Merlo: tenía 18 años, lo mataron en Navidad para robarle la moto y, sin detenidos, piden justicia
A un mes del brutal crimen, la madre de Ian Paz contó el calvario de su ausencia en medio de la lucha por encontrar a los asesinos de su hijo. «Nunca mas habrá Navidad, ni cumpleaños ni una fiesta. Con Ian se me fue todo», relató.
El martes 25 de enero se cumplió un mes del crimen de Ian Paz, el joven de 18 años asesinado a balazos en la entrada de su casa en Merlo, y su familia relató el desgarrador vacío que debe enfrentar mientras lucha por justicia para que los homicidas no queden impunes.
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Aquella mañana del 25 de diciembre del año pasado, el chico volvía en moto de una fiesta comunitaria a la que había asistido en una plaza cercana. En el camino, se cruzó a un conocido que solía arreglarle el vehículo y lo levantó para regresar juntos. Poco después fueron interceptados por dos hombres en moto que los siguieron hasta la puerta de la casa de Ian, en la calle Granaderos 2264, en el mencionado distrito del oeste del Conurbano.
Allí se inició una discusión y el papá del joven, al escucharla, vio que su hijo era golpeado. Los sujetos querían robarle la moto. Salió de su casa a intentar separar y fue así que uno de los atacantes huyó corriendo pero volvió segundos después con un arma.
«Llegó tirando al aire con otro tipo más y dos mujeres, que después me enteré que es la madre de uno de ellos. Disparó varias veces pese a que rogué que deje de tirar. A mi hijo le pegaron un tiro en la cabeza. Caminó hasta dentro del comedor y cayó muerto. Se murió en mis brazos. «, relató Luciana Gorosito, la mamá de Ian intentando frenar el llanto que emerge ante ese momento que la marcó para siempre.
La ausencia y el vacío desgarrador
Ian Paz trabajaba como ayudante de plomería en una obra desde hacía un año y dos meses. Se iba de su casa todas las mañanas a las 6.30 y volvía a las 18. «No estaba en todo el día, se la pasaba trabajando. Y al volver siempre le dedicaba tiempo a la familia», dijo Luciana.
El joven era el mayor de cuatro hermanos: Dylan (16), Ariana (10) y Malena (4), además de tener otro hermano de 24 por parte de su papá. Luciana relató que a Dylan es a quien más le está costando atravesar la pérdida y que no logra dormir por las noches. «Le falta su compinche», contó.
A su vez, está la ardua tarea de intentar explicar la ausencia a la hermana más pequeña, que con sólo cuatro años se acerca a la habitación de Ian y le da un beso a la almohada de su cama. «Mira al cielo y le dice buenas noches», reveló.
La madre del joven, que convocó a una misa en su honor en la tarde del martes en su vivienda, fue contundente con lo que provocó la tragedia. Le dijo a Primer Plano Online que «para mi no habrá nunca más una Navidad, un cumpleaños ni ninguna fiesta. Con Ian se me fue todo».
Sin detenidos por el crimen de Ian Paz en Merlo, su familia pide justicia
El asesinato de Ian Paz en Merlo, según su familia, fue cometido por vecinos del barrio. El abogado que los representa, Yamil Castro Bianchi dijo que los criminales ya se fueron del vecindario y que la Fiscalía N°1 de Morón ordenó su captura y están siendo buscados por la Policía.
A su vez, dio detalles de la violencia con la que se manejaban y por la cual se originó el conflicto. Dijo que cuando Ian volvía con su conocido en la moto, se les atravesó otra con dos ocupantes que empezaron a increpar al conocido del joven «por no decirles donde seguía la joda». Y agregó que «este chico les decía que estaban yendo a comprar fiambre para comer, pero después de ese intercambio los persiguieron hasta la casa y ahí empezó la pelea».
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Uno de los agresores gritó «no sabés con quién te metiste, somos los Zarza», que es el apellido de uno de los implicados en el crimen. Ya con el arma en la mano, el asesino empezó a hacer una especie de «Tateti» apuntando a los que se encontraban allí y terminó disparándole al joven Ian Paz pese a que su madre imploró por su vida.
El abogado cerró con contundencia: «Nosotros queremos prisión perpetua para el homicida y todo el grupo que lo acompañó, tanto hombres como mujeres. Sería imposible concebir una sociedad segura si permitiésemos que un grupo de personas ande así por la vida, exigiendo cual circo romano que se termine con la vida de las personas».