La impensada nueva vida Diego Capria, el futbolista que convirtió un gol histórico y ahora trabaja en un frigorífico
El 26 de agosto de 2001 metió el tanto contra Boca que le permitió a San Lorenzo alcanzar los 13 triunfos consecutivos. Su hermano, Rubén, sigue ligado al fútbol como director deportivo de Racing Club.
Diego Capria quedó en los libros del fútbol argentino por haber sido el autor de un gol que le permitió a San Lorenzo establecer un récord que lleva 22 años de vigencia. Integra también un listado de hermanos que dejaron huella en la primera división como contemporáneos, tal como lo hizo con Rubén, el mayor de ambos que ahora está en plena efervescencia como el director deportivo de Racing Club que le abrió las puertas de la Academia a Fernando Gago.
Como los Capria, también estuvieron los Barros Schelotto, símbolos de Gimnasia La Plata en los 90 y multicampeones con Boca Juniors; los Higuaín, surgidos de las categorías menores de River Plate pero con trayectorias dispares; o los Milito, uno ídolo de Racing y el otro de Independiente, por citar algunos ejemplos emblemáticos.
La historia de los hermanos Capria
Rubén Oscar (6 de enero de 1970) y Diego Raúl (27 de agosto de 1972) nacieron en General Belgrano, provincia de Buenos Aires. Hijos de Humberto Rubén, se criaron pateando una pelota contra las paredes del frigorífico que su familia lidera desde hace casi un siglo.
El más grande de los hermanos siempre fue un apasionado por el fútbol: llegó de adolescente a Estudiantes de La Plata y siempre tuvo claro su camino. Diego -o Coco, para la gran mayoría- se había anotado en la facultad para estudiar Ciencias Veterinarias. Sin embargo, cuando tuvo que decidir, se la jugó por seguir a su hermano y en el Pincha le abrieron las puertas.
Diego Capria: los hermanos sean unidos
Por características, siempre fueron diferentes: el Mago, un virtuoso con una pegada exquisita de pierna izquierda; Coco, un férreo defensor con aptitudes para el cabezazo en las dos áreas.
Debutaron en Estudiantes en el mismo año y allí vivieron de todo: junto a otros jóvenes que luego serían estrellas (Juan Sebastián Verón, Martín Palermo, José Luis Calderón, entre otros) fueron parte del equipo que descendió en 1994.
Muchos integrantes de ese plantel se quedaron y le devolvieron al León su lugar en Primera. Allí, los hermanos se separaron por primera vez en su carrera, hasta que se reencontraron dos años más tarde en Racing. En la Academia, que vivía una pésima situación institucional, jugaron algunos partidos en el equipo que dirigía Ángel Cappa. Al año siguiente se fueron a Chacarita, el último club en el que fueron compañeros.
Momentos de gloria en San Lorenzo
Los defensores no siempre se llevan los flashes pero cuando lo hacen, seguramente, no se lo olvidan más. Ese sentimiento fue el que tuvo Coco Capria en San Lorenzo, club del que siempre fue hincha. Tras jugar en Belgrano de Córdoba, lo llamaron para ir al Ciclón y no dudó. Por su corazón y porque allí se encontraban Pablo Michelini y Bernardo Romeo, ex compañeros suyos en Racing y Estudiantes respectivamente.
Coco llegó al campeón récord que dirigía Manuel Pellegrini (el mejor DT de su carrera, según ha dicho) y enseguida se metió en el corazón de los hinchas. El 26 de agosto de 2001, San Lorenzo recibió a Boca por la segunda fecha del Apertura 2001.
Bajo una lluvia torrencial, Capria puso su cabeza para el 1-0 sobre el final del partido. Así, los de Boedo vencieron al Boca de Carlos Bianchi que acababa de ganar su segunda Copa Libertadores consecutiva y alcanzaron un registro de 13 partidos ganados de forma consecutiva. Es un récord en el profesionalismo que se mantiene vigente hasta el momento.
Ese mismo año, San Lorenzo llegó a la final de la Copa Mercosur: fue segundo en su grupo, venció a Cerro Porteño en cuartos de final y a Corinthians en las semi, en ambos casos por goleada en el global.
La ida de la final ante Flamengo se jugó en Río de Janeiro el 12 de diciembre (0-0 en el Maracaná); la vuelta estaba estipulada para el 19, pero por la crisis de 2001 en Argentina, el Ciclón tuvo que esperar hasta el 24 de enero para recibir al Mengao.
San Lorenzo comenzó perdiendo y luego empató por intermedio de Raúl Estévez. En los penales tuvo sus momentos de sufrimiento: erró los dos primeros, después se acomodó y, cuando Sebastián Saja atajó el sexto penal, la gente invadió la cancha y hubo que esperar varios minutos.
Luego de que se calmara todo, Coco Capria le rompió el arco a Julio César y el Ciclón se quedó con su primer título internacional.
Una vida lejos del fútbol
El menor de los Capria colgó los botines en 2006. Si bien tuvo la oportunidad de ir a jugar la Copa Libertadores para Universitario de Perú, las charlas con su mujer -a quien conoce desde los 14 años- y sus múltiples operaciones de rodilla lo hicieron tomar la decisión de retirarse. Aunque hizo el curso de técnico y tuvo alguna chance de dirigir a San Lorenzo mientras Romeo era manager, esa opción laboral nunca se concretó.
En la actualidad es el gerente general del Frigorífico y Matadero San Antonio, la empresa familiar que su abuelo Francisco Antonio Capria fundó en la década de 1930 junto con Veneranda Galati, otro inmigrante italiano. La firma se dedica principalmente al ganado ovino (son productores de la primera milanesa de cordero del país) y porcino.
Coco sigue viviendo en el barrio porteño de Caballito pero recorre todos los días hábiles más de 150 kilómetros hacia el sur para llegar a su General Belgrano natal. El fútbol quedó como un gran recuerdo en su vida. Hoy dedica todo su empeño al negocio familiar y al campo.
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