Un partido polémico y un récord difícil de superar: la historia del insólito penal que Temperley erró cuatro veces
El hecho ocurrió el 10 de julio de 1971, cuando Temperley recibió a Almirante Brown por la fecha 13 de la Primera B. El último remate fue atajado por un jugador de campo que debió ir al arco. Una historia extraordinaria del Ascenso.
El Ascenso del fútbol argentino está plagado de anécdotas para el recuerdo, desde históricas hasta bizarras. En este segundo rubro se encuentra aquella que sucedió una jornada en el sur del Conurbano bonaerense. Fueron protagonistas Temperley y Almirante Brown, de campañas irregulares en un torneo de la Primera B que dominó Lanús.
La tarde de los cuatro penales errados
El estadio Alfredo Beranger fue el escenario de una de las situaciones más insólitas de la que por entonces era la segunda categoría del fútbol argentino. A los 14 minutos del primer tiempo, con el encuentro igualado en cero, el árbitro Teodoro Pascual Nitti, quien con los años se iba a afirmar entre los principales de nuestro medio, sancionó penal para el local y desató una serie de acontecimientos que aún permanecen en la memoria de hinchas veteranos, a pesar de que ya ha transcurrido más de medio siglo.
El primero en tomar el balón fue Esteban Horacio Corbalán, histórico wing del Gasolero, autor de 69 goles en 204 partidos y fallecido en 2018. Su remate fue contenido por Osmar Miguelucci, pero el juez, mucho antes de que interviniera la tecnología del VAR, le cobró adelantamiento. Corbalán le dejó su lugar al volante Nicolás Constancio Bieladinovich y Miguelucci repitió: se adelantó y atajó el disparo, por lo que recibió una tarjeta amarilla.
El héroe menos pensado
Por tercera vez en la jornada un jugador de Temperley se disponía a patear: repitió Bieladinovich, pero esta vez le erró al arco. Cuando parecía que todo terminaba allí, Nitti se cansó de Miguelucci, que había vuelto a adelantarse; le mostró la segunda amarilla y la consecuente roja.
Sin comprenderlo y en medio de las protestas, los jugadores de Almirante Brown se miraron y fue Ricardo Tello, defensor central del Mirasol, quien se puso el buzo de arquero. “No entendíamos nada. Fuimos a protestarle, pero no pasó nada. Empezamos a ver quién podía atajar y como a veces iba al arco en los entrenamientos, finalmente me puse el buzo”, recordó Tello.
El cuarto penal también estuvo a cargo de Bieladinovich y Tello, que lo conocía, trató de ponerse en sus botines y eligió la punta izquierda: voló hacia allí y pudo contener el penal del jugador de Temperley.
“Yo lo conocía a Bieladinovich. Traté de ponerme en la cabeza de él. Como yo no era arquero, seguramente pensaría que yo me iba a hacer la lógica, tirarme al palo contrario del pateador. Por eso fui hacia mi izquierda y se lo atajé”, reconstruyó Tello años más tarde de su gesta y una alegría que duró poco.
Al cabo de esa larga secuencia, el partido continuó con Tello en el arco. Un mal cálculo del defensor reconvertido en arquero derivó en el 1-0 para Temperley, único tanto que le marcaron al portero de emergencia. Por su lado, Almirante también dispuso de una chance desde los 12 pasos y la desaprovechó Alfredo González. Para darle un mejor recuerdo al acto heroico de Tello, Luis Vargas empató el encuentro para los de Isidro Casanova.
La historia repetida de los cuatro penales
Aunque parezca imposible, una década más tarde se vivió un hecho prácticamente igual en la categoría más baja del fútbol argentino. Haciendo de local en la cancha de Barracas Central, Sportivo Barracas recibió a Deportivo Riestra por la fecha 3 de la Zona B del Campeonato de Primera D de 1982.
Aquel 10 de abril, ocho días después del desembarco argentino en las Islas Malvinas, Sportivo derrotó 3-1 a Riestra. La historia, sin embargo, pasó por otro lado. Daniel Marcelo Phan Van Thu, descendiente de asiáticos, se hizo cargo de un penal para el visitante y el arquero Forcinitti lo atajó, pero el árbitro lo hizo repetir. Al contener el segundo remate, llegó la amarilla del juez, que reiteró la secuencia luego de que Forcinitti se adelantara por tercera vez.
Tras la roja, entró el suplente Oset a pararse bajo los tres palos. A diferencia de lo que había hecho Tello una década antes, Oset optó por no moverse de su lugar: contuvo el remate sin adelantarse y logró que la historia se repitiera, esta vez con final 100% feliz ya que su equipo se quedó con los tres puntos.
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