Empezó el juicio contra el Ángel de la Muerte, un temible criminal de 22 años que acusan por dos brutales asesinatos
Agustín Ezequiel Mego es de Ingeniero Budge y por estos días es juzgado en los Tribunales de Lomas de Zamora, acusado por dos crímenes que conmocionaron a la ciudad: el de un adolescente de 17 años y una chica de 22.
Le decían «Anquito», pero sus decisiones de los últimos años lo llevaron a ser denominado como el «Ángel de la Muerte». Agustín Ezequiel Mego tiene sólo 22 años pero es un temible delincuente de Lomas de Zamora que, por estos días, es juzgado por dos terribles delitos que marcaron para siempre la vida de dos familias.
En las primeras jornadas del debate, el delincuente contó que nació en la localidad de Ingeniero Budge y que actualmente se encuentra indocumentado. Su abogado defensor es Carlos Gowland, quien anticipó que pedirá su absolución en los dos hechos que se le imputan.
En el banquillo junto a Mego también está atravesando este proceso Martín Álvaro Rodríguez (24), señalado como cómplice en uno de los dos hechos que terminaron con la vida de una persona y que lo llevaron a estar tras las rejas y a un paso de ser condenado. El juicio está a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°5 de Lomas de Zamora.
Los crímenes del temible delincuente de Lomas de Zamora
El primero de los dos delitos que le imputan al Ángel de la Muerte es el asesinato de Brian Moraiz. Se trataba de un chico de 17 años que el 14 de diciembre de 2019 discutió con dos jóvenes del barrio Villa Rita y, poco después, estos pasaron cerca suyo a bordo de un automóvil y lo mataron a tiros con un arma de fuego en la calle Mayor Olivero al 1700.
La Justicia pudo identificar a Mego y a Rodríguez como autores del crimen y la causa fue caratulada como «homicidio agravado por el uso de arma de fuego», delito que tiene una pena de entre 8 y 25 años de prisión según el Código Penal.
Aunque ambos fueron detenidos por aquel sangriento episodio pero recuperaron la libertad. Así, en la madrugada del 7 de junio de 2020, Mego viajaba a bordo de un Volkswagen color gris junto a otros tres cómplices cuando en la calle Espronceda entre Puerto Argentino y Rawson, de la localidad de Villa Centenario, embistieron una moto en la que iban tres jóvenes (dos chicas y un varón).
Los hicieron caer y luego él bajó del vehículo para amenazarlos y quitarles la Honda Titán en la que circulaban. No les importó que una de las dos chicas yacía sangrando en el pavimento y que, días después, murió en el hospital Gandulfo de Lomas de Zamora producto de las graves heridas que sufrió en aquella madrugada.
Se trataba de Daiana Castillo, una joven de 22 años que durante la pandemia del Covid-19 había comenzado a confeccionar ropa de bebés junto a su amiga Marilú Ortega. Aquella fatídica madrugada, trabajaron hasta tarde como solían hacer y luego las pasó a buscar un amigo, Franco, con quien se reunirían a pasar el rato. Estaban yendo a comprar algo para comer cuando fueron atropellados por el auto en el que iban los delincuentes.
En una de las primeras audiencias de este juicio que comenzó la semana pasada, Marilú Ortega declaró como testigo: «Nos dijeron que nos quedáramos quietos o nos quemaban. Vinieron con la intención de matarnos y lo consiguieron: mataron a mi amiga», expuso. Cuando se fueron, los delincuentes pasaron dos veces por encima de las piernas de Daiana Castillo, que estaba consciente cuando la hospitalizaron pero luego empeoró y, pese a cirugías de urgencia que le hicieron, no resistió.
Por ese crimen, la acusación penal de la de «robo calificado por haber sido cometido en lugar poblado y en banda, con el empleo de arma de fuego cuya actitud para el disparo no pudo ser acreditada», que estipula penas entre 10 y 25 años de prisión. El futuro del Ángel de la Muerte está en manos de los jueces de Lomas de Zamora: de ellos depende que este temible delincuente no siga asolando a los vecinos.