La historia de Ignacio Russo, el goleador de Chacarita que a su papá le dice Miguel y escondió el apellido
Es el hijo rosarino de Miguel Ángel Russo, el técnico que tiene chapa de ídolo en Central y llevó a Boca a ganar su última Libertadores. En el Funebrero, el joven delantero viene de hacer su primer hat-trick.
El apellido puede pesar en algunas profesiones y más en una con tanta exposición como el fútbol, pero Ignacio Russo tiene ganas de asumir el suyo con honor y sin cargas. Pero al principio no quiso hacer uso de “ser Russo”. El hijo de Miguel Ángel, histórico jugador de Estudiantes y entrenador campeón de América con Boca, es actualmente una de las cartas fuertes de la delantera de Chacarita. Y, mientras sueña con la Primera, aspira a dejar en alto el legado familiar. Aunque a su padre le dice “Miguel” y en sus primeros instantes como futbolista eligió el perfil bajo.
“Cuando me fui a probar a Central, los chicos me preguntaban quién era, de donde venía. Y yo nada. Les pareció todavía más raro cuando en un momento entró el Rifle (Castellano) a traerme un par de botines, que yo no tenía. Me miraban y decían ‘¿y este quién es´? Siempre me dio vergüenza que me reconocieran como el hijo de…”, contó el joven delantero de 21 años.
De hecho, intentó sostenerse aun cuando en Inferiores jugaba los clásicos contra Newell’s. “Para mí los de Newell’s sí sabían que yo era el hijo de Miguel. Pero nunca me dijeron nada, porque yo nunca cargué a nadie”.
La historia de Miguel Russo
Miguel Ángel Russo es un hombre ligado prácticamente toda su vida al fútbol. Nacido en 1956, comenzó su carrera profesional en Estudiantes a los 19 años. Previamente había hecho un largo recorrido por las Inferiores del Pincha.
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Esa camiseta blanca y roja fue la que vistió durante toda su trayectoria dentro de volante central aguerrido y táctico: disputó más de 400 partidos en Estudiantes, fue campeón del Metropolitano 1982 y del Nacional 1983, tuvo presencias en la Selección para las Eliminatorias de México 86 y abrazó la escuela bilardista tras ser dirigido por Carlos Salvador.
Luego de su retiro, el banco de suplentes sería su lugar. Comenzó dirigiendo a Lanús, club al que logró ascender, y luego completó un recorrido lleno de éxitos: subió de categoría también con Estudiantes y Central; fue campeón con Vélez y Millonarios de Colombia; y tuvo su punto cumbre con Boca, donde ganó la Libertadores en la primera etapa (2007) y dos títulos locales en la segunda (2020 y 2021).
Su historia no conmueve solo por sus registros deportivos: como entrenador en Colombia, superó un cáncer que puso en riesgo su vida y, con una notable fuerza de ánimo, retornó a la actividad en el alto nivel.
Actualmente, Miguel Ángel Russo sigue en funciones en un lugar remoto: es entrenador del Al-Nassr de Arabia Saudita. Pero, amén de las distancias y de las diferencias horarias, sigue prendido al fútbol local para ver cómo anda su hijo Nacho…
Ignacio Russo, el heredero
Nacido el 13 de diciembre de 2000 en Rosario, Ignacio no llegó a ver a su padre jugar al fútbol, pero igualmente mamó el sueño de ser futbolista desde la cuna por la pasión de Miguel Ángel por el deporte. Nacho nació poco después de que el técnico cerrara el primero de sus cuatro ciclos en Rosario Central. De hecho, en los primeros años del siglo 21 el DT casi no mencionaba la existencia del nene, hasta que después de coronarse en Vélez, en 2005, se supo de la existencia de Nachito.
Ignacio Russo comenzó las Inferiores de Central, club en el que su padre dejó una huella muy importante como entrenador. Tiene incluso como padrino a Eduardo Coudet, otro ídolo del equipo rosarino y a quien califica como “un rompe huevos”. “Yo, en cambio, soy tranquilo, como Miguel, sereno, pero adentro de la cancha cambio completamente. Como Miguel. Como hijo y padre”, reafirma. A los 19 años, todavía en pandemia, Nacho debutó con la camiseta del Canaya.
«Estoy muy contento como papá. A veces me cuesta ubicarme porque si de pronto suceden cosas tengo que mantener mucho la calma por el beneficio de él. El otro día tenía ganas de ir a la cancha y me contuve, porque entendí que esa era la mejor forma de respaldarlo y de estar al lado de él», fueron las palabras de Miguel Ángel tras el estreno de su hijo. El por entonces DT de Boca se emocionó con la noticia del debut de Ignacio ante Banfield, en un partido correspondiente a la Copa Maradona.
En la Academia rosarina disputó nueve partidos y convirtió un gol, ante Independiente. A principios de 2022 decidió emigrar para buscar más minutos. Así fue que recaló en Chacarita.
Ya como futbolista profesional, aceptó una entrevista para contar cosas de su padre y se reveló como un gracioso imitador. “Son momentos, son decisiones”, se le escucha repetir durante una nota, parodiando el habitual estilo evasivo y los tics más conocidos de su progenitor.
El presente de Ignacio en Chacarita
En el Funebrero desde el verano, Ignacio Russo se destapó con todo este fin de semana pasado: señaló tres goles en el 4-1 de Chacarita contra San Telmo, también con un grito de Ricardo Blanco para completar el resultado.
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Con este triunfo, necesario tras estar cinco encuentros sin ganar, los de San Martín se animan a soñar con el Reducido: quedaron a dos puntos del mini torneo que dará una segunda plaza en Primera División.
Nacho está a préstamo en el Funebrero y ansía volver a Primera de alguna forma, ya sea sumando minutos de nuevo en Rosario Central o contribuyendo con goles para llevar a Chacarita a la máxima categoría. A pesar de su apellido, Ignacio Russo está dispuesto a hacer su propio camino en el deporte donde su padre supo construir un nombre.