El rincón de Quilmes donde el tiempo se detuvo y la vida se mueve al ritmo de los carruajes
A lo largo de un arbolado predio de 4,5 hectáreas, el Museo Histórico del Transporte Carlos Hillner Decoud exhibe una colección única de distintos modelos creados entre 1860 y 1900. También es un espacio de encuentro para las familias.
En Laprida y Ricardo Rojas, Quilmes Oeste, una puerta da paso al ingreso a una dimensión distinta, donde el tiempo parece haber quedado frenado para siempre. Se trata del Museo del Transporte Carlos Hillner Decoud, un espacio único donde la colección de carruajes de otras épocas es la gran atracción del lugar.
Cuando Don Carlos compró la estancia en 1927, el lugar abarcaba alrededor de 40 hectáreas sobre las que hoy se ubican el histórico boliche El Bosque, que era donde estaba la casa principal, o la Escuela Agropecuaria N° 1 de Quilmes, situada en el cruce de las avenidas Laprida y La Plata.
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La bautizó El Dorado, haciendo honor al apellido de los dueños anteriores. Ya tenía caballerizas, dependencias para los peones y algunas habitaciones para húespedes y recreación. La construcción de estilo inglés fue obra del arquitecto Roberto Soto Acebal. Tiene varios pórticos grandes de madera tallada, paredes de ladrillo a la vista y techos de tejas.
Hillner Decoud era un fanático de los carruajes y los fue comprando en remates o a coleccionistas particulares de Inglaterra, Francia y Argentina. Sus descendientes, en especial su sobrino nieto Marcelo Decoud, fueron los encargados de la puesta en valor para mantenerlos en perfecto estado.
La particularidad de la colección de 17 carruajes de diferentes modelos contruidos entre 1860 y 1900 es que todos cuentan con sus piezas originales. En el espacio de Quilmes Oeste también se exhibe una réplica de una chata cervecera hecha por Christian Lagier y Marcelo Decoud.
Una de las piezas más importantes del Museo del Transporte Carlos Hillner Decoud es un carruaje francés que tiene como particularidad que el modo de atar los caballos es en tandem, es decir, uno atrás del otro, estando el primero sólo con riendas y sin sujeción de varas.
La colección cuenta también con una sala de arneses, embocaduras y monturas originarios de Europa. Se destaca el espacio dedicado a los modelos fabricados por la casa Hermes de París a pedido de Don Carlos. El lugar atesora una gran riqueza en ornamentos. Y, además, hay un sector de maquetas de barcos, bicicletas y motos.
Entre la caballeriza y la sala de monturas se encuentra el pórtico que conserva la fecha en que se construyeron las instalaciones y el nombre de su inspirador. La mayoría de los insumos de la construcción fueron traídos de Europa por Carlos Hillner Decoud, quien aprovechó las demoliciones que iban quedando de lado porque se comenzaba a usar en Europa el automóvil y ya no tanto los caballos.
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El predio fue legado con cargo de conservación primero al Gobierno de la provincia de Buenos Aires a mediados del siglo XX. Luego, en 1978, la propiedad pasó al fuero de la municipalidad de Quilmes, estando la custodia del legado a cargo de los herederos de Hillner Decoud, quien naciera el 14 de diciembre de 1880 en la ciudad de Buenos Aires.
De los carruajes a las actividades para vecinos de Quilmes
El Museo del Transporte Carlos Hillner Decoud cuenta con un enorme parque arbolado que suele ser utilizado por los vecinos de Quilmes Oeste y de otras localidades del distrito y de las comunas cercanas para pasar jornadas al aire libre.
En el espacio de 4,5 hectáreas, el municipio de Quilmes suele organizar, cuando la pandemia lo permite, distintas actividades artísticas, festivales, ferias y espacios de juegos y de deportes. El predio está abierto de lunes a viernes, de 7a 19, y sábados y domingos, de 8 a 20.