La historia de cómo la Selección Argentina eligió José C. Paz para la concentración del Mundial 78
Se cumplen 43 años de la primera conquista en la Copa del Mundo. El equipo dirigido por César Menotti se preparó en la quinta del empresario Natalio Francisco Salvatori (1915-2000). Hoy funciona como centro deportivo.
Aunque hubiese querido destacarse más como jugador, Natalio Francisco Salvatori alcanzó su máxima notoriedad gracias al fútbol: en una quinta de su propiedad, en José C. Paz, el seleccionado argentino se preparó para ganar el Mundial 78. Con una capilla en su interior para oficiar servicios religiosos y habitaciones austeras, todas ornamentadas por una cruz de madera, el predio albergó durante casi cuatro meses a varias de las figuras más notables de todos los tiempos.
Allí fue donde César Luis Menotti resolvió que un joven Daniel Alberto Passarella, de 25 años, fuera el capitán; que Jorge Mario Olguín, zaguero central, se corriera como marcador de punta y que el cordobés Mario Alberto Kempes, delantero de alma, arrancara desde más atrás, dejándole al santafesino Leopoldo Jacinto Luque la posición de 9 de área. Allí también Diego Armando Maradona se enteró de que había sido marginado de la lista de 23, junto con Humberto Bravo y Víctor Bottaniz.
Un empresario clave en el Mundial 78
La Asociación del Fútbol Argentino no contaba con un espacio para sus representaciones deportivas como el que hoy tiene en Ezeiza, donde se juntan desde los consagrados que juegan la Copa América hasta los ilusionados pibitos de la Sub 15.
La opción de la quinta Salvatori sedujo a Menotti. Era un lugar amplio, cómodo, alejado del ruido. José C. Paz, en aquella época, era una de las cabeceras de General Sarmiento, el municipio más grande de la provincia de Buenos Aires (en los 90 se produciría la división en tres intendencias, la propia José C. Paz, San Miguel y Malvinas Argentinas).
Natalio Francisco Salvatori puso a disposición de la AFA el campo de su Fundación en forma gratuita. Se ofreció además a costear los gastos que demandaría el acondicionamiento del lugar: canchas con medidas reglamentarias y césped perfecto, vestuarios, habitaciones, sala de juegos y conferencias.
La Selección fue recibida con cariño por el pueblo de José C. Paz y manifestaciones populares acompañaban la salida y la llegada del micro donde se movilizaban los campeones del Mundial 78.
Perfil de un futbolista que llegó a empresario
Biógrafos de la época le atribuyen a Salvatori relaciones con algunos jerarcas de la dictadura militar, en especial con el general Carlos Guillermo Suárez Mason. A ambos los unía el amor por Argentinos Juniors. Por aquellos días responsable de los centros clandestinos de detención en la provincia de Buenos Aires, Suárez Mason fue un hombre influyente hasta fines de siglo en la conducción del club. Don Natalio -un filántropo, al margen de enfoques ideológicos- profesaba simpatía por los Bichos, para quienes jugó durante los albores del profesionalismo luego de haberlo hecho en Acassuso.
Salvatori sobresalió además en pelota, como representante del CASI (había nacido en San Isidro) y Universitario de Buenos Aires. Sin abandonar nunca la práctica deportiva, empezó a incursionar con éxito en el ámbito empresario. Se hizo un nombre en el rubro farmacia. La de Avenida Cabildo, entre Mendoza y Juramento, fue una de las más conocidas de Buenos Aires. Allí los dependientes no solo atendían, sino que recomendaban medicamentos, en tiempos sin venta por receta.
La prosperidad de su negocio impulsó a Salvatori a expandirse hacia otras áreas, como por ejemplo la construcción o el mantenimiento de plazas y espacios públicos. Siempre sintió especial atracción por la naturaleza, el medio ambiente (cuando todavía no se lo llamaba de esa forma) y, por supuesto, los deportes.
Hoy la Fundación sirve como lugar de esparcimiento, prácticas deportivas y colonias de verano para miles de chicos y chicas humildes de José C. Paz, el municipio que desde hace casi dos décadas gobierna el justicialista Mario Alberto Ishii.