Dijo haber hallado asesinada a su madre de 91 años y lo detuvieron como sospechoso: las pruebas que lo incriminan
María Cristina De Vicenti murió acuchillada en su propia casa de la calle Avellaneda al 1300. Su hijo, de 65 años, fue quien la encontró y dio aviso a la Policía. Sólo 24 horas después, la Justicia encontró elementos para acusarlo por el crimen.
Eran cerca de las 20.30 del miércoles cuando la Policía Bonaerense recibió el aviso de que habían encontrado asesinada salvajemente a María Cristina De Vicenti, una jubilada de 91 años, en su casa de la calle Avellaneda al 1300, en San Isidro, zona norte del Conurbano. El llamado lo hizo su propio hijo, Aldo Antonio Di Paolo (65), que fue quien la encontró.
En su testimonio, el hombre sostuvo que llevaba varios días intentando comunicarse por teléfono con su madre pero no lo lograba, por lo que había decidido ir a verla y fue entonces cuando encontró la puerta cerrada sin llave.
Según profundizó en su relato, cuando ingresó a la vivienda la encontró tendida en el suelo con un cuchillo hogareño clavado en un lateral del cuello, herida que las primeras pericias confirmaron que le generó una hemorragia y shock hipovolémico hasta llevarla a la muerte.
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Aunque se esperaban resultados de la autopsia para determinar desde cuándo la víctima se encontraba fallecida, sí se pudo comprobar que en el domicilio había faltantes: no estaba su teléfono celular y tampoco algunas joyas de su propiedad, lo que invitó a los investigadores a analizar la hipótesis de un homicidio en ocasión de robo.
Por qué detuvieron al hijo de la jubilada asesinada en San Isidro
El caso está a cargo de la fiscal Carolina Asprella, del Área Criminal del Departamento Judicial San Isidro, a quien algunos detalles le llamaron la atención: la víctima vivía sola y se movilizaba en silla de ruedas, por lo que era llamativo que uno o más delincuentes la asesinaran salvajemente para robarle.
Además, en la vivienda no se encontraron puertas ni ventanas forzadas. Aunque los vecinos aseguraron que María Cristina solía abrir las puertas y salir a tomar aire, cuando estaba dentro de su casa no solía abrirle a nadie por su incapacidad para moverse sola. Y también se pudo averiguar que quién la asistía permanentemente era su hijo Aldo, que vivía a la vuelta, sobre la calle Herrera.
Así, la Justicia puso el foco sobre el hijo de la mujer y encontró varios elementos para acusarlo por el crimen. Uno de ellos es que él declaró haber visto por última vez a su madre el domingo a las 13, pero al hacer un relevamiento de las cámaras de seguridad de la zona, un dispositivo frente a la vivienda lo captó ingresando el lunes a las 18.
Tras revisar la propiedad, se pudo determinar que la puerta principal es el único acceso con el que se puede entrar al domicilio. Además, otro dato importante es que durante todo el domingo y el lunes, fue la única persona en entrar a la casa. Al verlo salir, en las filmaciones, llevaba una bolsa.
Los médicos que revisaron el cadáver de la jubilada de San Isidro declararon bajo juramento que llevaba fallecida entre 48 y 72 horas, algo que coincide con esa visita de Aldo a su madre registrada en las cámaras. Así, la fiscal concluyó en que puede haber sido el autor del crimen. «Creemos que se trata de una escena amañada para que parezca un robo», dijeron los investigadores.
Mientras se realizan diligencias para tratar de rastrear la ubicación del celular de la jubilada asesinada, que no apareció, este jueves se procedió a la detención de Aldo, quien permanece alojado en la sede de la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro y será indagado nuevamente. Luego, el juez Ricardo Costa decidirá si las pruebas son suficientes para mantenerlo tras las rejas.