La otra cara de una tragedia en San Miguel: la historia de Priscila Lucca, la moza que puede ir presa por la muerte de Lucía Osores
La mesera que quiso prender el mechero del centro de mesa y provocó la explosión mortal tuvo que irse a vivir a Entre Ríos. Era su primer trabajo y estaba en negro. Afirman que tiene problemas psiquiátricos.
El juicio por la muerte de Lucía Osores, la chica de 18 años que murió quemada el 9 de octubre de 2020 en el bar Zar Burgers & Beer de San Miguel, ya está en marcha y a medida que se acerca el veredicto todos lo ojos se posan en la figura de Priscila Lucca, la moza que prendió el calentador de la mesa con un bidón de alcohol, generando la explosión que desató la tragedia que conmovió a todo el Conurbano.
Además del fallecimiento de Lucía, la brutal explosión dejó como saldo a siete jóvenes con grandes quemaduras, todos entre 16 y 19 años de edad. La fatídica escena fue cuando recién comenzaban a flexibilizarse los encuentros sociales luego del confinamiento por el avance de la pandemia de Covid-19.
Hoy el juicio se desarrolla en el Juzgado en lo Correccional 3 de San Martín y hay tres imputados: Carlos Oliverio, el dueño del bar «Zar Burgers & Beers»; Marina de los Ángeles Ramírez, la encargada del local; y Lucca, la mesera. En el juicio deberán presentarse 245 testigos citados.
A los tres se los acusa de «homicidio culposo y lesiones culposas». Pero es Lucca, entonces de 18 años y que estaba desarrollando su primera experiencia laboral, quien fue la que técnicamente ocasionó el desastre. Ella hoy se defiende a través de su abogado, Pablo Esperanza: «Hizo lo que le pidieron que hiciera», afirma en relación a la joven que trabajaba «en negro» en el bar.
La moza Priscila Lucca y la muerte de Lucía Osores
Luego de la tragedia, la vida de todos los implicados dio un giro de 180°. Lorena Osores, la madre de Lucía, inición una batalla legal en busca de Justicia, aunque vivirá atravasada toda su vida por el dolor de no tenerla más a su lado. Quiere presos a todos, pero en su mira está principalmente Oliverio, el dueño del bar. «Tiene protección política desde el Municipio», aseguró a varios medios.
Luca, en cambio, tuvo que «escapar» de San Miguel acuciada por la realidad. «Debió mudarse a Entre Ríos. En San Miguel todos se conocen y ella no quería cruzarse más con quienes la acusan por la muerte de Lucía. Es muy complicado vivir así. Se trató de un accidente. Ella hizo lo que le pidieron que hiciera», le dijo Esperanza a Clarín, insistiendo en el concepto de que todo fue un hecho fortuito.
Lucca había perdido a su papá en las primeras semanas de la pandemia y vivía con su mamá y su hermano en una vivienda pequeña en San Miguel. Eso la motivó a salir a buscar trabajo. Lo consiguió en «Zar Burgers & Beers», como mesera.
Era su primer empleo y llevaba un mes haciéndolo hasta el fatídico día de la tragedia. En una declaración, Lorena, la mamá de Lucía, hasta parece entender la situación de Priscila. «Se sentía muy presionada por sus jefes», dijo sobre la situación de la chica acusada.
Ese 9 de octubre Lucca también sufrió quemaduras durante el incidente. «Gracias a la intervención de Oliverio, fue la primera a la que subieron a una ambulancia. Y la llevaron al Hospital Larcade. Cuando llegué allí para ver a mi hija, Priscila se enteró y se fue, aunque tenía una pierna lastimada. No pude hablar con ella. Y lo que más me duele es que nunca me pidió disculpas», cuenta Lorena.
San Miguel: cómo fue la explosión en el bar
La noche del viernes 9 de octubre del 2020 Lucía salió con sus amigos a la cervecería Zar Burgers & Beer de San Miguel. En aquel momento, tras meses de cuarentena estricta, comenzaban a habilitarse las primeras salidas en restaurantes y bares, aunque debían ser al aire libre o en espacios abiertos.
Lucía y su grupo de amigos se encontraban sentados en una mesa en el exterior del bar cuando sucedió la tragedia: a los pocos minutos de haber llegado, Prscila Lucca, la moza, se acerca a la mesa con un bidón de alcohol y comienza a recargar el calentador, una especie de centro de mesa que tenía fuego y se utilizaba para calefaccionar el ambiente.
En ese instante se produce una brutal explosión que afecta directamente a Lucía, sus seis amigos y la camarera. La joven, con quemaduras en el 40% del cuerpo y compromiso de las vías respiratorias, fue llevada de urgencia al hospita, donde finalmente murió un día después, el sábado 10 de octubre tras dos paros cardíacos.
Hoy, Priscila Lucca está de vuelta en San Miguel y va periódicamente a los tribunales donde se desarrolla el juicio. Siempre llega con su madre, tiene rastas y su abogado defensor afirma que tras lo sucedido se encuentra con «problemas psiquiátricos».
En una de las audiencias, se quebró emocionalmente, rompió en llanto y tuvo que abandonar la sala. Estiman que las actuaciones terminarán los primeros días de noviembre y que el 15 de ese mes se conocerá el veredicto.
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