Debutó como futbolista en Boca, dejó el fútbol por una lesión en un ojo y hoy es remisero en Villa Luzuriaga
Luis Mario Saraco compartió plantel con el “Loco” Gatti. Tuvo que retirarse porque corría riesgo de quedar ciego. “La vida es así y hay que hacerle frente”, dijo, recordando su pasado sin lamentos.

Saraco, cuando debutó en Boca, y en la actualidad.
Ante la adversidad, incluso en los casos más duros, uno siempre puede tomar dos caminos: quedarse en el lamento, o seguir luchando y mirar para adelante. La última opción es la que eligió Luis Mario Saraco, quien luego de debutar en la primera de Boca en el año 75 tuvo que dejar el fútbol por una lesión ocular, y hoy es remisero en Villa Luzuriaga.
“A veces suceden cosas que uno no las espera. Me hubiese encantado vivir del fútbol, hacer una carrera hasta los 33 o 34 años y retirarme tranquilo. Además, recorrí todas las inferiores, hice todo el camino. Pero, bueno, la vida es así y hay que hacerle frente”, dijo.
Repasando sus días como futbolista contó que “estuve ocho años en Boca, desde Novena hasta Primera. Firmé mi primer contrato profesional en el año 1976, justo cuando entró el “Toto” Lorenzo como director técnico, con Alberto J. Armando como presidente“.
Así fue la lesión que lo alejó del fútbol
Saraco jugaba de mediocampista, pero su debut fue como lateral derecho durante la huelga de jugadores profesionales de agosto de 1975, justo en el año en el que River Plate se consagró campeón y cortó una sequía de 18 años sin títulos.

“Me tocó entrar en un partido que le ganamos a All Boys por 7 a 0, jugué 17 minutos y al día siguiente jugamos contra Independiente. Ahí sí fui titular y completé todo el partido, que también goleamos, pero por 4 a 0. En ese tiempo no estaba todo tan organizado, así que era común jugar dos días seguidos», recordó en una entrevista con Infobae.
Y agregó: “Después del debut volví a alternar con la Tercera y a entrenar con Primera. Pero, antes de volver a jugar con la Primera, tuve un desprendimiento de retina producto de un golpe”.
Enseguida lo operaron, “pero no quedé bien y el médico me dijo que no podía jugar más porque corría el riesgo de quedarme ciego. El momento en el que me lo comunicó fue durísimo, pero son las cosas de la vida”.
Así fue que con apenas 21 años, cuando sentía que sus sueños comenzaban a cumplirse, tuvo que colgar los botines. En ese momento, claro, sufrió un bajón: “No iba a la cancha porque ver a mis compañeros me hacía mal. Yo podía estar jugando con ellos, pero no lo podía hacer más. En ese momento no me daba cuenta, pero haber jugado en Boca fue muy importante, lo empecé a valorar cuando volví a La Bombonera”.
El penal que le pateó al “Loco” Gatti en Boca
Ya lejos de los campos de juego, Saraco entendió que debía mirar para adelante. Lo logró, formó una familia y actualmente trabaja como remisero en la zona de La Matanza. Pero antes de eso incursionó en otro ámbito, que terminó siendo importante desde lo anímico.

“Lo primero que hice fue trabajar en un banco. De repente me encontré con que no era más jugador de fútbol y tenía que buscar cómo ganarme la vida. Y ahí me hacían sentir un crack. Me decían ‘éste jugó en Boca, vamos a hacerlo jugar para nosotros’, y me pusieron en el equipo del banco. Obviamente ya había pasado un tiempo desde la operación, así que acepté y jugué bastante”, señaló.
Consultado sobre sus ídolos futbolísticos, el primero que mencionó fue Hugo Orlando Gatti, con quien llegó a compartir plantel: “Siempre me gustó como arquero y cuando me enteré que iba a venir a Boca me emocioné. Un día, Lorenzo me dice: ‘Vení a practicar penales’ y estaba él. Por los nervios lo pateé horrible y me lo sacó fácilmente, un fenómeno”.
Ese momento con “El Loco” es una de las cosas que nunca olvidará de su carrera, que aunque fue corta lo marcó para siempre: “Un día voy al Museo y mi hijo menor me dice: ‘Mirá, papá, el de esa foto sos vos’. Yo no lo podía creer, cuando la vi me emocioné más que cuando jugué. Es un orgullo para mí“.
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