La historia del hijo del Turco García que juega en Los Andes: el increíble tatuaje que se hizo para homenajear a su papá
Yamil García tiene 21 años, firmó contrato con Racing y fue cedido a préstamo al club de Lomas de Zamora, que juega en la B Metropolitana y armó un equipo para volver a la Primera Nacional. El estrecho vínculo con sus padres.
A lo largo de los años, el fútbol argentino ha tenido varias familias con padre e hijo llegando a la Primera División: los Verón, los Higuaín, los Mac Allister… Ese es el caso también de los García: Claudio Omar, el Turco, fue profesional durante casi dos décadas y ahora le toca el turno a su hijo Yamil, quien debutó con la camiseta de Los Andes.
Yamil García, de Racing por herencia paterna
El Turco García es uno de esos jugadores muy identificados con más de un club. Surgido de las inferiores e hincha de Huracán, dejó algunos recuerdos gratos en Vélez y su buen paso por Racing lo convirtió en ídolo para una generación de fanáticos de la Academia.
Claudio convirtió 28 goles en 128 partidos durante el primer lustro de la década del 90 y en ese lapso fue integrante y autor de un recordado gol en Wembley para la ganadora Selección del Coco Basile, otro ícono racinguista.
Seguramente ese lazo con Racing hizo que Yamil -uno de los seis hijos de García- realizara las divisiones inferiores en el club de Avellaneda. Durante sus primeros años sufrió las típicas críticas orientadas directamente a su vínculo parental, el que -según sus detractores- era el que le permitía tener un puesto en el equipo.
Con edad de séptima logró afianzarse y concentrarse en su carrera, lo que le permitió llegar a la Reserva, instancia a partir de la cual su padre le había dicho que iba a poder vivir del fútbol. En el segundo equipo de la Academia logró cierta continuidad y convirtió algunos goles. Al cumplir los 21 años, el club tomó la decisión de firmar su primer contrato como profesional y darlo a préstamo. El destino elegido fue Los Andes.
Yamil, milrayitas y mil ilusiones
Yamil García se convirtió en uno de los tantos refuerzos del equipo de Lomas de Zamora para esta temporada. Es el quinto delantero y la incorporación número 21. En ese total aparece Sebastián Riquelme, uno de los hermanos del actual vicepresidente de Boca.
El Turquito llegó a un equipo que fue uno de los animadores de la Primera B Metropolitana en la temporada 2021, pero que el año pasado coqueteó con el descenso a la C: terminó penúltimo, solo cuatro unidades por encima de J. J. Urquiza.
García llegó metido a Los Andes: en época de redes sociales, actualizó la información en una cuenta de Instagram seguida por 167.000 personas. En la segunda fecha del campeonato se registró su esperado debut: entró a los 20 minutos del segundo tiempo por Francesco Celeste y vio la amarilla en el triunfo por 3-1 ante Dock Sud.
Sin minutos en los otros dos partidos, un empate 0-0 ante Talleres de Escalada y una victoria 1-0 sobre la UAI Urquiza, el Turquito está a disposición del DT Guillermo Szeszurak para sumar y luchar por la vuelta a la Primera Nacional.
Con el Turco García en la cancha y en la piel
La noche de su estreno contó con la presencia de las personas más importantes de su vida: papá Claudio y mamá Mariela. Yamil es el único hijo del matrimonio. Igual, otros cinco hermanos componen la familia: el Turco tuvo cuatro hijos con su primera mujer y otro extramatrimonial, incorporado al grupo.
En la era de los futbolistas tatuados, Yamil no es la excepción. Hace unos meses fue noticia por un regalo que les hizo a sus padres. Ya con unas cuantas marcas indelebles en la piel, no dudó en tatuarse la imagen del Turco y de Mariela y postear el proceso en su cuenta de TikTok. Totalmente orgulloso de su hijo, el Turco se mostró agradecido por lo que hizo Yamil.
Algo similar a lo que ya hace varios años había hecho Leandro Atilio Romagnoli, ídolo de San Lorenzo, quien también eligió inmortalizar la imagen de sus padres con sendos tatuajes en el pecho.
En 2021, la familia García-Prieto fue invitada a 100 Argentinos dicen, edición famosos, el programa conducido por Darío Barassi. Allí estuvo la feliz pareja, con Yamil y un sobrino. Compañeros de su hijo y orgullosos de él, tanto Claudio como Mariela lo siguen acompañando a las canchas y ahora estarán para siempre en su piel.