La historia de los ex jugadores de Boca que sufrieron la peor etapa del club y siguen unidos para ser solidarios
Surgieron de las Inferiores cuando estaba viva La Candela, el histórico predio de San Justo. Muchos de ellos debutaron a la fuerza en primera, con el Xeneize al borde de la quiebra. Hoy se divierten y ayudan.
Las divisiones inferiores de Boca vivieron una suerte de reparación histórica durante 2022. El aporte de varios canteranos (Luca Langoni, Cristian Medina, Javier Morales, Agustín Sandez, Alan Varela…) fue valioso para que los Xeneizes conquistaran su última estrella, en la vibrante jornada del domingo 23 de octubre.
Exactamente ocho semanas después, el cordobés Nahuel Molina Lucero y el bonaerense Leandro Daniel Paredes -dos productos de Casa Amarilla, anteriores a la inauguración del Predio de Ezeiza- estuvieron entre los 26 argentinos que levantaron la Copa del Mundo en Qatar luego de la dramática final versus Francia.
Hubo otro tiempo, hace ya casi cuatro décadas, en el que los pibes de las formativas saltaban a Primera sin la preparación debida, no como reconocimiento a sus virtudes, que muchos de ellos las insinuaban, sino como una desesperada respuesta de emergencia a la crisis deportivo-institucional que atravesaba el club.
Dar la cara por un Boca al borde del colapso
Jugadores nacidos durante los 60 afrontaron como pudieron entre 1982 y 1985 la responsabilidad de ponerse una camiseta tan pesada con 17, 18, 19 años… Y aunque acumularon más derrotas que triunfos, los hinchas guardan una memoria grata de ellos.
Por iniciativa de Daniel Cosentino y Gustavo Levine, contemporáneos de aquella etapa difícil, se creó un grupo de Facebook donde empezaron a conectarse muchos de los chicos que entonces soñaban con vestir la azul y oro en una Bombonera llena. Pocos llegaron a darse el gusto, pero nunca perdieron el sentimiento por los colores ni la amistad forjada en situaciones límites.
Los apellidos del Boca de los 80
“Entre los más conocidos están Hugo Musladini (apodado en sus inicios Pichón de Passarella), Fabián Carrizo, Edgardo La Fata, Pimpinela Tesone, Pepa Irazoqui, Denny Ramírez, que sigue siendo el más joven en debutar con la camiseta de Boca”, cuenta Cosentino. En efecto: el pequeño y escurridizo wing formoseño Ramírez vivió su estreno seis días antes de cumplir los 15 años en un 2-0 a Mariano Moreno, de Junín, por el Campeonato Nacional de 1982.
“Están varios de los que jugaron la tarde del Fibronazo: el arquero Tato Medina, Fabián Peruchena, Jorge Latorre, Tuta Torres…”, dice uno de los promotores de este reencuentro.
Se refiere a la triste jornada del 8 de julio de 1984, cuando un equipo íntegramente formado por juveniles, debido a que los mayores habían resuelto no presentarse como medida de protesta por la falta de pago, enfrentó a Atlanta y lo hizo con unas remeras blancas de entrenamiento, numeradas de apuro con unos marcadores. La tinta negra se corrió con las primeras gotas de transpiración y esa imagen fue una de las muestras más devastadoras de los gravísimos problemas que entonces padecía Boca.
De todos esos debutantes forzosos el que vivió un día de gloria fue un vecino de Merlo: Gustavo Alejandro Torres, autor de dos goles agónicos en la final de la Liguilla 1986 ante Newell’s, en Rosario, donde Boca necesitaba vencer por dos de diferencia y se impuso 4-1 (los otros dos fueron del recientemente fallecido Oscar Alfredo Graciani).
“También tenemos en el chat de WhatsApp a Pedro Troglio, quien aunque muchos no lo sepan hizo octava y novena en el club, y a Néstor Lorenzo, que es amigo y pidió participar”, agrega.
Fútbol, solidaridad y asados vestidos de Boca
Además de las reuniones entre ellos y de la asistencia a distintos actos realizados por la Mutual de Ex Jugadores, como el de este jueves 22 que convocó a los campeones del Apertura 1992, los muchachos armaron un equipo que acude a eventos solidarios y partidos benéficos.
Los más recientes fueron en Pergamino, provincia de Buenos Aires, y Chañar Ladeado, Santa Fe. Ayudan a recolectar alimentos no perecederos, juegan un rato (algunos todavía exhiben sus habilidades, al margen de algunos kilitos de más) y por supuesto cierran con una larga mesa, en la que no suelen faltar las carnes de un asado hecho por especialistas.
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“No somos famosos, pero queremos colaborar en la medida de nuestras posibilidades y disfrutar de un rato agradable con los colores que siempre nos identificaron”, remata Cosentino, con palabras que reflejan su ya veterana pasión por Boca.