las redes sociales y la Policía busca intensamente al asesino, de a poco se conoce algunos rasgos de la personalidad de Guzmán, y sobretodo del cambio de personalidad que tuvo en los últimos días.
El crimen sucedió ayer miércoles después de las 20, en el local que la cadena de peluquerías de Facundo Verdini tiene en Beruti al 3000, en el barrio porteño de la Recoleta. Todo quedó registrado por una cámara de seguridad del comercio. En lo que parecía un encuentro amable después del horario de trabajo, se desencadenó la tragedia.
Guzmán saca un arma de entre sus ropas y la empieza a blandir mientras habla y gesticula. sin madiar más palabras, le pega un tiro en la cabeza a Benitez, de 33 años. Luego tomó una mochila y escapó por una ventana. Ambos eran coloristas en la cadena comercial.
Para los investigadores hay un dato muy importante a tener en cuenta en la búsqueda: Guzmán está armado, porta la misma pistola con la que asesinó a Medina, por lo que los cuidados deben ser extremos. Una fuente de la investigación afirmó: «No sería la primera ni la última que un sujeto que hizo lo que hizo Guzmán termine cometiendo otra locura, desde suicidarse hasta dispararle a quien quiera detenerlo«.
Abel Guzmán (42) vive en la calle Agrelo al 1500 de Merlo, y por estas horas está siendo buscado intensamente tras la orden de captura internacional y nacional que emitió Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Nº 48, a cargo del juez Javier Sánchez Sarmiento.
La oscura personalidad de Abel Guzmán, el asesino de peluquero
Para los compañeros y terstigos del crimen, Guzmán «no venía bien» desde hace un tiempo. Ellos mismos remarcaron que había permanecido mucho más silencioso que de costumbre en los últimos días. «Era un tipo solitario. Y se había rapado la cabeza hacía poco tiempo«, dijeron.
A fines del año pasado publicó un video en redes sociales. En él se lo ve charlando con una clienta a la que le dice sugestivas frases: «Vivimos sufriendo, renegando. Nos traumamos juntos. Somos los traumados. Mirame la cara, siempre feliz», le decía a la cámara
El asesino hacía tratamientos de keratina. «Era medio raro. No como que te ibas a imaginar que podía matar a los compañeros, pero sí que era muy observador de todo lo que pasaba en el local. A veces se tildaba mirando las situaciones que pasaban a su alrededor», le dijo a Clarín una clienta habitual del local, donde Guzmán trabajaba desde hacía seis años. «Abelizate», les decía a sus clientas cuando las atendía.
“Habían terminado el día de trabajo y eran las únicas cinco personas que estaban. Se juntaron para distenderse y después cerrar el local”, dijo Cristian Benítez, el abogado de Facundo Verdini. En tal sentido, el letrado sostuvo que “por lo que se ve en las imágenes”, entiende “que había algún tipo de encono entre ellos y utilizó ese momento para descargar la ira. Otra explicación no le encontramos”, sentenció.
Ese encono está dirigido ahora por los investigadores a determinar si entre Medina y Guzmán existió el clásico «robo de clientas», una situación habitual en este tipo de rubro y que puede alterar los egos de los protagonistas. Otras de las lineas de invetigación es si entre ambos existía alguna relación sentimental clandestina, ya que Medina vivía con una pareja.
Otro de los puntos clave de la investigación es desentrañar qué llevo a tomar la bestial decisión de Guzmán, en base al análisis de lo que fue el diálogo final entre ambos antes del disparo fatal. Además, los pesquisas están haciendo un relevamiento de cientos de cámaras de seguridad para seguir los pasos del criminal luego de haber escapado por una ventana de la peluquería de la calle Berutti.
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