Segunda ola de Covid-19: Vicente López y San Isidro también resisten el cierre de las escuelas

La tensión del trípode Nación-Provincia-Ciudad aumentó este viernes hasta niveles insospechados. Después de los cruces de declaraciones entre el tándem Alberto Fernández–Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta, dos intendentes del Conurbano declararon a la educación como un servicio esencial, con el propósito de que las escuelas de sus jurisdicciones permanezcan abiertas. Los impulsores de las medidas fueron Jorge Macri y Gustavo Posse, jefes comunales de Vicente López y San Isidro, dos de los más importantes referentes ejecutivos de la oposición en territorio bonaerense.

Pero Macri fue más allá: fue a la Justicia al presentar un recurso de amparo para intentar frenar la suspensión de las clases presenciales entre el 19 y el 30 de abril que dispuso el Ejecutivo Nacional.

«Como gobierno tengo un poder que es la Justicia. No planteo una rebeldía, porque las normas están para ser respetadas. Voy a tratar de hacer lo que esté a mi alcance para garantizar que lo que no enferma, como las clases presenciales, continúe», sostuvo el jefe comunal.

A la vez, aclaró que el pedido judicial es por la presencialidad en las escuelas y no tiene que ver con las restricciones a la circulación nocturna.

El Intendente dijo que «está demostrado que los chicos no se contagian en las escuelas». «A todas las familias, quiero decirles que voy a hacer todo lo posible por sostener la presencialidad en las aulas. Presentamos un amparo en la justicia para que en Vicente López no cierren las escuelas. Estoy convencido que es el lugar donde los chicos tienen que estar», destacó en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter.

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En tanto, al anunciar la movida este jueves en declaraciones a la prensa, el intendente de Juntos por el Cambio sostuvo: «Si alguna burbuja se contagia voy a hacer todo lo posible para que se cumpla el distanciamiento y los cuidados. Pero la solución no es cerrar las escuelas».

Macri y Posse fueron los primeros del Conurbano en cumplir con la arenga de Mauricio Macri, quien había manifestado su rechazo a la suspensión de las clases presenciales en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). «Los intendentes de la provincia de Buenos Aires tienen la oportunidad de imponer su liderazgo para que las pocas escuelas que están abiertas continúen así. Es fundamental preservar el vínculo entre los alumnos y la escuela y no apoyar fallidas decisiones improvisadas, basadas en la intuición o el miedo», dijo el ex jefe de Estado.

Aunque saben que no hay posibilidad de revertir la medida, intendentes opositores le solicitaron a Kicillof un encuentro de carácter urgente para discutir la posibilidad de no cerrar los establecimientos educativos. En el gobierno bonaerense ya avisaron que no habrá marcha atrás.

San Isidro y Vicente López siguen a la Ciudad

La embestida de Jorge Macri y Gustavo Posse contra el decreto 241/2021 es una medida orgánica del PRO que se sube a la resistencia inicial planteada por la ciudad de Buenos Aires, que presentó ante la Corte Suprema de Justicia una demanda declarativa de inconstitucionalidad con el fin de impedirle al gobierno nacional avanzar con «cualquier acto que implique poner en ejecución» el DNU presidencial que fijó nuevas restricciones en el AMBA, entre ellas la de dictar clases en forma presencial hasta el 30 de abril inclusive.

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Dicha presentación ante el máximo tribunal fue realizada por la Ciudad diez minutos antes de que comenzara en Olivos la reunión de este viernes entre el presidente Alberto Fernández y el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta; en sus 68 páginas, la demanda incluye una medida cautelar para que se suspenda el artículo referido a las clases incluido en el DNU, que se publicó este viernes en el Boletín Oficial.

Incluso, la decisión de los intendentes de San Isidro y Vicente López parece ser una respuesta al planteo realizado este viernes por el presidente Fernández, quien sostuvo que «las leyes se hacen para ser cumplidas» y por ello, «a los que no les gustan» las medidas adoptadas para detener el avance de los contagios de coronavirus, «que recurran a la Justicia».

«A mí, la rebelión no. En un Estado de derecho las leyes se cumplen. No estoy para tolerar la indisciplina de muchos restaurantes colmados de gente», enfatizó Fernández en rueda de prensa en Olivos. La referencia estaba más direccionada a los propietarios de locales gastronómicos por la advertencia de que pensaban declararse en rebeldía ante el perjuicio que, dicen, les genera la obligación de cerrar las puertas a las 19 y solo poder ofrecer atención si cuentan con un espacio abierto.

Pero el foco político en la pelea entre el oficialismo y la oposición está puesto en la educación, por la decisión del gobierno nacional de, en principio hasta el 30 de abril, cerrar las escuelas y regresar al esquema de clases virtuales. Por ello es que Posse y Macri aspiran a que los recursos judiciales presentados les permitan el lunes seguir con el dictado de clases presencial en sus respectivos distritos.

Representa, además, un desafío para el planteo realizado por el gobernador Axel Kicillof, quien el jueves, al defender el decreto presidencial para restringir la circulación en el AMBA, dijo que la porción bonaerense de la región metropolitana está «en Fase 2». «La alarma es porque el número récord de la primera ola fue 15 mil casos. Por eso es un tsunami, porque estamos en una situación peor y más rápida. No se la esperaban ni los expertos de la Ciudad», detalló el mandatario provincial.

«No puede ser que el virus vaya por el ascensor y las medidas por la escalera. El epicentro de esta segunda ola es la ciudad de Buenos Aires. La incidencia es el doble en la Ciudad que la Provincia, es decir que, en la ciudad de Buenos Aires, las chances de contagiarte son el doble. No festejo, porque el virus comienza en la Ciudad, pero se expande. Por eso lo importante de las medidas», indicó Axel Kicillof.