Todo por un crack: el día que River raptó a Pipo Rossi para que no se fuera a jugar en Boca
Arrancó en Beccar y Acassuso, pasó por Platense, se hizo figura en Núñez y luego en Colombia. Fue un centro medio del viejo estilo que, una vez convertido en director técnico, también le dio alegrías al Xeneize.
Néstor Raúl Rossi se presentaba como Pipo, uno de los grandes nombres del fútbol argentino durante las décadas del 40 y del 50. Flaco, alto, con porte de caudillo, era el volante central perfecto para esos tiempos de equipos ofensivos: el centrojás, como se le llamaba, se encargaba de cuidar las espaldas de las numerosas figuras de aquellas viejas delanteras de cinco hombres. Además de su destacada carrera como profesional, tiene también una historia para contar de sus tiempos de amateur, cuando fue literalmente raptado por River para que no firmase con Boca.
Pipo Rossi, de Zona Norte a River
Rossi nació en Parque Patricios en 1925 y se hizo hincha de Huracán desde chiquito, en épocas en que el Globo era un despliegue de fútbol vistoso. Luego, su familia se mudó al norte de la provincia de Buenos Aires. Allí comenzó a hacer sus primeras armas en los clubes del barrio: empezó en Atlético Beccar, con la ilusión de cualquier purrete, y después se integró a las filas de las Inferiores de Acassuso, ya en búsqueda de un horizonte profesional.
En 1941, Rossi dio el salto a la Quinta División de Platense: lo llevaron a préstamo y, para obtener el pase definitivo, el Calamar debía abonar apenas 300 pesos a fin de año. Era un negoción y el delegado del club de Saavedra ya tenía todo preparado para hacer el módico pago en diciembre. Pero ahí se metieron los pesados…
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Algunos dirigentes de Boca tenían fluida relación con sus pares de Acassuso, todavía dueños del pase de Pipo Rossi. Todo parecía encaminarse para que, entonces, el volante se pusiera la azul y oro. Pero River decidió jugar fuerte: Carlos Peucelle, mundialista en 1930, DT del Millonario y emblema del club, fue personalmente a buscar a Pipo y se lo llevó a su casa. Sin darse cuenta, Rossi se encontraba en el mismo techo que el entrenador de los de Núñez.
Y pasó un día, dos, tres, hasta cuatro… Y ahí Peucelle le confesó: «¿Sabés qué pasa? Que la gente de Acassuso es muy amiga de los de Boca y te estuvieron buscando para que firmes con ellos. Ahora que todo se enfrió, firmás para River y chau… A lo grande, pibe, a lo grande…».
La consagración de Pipo Rossi
Néstor debutó en la primera división de River en 1945. Los de la banda venían de sufrir en las dos temporadas previas: Boca se había quedado con ambos campeonatos, en cierres muy parejos, y ellos querían revertir la historia. Ese año, Rossi y sus compañeros pudieron alzarse con el título. Lo repitieron en 1947.
Aquel River contaba con jugadores como Ángel Labruna, Alfredo Di Stéfano y el Charro Moreno, todos dirigidos por José María Minella. Tras cuatro años en la institución, el volante cambió de rumbo. Pero no de apodo…
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Millonarios de Bogotá fue la siguiente excursión de Pipo Rossi, aprovechando el primer despegue del fútbol colombiano que seducía con sus buenos salarios. Allí, el éxito fue total: cinco títulos, con cuatro Ligas y una Copa nacional. Estuvo nueve años e incluso se dio el gusto de participar de giras por Europa, donde el denominado Ballet Azul derrotó al Real Madrid en el mismísimo Santiago Bernabeu.
Como DT también triunfó en Boca
En el 55, Pipo Rossi volvió a Argentina y de nuevo alcanzó la gloria con River: fue tricampeón. Sus últimas temporadas como futbolista, entre el 59 y el 61, fueron en su querido Huracán. Le quedó la espina del Seleccionado: pese a haber sido parte del famoso equipo de los Carasucias del Sudamericano 57, quedó manchado por el fatídico Mundial de Suecia en 1958, donde Argentina, tras ir como favorita, se volvió en primera ronda y con una humillante goleada encima (6-1 vs. Checoslovaquia).
Tras colgar los botines, largó su recorrido como entrenador. Dirigió en Argentina (Huracán, River, Racing…), Colombia, Paraguay y hasta en España. Pero su único título desde atrás de la línea de cal fue, justamente, con aquel club al que habían privado de incorporarlo: Boca Juniors. De la mano de Pipo Rossi y Aristóbulo Deambrossi, quienes fueron la dupla técnica que sustituyó transitoriamente a Adolfo Pedernera, el Xeneize conquistó el título de 1965. Así, al final, los caminos entre Rossi y la azul y oro terminaron uniéndose…