Ituzaingó tendrá otra Torre Eiffel: la historia de una exótica rareza del Conurbano, en homenaje a una gloria del fútbol del ascenso
La construye el famoso artista plástico Rubén Díaz y será emplazada en la Avenida Ratti al 2400, entre Belén y Aguaribay. Es la segunda que habrá en el partido. A qué ex jugador, DT y vecino del barrio está dedicada.
No es novedad que el excéntrico artista Rubén Díaz está un poco loco, porque hasta él mismos lo repite casi a diario. Es que el vecino ilustre de Ituzaingó que ya realizó más de 30 obras temáticas en el municipio ahora sorprende con una nueva locura, casi llegando a los 70: está terminando de construir una segunda Torre Eiffel en esa localidad de Oeste del Conurbano, para agrandar así su mito de creatividad y delirio.
Díaz anunció que en breve inaugurará -aún no hay fecha oficial confirmada- su segunda torre. La primera ya es un ícono barrial y se emplaza sobre la calle General Juan Lavalleja al 40, dentro del bar «The Tower Beer House»).
La nueva réplica del emblemático monumento parisino estará en la Avenida Intendente Carlos Ratti 2457, entre Belén y Aguaribay y a solo cuatro cuadras de la Plaza Parque Alvear, del lado norte de la ciudad.
Y para agregarla su toque de locura, la nueva torre será un homenaje a uno de los grandes nombres del fútbol del ascenso argentino: Héctor «Chulo» Rivoira, vecino emblemático del barrio, fallecido en agosto de 2019, quien supo destacarse como director técnico del Club Atlético Ituzaingó, Almirante Brown, Nueva Chicago, Chacarita, Quilmes, Liga de Quito, Instituto de Córdoba, Ferro, Atlético Tucumán, Huracán, Rosario Central y Olimpo.
¿Por qué un homaneje al Chulo?. Porque sí, porque Díaz quiere y ya. «Así está quedando este bellísimo proyecto en homenaje a un jugador muy querido por la gente. Un regalo al cielo y a todos sus seres queridos. La obra tendrá su merecida inauguración, donde la presentaré junto a lindas sorpresas. Atención, porque próximamente habrá anuncios», sentenció al respecto el artista en su cuenta oficial de Instagram.
La réplica contará con otra réplica más pequeña al costad que estará dada vuelta y la pintura del Arco del Triunfo en la pared lindera. Díaz no dijo aún si planea vender el lote para que allí funcione un bar o cualquier otro comercio nocturno similar al de su gemela situada en el límite con Castelar y el partido de Morón.
La historia de la Torre Eiffel de Ituzaingó
La primera Torre Eiffel de Ituzaingó está en Lavalleja 40. Díaz la levantó en 2018, luego de siete meses de obra en los que el arquitecto devenido artista contó con la ayuda de varios amigos. Está rodeada de pinturas que muestran el Arco del Triunfo, el emblemático Mouline Rouge y la famosa pirámide en la entrada del Museo de Louvre. Mide 16,5 metros de altura y fue hecha de hierro macizo.
¿Por qué la hizo? «¿Por qué no? Amo París. En una época, sumaba una escala sólo para tomar un café en Champs Elysees. Una torre es más fácil que un edificio. Era un reto, pero sabía que la podía hacer. Tuve que pedir muchos permisos a la Municipalidad. No me la querían aprobar. Me decían que estaba loco por querer hacerla, pero ahora que la hice esta propiedad vale el doble», contó alguna vez Díaz.
Sin embargo, para él lo más importante es otra cosa: «La idea es que los visitantes se transporten a París», dijo.
Para hacer posible el proyecto de la Torre Eiffel, el artista de Ituzaingó contó con la ayuda de todo un conjunto de obreros y conocidos que se encargaron de pintar los murales que rodean la réplica y de los trabajos de herraje, entre otras tareas que comenzaron con el montaje de las cuatro pilares, continuaron con el primer piso y finalizaron con el encastre de los últimos metros que están junto a la cúpula.
Pero Días nunca para de crear… Ya hizo, en diferentes lugares del pago chico, «El Valle de los Castillos» y «El Ironman», un Arco del Triunfo, una Torre de Pisa, un Obelisco de 12 metros de alto (que está frente a su casa, en el barrio de Villa Ariza), el Coliseo romano, pintuas del Moulin Rouge, la famosa pirámide en la entrada del Museo de Louvre.
Por eso este vecino, quien siempre vivió en Ituzaingó, dice que “la arquitectura para mí es una excusa. Es una filosofía de vida lo que propongo. Para mí la carrera ideal debería ser “Arquitista”. Es decir, arquitectura pero dejando que la mente se libere y la mano y el corazón se expresen solos”.
Aunque es arquitecto y maestro mayor de obras recibido en la UBA, él reniega de sus títulos y prefiere ser considerado artista. “Un título no te garantiza nada. Es discriminatorio. Sirve para tener una matrícula y demostrarle a otra persona que uno es idóneo para el trabajo para el que es contratado, pero no para tener valores sociales ni categoría”, explica.
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