Quiénes eran los jóvenes fallecidos en el choque de Longchamps: un pueblo de luto y familias destrozadas
Eran dos hombres y dos mujeres, de entre 20 y 33 años, que murieron al chocar su auto a gran velocidad contra un árbol. Todos de nacionalidad boliviana, habían venido a Argentina hacía algunos años. Sus historias.
Sigue la conmoción en Longchamps por el terrible accidente de tránsito que se llevó la vida de cuatro jóvenes en la mañana del último domingo, cuando el auto en el que viajaban chocó a gran velocidad contra un árbol en la avenida Hipólito Yrigoyen al 19000, en esa localidad del sur del Conurbano.
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El episodio ocurrió a las 8 y una cámara de seguridad particular registró el momento en que Waldo Andia Encinas, de 33 años y quien conducía el auto Mitsubishi negro patente BCL-899, quiso sobrepasar a otro vehículo que iba por la mano derecha y terminó subiéndose al bulevar e impactando frontalmente contra el árbol.
Waldo iba junto a otros tres jóvenes: Carmen Marquez, de 28, que estaba sentada como acompañante; y María Portillo Flores, de 31; y Jhorvin Olivera Flores, de 20, estaban en el asiento trasero. Todos eran de nacionalidad boliviana y se habían mudado años atrás a la Argentina. Por la violencia del choque, murieron en el acto y personal de la ambulancia del SAME que se acercó al lugar constató su deceso cuando fue a asistirlos.
Las víctimas volvían de una fiesta en Burzaco hacia su casa en Glew. Momentos antes del siniestro, le habían comprado tortillas a Oscar, un vendedor callejero que tiene su puesto a 300 metros del lugar del accidente. «Les vendí las últimas tres tortillas que tenía. El coche estaba totalmente apagado. Los chicos estaban adentro charlando y riéndose. Cuando levanto el puesto, saludo al diariero, voy a cargar gas y encuentro un patrullero desviando el tránsito», reveló. Y agregó: «Para mi no conocían la zona y trataron de esquivar una hondonada. Yo me comí ese pozo una sola vez y me di vuelta. No me vuelve a pasar».
El choque fue tan fuerte que sobresaltó a la gente que vive en la zona. Incluso una vecina llegó a decir que «tembló toda mi casa» y remarcó: «Levanté la persiana y vi el auto en el medio de la calle, todo destrozado». Efectivamente, el vehículo quedó hecho una maraña de fierros y chapas retorcidos entre los que debieron trabajar los Bomberos para sacar los cuerpos.
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Las víctimas del fatal accidente eran oriundas de un pequeño pueblo llamado Méndez Mamata de Tarata, en el departamento boliviano de Cochabamba, donde hubo múltiples manifestaciones de tristeza.
Jhorvin y María Eugenia eran hermanos y habían venido hace algunos años a la Argentina, donde ya vivía la hermana mayor de ambos. Otros tres hermanos varones se habían quedado en Bolivia y fueron informados rápidamente por el marido de María Eugenia sobre la tragedia.
Una allegada de la familia comentó a Clarín: «Jhorvin era un niño muy educado, respetuoso y trabajador de sus otros hermanos. Era el más sociable. Terminó la primaria y dejó de estudiar hasta que se fue a vivir a la Argentina con su hermana. El barrio está conmocionado porque estos niños se criaron sin su mamá y les costó mucho salir adelante». María Eugenia, a su vez, era madre de una nena de 10 años.
Carmen, por su parte, tenía dos hijos varones y su hermano la despidió en las redes sociales: «Te voy a extrañar mucho hermana, siempre estarás con nosotros. Cuidanos y guianos desde donde estés».
Un tío de los hermanos fallecidos contó que la familia hacía gestiones para que se trasladaran los cuerpos, que fueron sometidos a una autopsia el domingo, al pueblo Méndez Mamata de Tarata. «Todo el pueblo está de luto», lamentó un conocido en las redes.
El caso fue caratulado como «homicidio culposo, accidente de tránsito vehicular» por el fiscal Carlos Pérsico, de la Unidad Funcional de Instrucción N°10 del Departamento Judicial de Lomas de Zamora.