Lo llamaban el Superman de San Fernando: fue nadador, remero, basquetbolista y un Puma clave
Luis García Yáñez se destacó en varios deportes y formó parte de la gira fundacional del rugby argentino a Sudáfrica, en 1965. Se recibió de médico e integró varias delegaciones que compitieron en el exterior en los años 70 y 80.
«Si me preguntás cómo debe ser un Puma, te respondo: como Luis García Yáñez». Esa fue la frase con la que Ángel Guastella, histórico entrenador de Los Pumas, definió a su amigo, uno de los íconos en los albores del equipo nacional de rugby. Oriundo de San Fernando, no solo la pelota ovalada supo de las proezas del Pato: el río, la pileta y hasta las canchas de básquet también disfrutaron de sus habilidades. Una historia casi de superhéroe…
El principio de Superman de San Fernando
La familia de García Yáñez llegó a San Fernando desde Guaminí, un pueblo del interior de la provincia de Buenos Aires rodeado de lagunas. Quizás ese origen influyó en los primeros gustos del Pato.
Asociado al Club San Fernando desde pequeño, comenzó a destacarse en el agua: natación en la pileta y, sobre todo, remo en un Río Luján menos contaminado. Allí fue forjando un físico que, con el correr del tiempo, sería cada vez más grande y llamaría más la atención.
Inquieto y con muchísima energía, no se movía únicamente en el medio acuático: entre pesas y básquet se divertía también en tierra. Su gran porte lo terminó llevando al rugby, el deporte donde se volvió leyenda. Empezó como tres cuartos y terminó metido en el pack de forwards.
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También en el remo dejó una marca indeleble: en los Sudamericanos de 1964 en Río de Janeiro se consagró campeón con su equipo en la categoría ocho con timonel.
Citado a la selección de rugby y consagrado como remero, a la revista El Gráfico se le ocurrió un apodo perfecto para él: Superman de San Fernando. Su cuerpo resistente a cualquier demanda le permitió destacarse incluso en uno de los deportes de mayor contacto y roce. Dueño de un fuerte kick y de manos firmes para mover la pelota, resignó su vocación inicial de apertura para ayudar con un formidable empuje en cada scrum.
Un Puma histórico
Fue en el rugby donde García Yáñez alcanzó su máxima notoriedad. Integró como pilar en 1965 un equipo histórico de la Selección por resultados, por la capacidad de competir de igual a igual ante rivales de una potencia y por la mística que transmitían sus miembros.
Ya desde la llegada del equipo a Sudáfrica, un malentendido dio el puntapié inicial: un periodista local confundió el yaguareté de la camiseta argentina con un puma. Luego, la garra dentro de la cancha acabó por legitimar la denominación: el 19 de junio en Johannesburgo, en un Ellis Park poblado por 40.000 espectadores, Argentina se impuso 11-6 ante los Junior Springboks. Hubo un try de palomita del wing Marcelo Pascual que se convirtió en una foto emblemática.
Para García Yáñez y sus compañeros fueron 44 días de convivencia, con once victorias, cuatro derrotas y un empate durante toda la gira. Fue la primera excursión de Argentina por fuera del continente americano. Y se constituyó en el origen de una leyenda que sigue hasta nuestros días.
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García Yáñez continuó su carrera en los Pumas hasta 1977, con 19 test matches en total. Una vez retirado, no pudo abandonar la camiseta albiceleste: recibido como médico, siguió acompañando a las delegaciones desde fuera de la cancha. Entre otras responsabilidades, se encargaba de trasladar yerba, termos y bombillas para que nunca faltara un mate en las charlas y los paseos.
El adiós a García Yáñez
El Pato se fue a los 72 años, el 14 de diciembre de 2010. Arrastraba problemas de columna que derivaron en una sucesión de operaciones hasta que su corazón, tantas veces motor de hazañas, dijo basta. Fue despedido con honores por su Club San Fernando y por la Unión Argentina de Rugby.
“Un fenómeno en todo sentido de la palabra. Un extraordinario jugador, pero mucho mejor persona. Compañero, preocupado por todos, notable motivador”, fueron algunas de las palabras que dejaron sus ex compañeros del seleccionado al ser convocados por la UAR para dedicarle el justo homenaje.
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Además de una leyenda y de marcas importantes en los deportes en los que compitió, dejó una máxima para futuros Pumas: «El rugby te enseña a luchar, a no bajar los brazos, a ser siempre mejor. Si el rugby no está acompañado de nobleza, no es rugby».