Morón quiere repetir aquella inolvidable gesta de 1968 y sueña con otro ascenso a Primera A
El club marcha tercero en su zona del Nacional, cumplida ya más de la mitad del fixture. Los recuerdos imborrables de aquel Reclasificatorio que lo llevó a jugar por única vez en la máxima categoría de nuestro fútbol.
La foto del plantel en el vestuario, después de 2-0 ante los jujeños.
Con tres victorias en los últimos cuatro partidos, a tiro del líder Güemes y en zona de clasificación para el torneo reducido que otorgará un segundo boleto a Primera, Deportivo Morón ilusiona a su gente: busca repetir el ascenso de 1968 y volver a jugar en la máxima categoría del fútbol argentino, más de medio siglo después de aquella única experiencia entre los grandes.
El equipo dirigido por Lucas Bovaglio viene de vencer por 2-0 como local a Gimnasia y Esgrima de Jujuy, rival directo en la lucha por subir. Luciano Guaycochea y Lucas Abascia anotaron los tantos de Morón, que durante más de media hora supo disimular la inferioridad numérica provocada por la expulsión de Braian Molina.
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El resultado dejó al Gallito con 33 puntos, delante de otros clubes con aspiraciones en la división como Almagro, Ferro, Rafaela, Instituto y All Boys. En la otra zona, por el momento, lidera Almirante Brown con 39 unidades. ¿Y si hay un clásico del Oeste en la etapa de los cruces?
Aquel ascenso de Morón en 1968
A fines de la década del 60 se implementaron en el fútbol argentino los Reclasificatorios de Primera. Eran una especie de Promociones ampliadas, todos contra todos y a dos ruedas, entre los últimos de la A y los mejor ubicados de la B (no existía entonces el Nacional).
El de 1968 lo disputaron, entre agosto y noviembre de aquel año, Quilmes, Atlanta, Gimnasia y Esgrima La Plata, Platense, Unión, Deportivo Morón, Ferro Carril Oeste, Nueva Chicago, Almagro y Tigre.
De acuerdo con la reglamentación vigente, los seis primeros de este decagonal obtenían el derecho de jugar en la A durante 1969. Los cuatro de menor puntaje debían hacerlo en la B. Para Morón, fundado en 1947, se trataba de una oportunidad histórica. Así lo interpretó su presidente, el doctor Virgilio Filadelfo Machado Ramos, un personaje extrovertido, ambicioso y controversial.
Morón, conducido en 1968 por un director técnico de los llamados resultadistas como Ricardo Rodolfo Aráuz, debutó en el Reclasificatorio con un 0-0 en casa ante Nueva Chicago. Victorias consecutivas ante Tigre y Almagro, ambas por 2-1, lo posicionaron en el lote de punta.
Una derrota en La Plata, 0-2 ante Gimnasia, aplacó la algarabía. No solo perdieron los jugadores aquella tarde del 24/08/68: los micros que trasladaron a la hinchada del Gallito fueron apedreados en el Bosque y regresaron con las ventanillas rotas al Oeste bonaerense.
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Empate con Ferro, caídas contra Atlanta y Quilmes, más otra igualdad vs. Unión llevaron a pensar que aquel equipo, que entre otras innovaciones estrenó una camiseta estilo rugby con franjas horizontales rojas y blancas, no daba la talla para pretender el ascenso. Sin embargo, un espectacular 6-1 a Platense (tres de Oscar Tomás López y tres de Juan Carlos González) renovaron las expectativas.
Ascenso y recuerdo imborrable para Morón
Ya en la segunda rueda, sólido atrás y confiado adelante en el oportunismo de Luis Gerónimo Gigliani, un símbolo del ascenso, Deportivo Morón aseguró su boleto a Primera con una seguidilla de marcadores apretados: 1-0 a Gimnasia (con vendetta de la barra por los ataques de la ida), 0-0 ante Ferro, 1-1 vs. Atlanta y sendos 0-0 frente a Quilmes y Unión para desatar la alegría de todo un municipio, aquella tarde del 30 de noviembre de 1968. Desde entonces en esa fecha se celebra el Día del Hincha.
Los festejos incluyeron un amistoso con Boca, a fin de año, para inaugurar la luz artificial del estadio. Machado Ramos, confeso admirador de Alberto J. Armando, logró que los Xeneizes acudieran con sus figuras a la cita.
El tránsito de Morón por Primera fue breve. Apenas disputó el Metropolitano de 1969, en el que debe destacarse la igualdad (1-1) que rescató en La Plata contra el Estudiantes campeón del mundo y un 3-2 al Huracán donde ya sobresalían Miguel Brindisi y Carlos Babington. El Gallito fue penúltimo en su grupo y debió jugar dos Reclasificatorios. El segundo, con Banfield, Ferro y San Telmo, lo mandó de nuevo a la B.
Hoy, consolidado como animador del Nacional, busca otro ascenso. Tiene los puntos, el plantel y la gente para sostener su esperanza.
