Dramático relato del padre del chico asesinado por motochorros en Grand Bourg: «Perdí mi vida»
Quebrado, Gabriel Guzmán (37) contó cómo fueron los últimos instantes de vida de Maxi. Pidió que «no salgan más» los ladrones que mataron a su hijo. Y habló de “abandono de persona” de quienes pudieron ayudarlo y no lo hicieron.
“Nadie está preparado para enterrar a un hijo”, dijo Gabriel (37). Totalmente conmovido, y entre lágrimas, el padre de Maximiliano Ezequiel Guzmán (16), el chico asesinado por dos motochorros en Grand Bourg, manifestó todo su dolor: “No quiero estar vivo, quiero estar con él. Pero tengo otros tres hijos y por ellos tengo que seguir”.
El relato es demoledor. Porque se entrecruzan los recuerdos para el hijo que le acaban de arrancar de una forma brutal con los detalles del crimen y la secuencia posterior al ataque artero que sufrió Maximiliano en plena calle: al ataque de los dos ladrones le siguió la escasa solidaridad de quienes tuvieron la posibilidad de auxiliar a su hijo.
De hecho, Guzmán aseguró que tras el episodio de inseguridad hubo “abandono de persona”, al contar cómo se dieron los hechos: “El sábado a la noche Maxi estuvo festejando el cumpleaños de su mejor amigo. A las 4 acompañaron a uno de los chicos a la casa. Iban los tres caminando cuando los pasó una moto, que giró en U y, sin medir palabras, el que iba atrás le disparó a Maxi. El balazo le entró en el abdomen”.
Y añadió: “Los amigos estaban llamando por teléfono a mi hijo porque no lo encontraban. Él llegó a atenderlos. ‘Muchachos, me dieron’, les alcanzó a decir. Cuando lo encontraron estaba ensangrentado. Corrieron hasta una remisería para pedir ayuda, pero nadie lo quiso llevar a un hospital. Hicieron abandono de persona, porque si alguien lo llevaba hasta el hospital mi hijo estaría vivo”.
Incluso puntualizó que «llegó un patrullero, pero los policías dijeron que no lo podían trasladar porque debía hacerlo la ambulancia cuando llegara». En tal sentido, detallo: «Finalmente Raúl, el padre de uno de los amigos, al enterarse de que nadie lo quería llevar fue hasta el lugar y les dijo a los policías ‘yo me hago cargo, yo lo llevo’. Así lo trasladó hasta el hospital de Trauma, que está a cinco minutos de donde le dispararon”.
“En todo ese tiempo que tardaron empezó a agonizar. Entró casi muerto al hospital, los médicos no pudieron hacer nada. Aunque haya un protocolo, yo si veo a una persona herida la voy a socorrer. Pero nadie lo quiso llevar. Yo voy a averiguar quiénes se negaron en la remisería a socorrerlo. Esto no va a quedar así”, agregó, quebrado, en el portal Diario Efecto.
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En su relato, Gabriel remarcó muchas veces que no quiere otra cosa «más que Justicia», y que aun en el dolor, entendió que debe en este momento levantar la voz: «Muchos amigos me dijeron que este es el momento de pedir por Maxi -aseveró-. Queremos que estas dos personas no salgan más. A mi hijo lo querían en todo Los Polvorines, en todos los clubes. Le gustaba jugar a la pelota en cualquier momento. Siempre estaba vestido con una camiseta. Yo soy fanático de Boca, pero me salió muy hincha de River. Empezó en Primero de Mayo, a los seis años. Luego jugó en Almafuerte, Santa Mónica y Victoriano Arenas. Y el club que amaba era San Lorenzo de Grand Bourg, que es donde estaba jugando ahora”.
El padre del chico asesinado pide justicia
Invadido por la impotencia, se preguntó: “¿Por qué mataron a mi hijo? “¿Por qué? Destruyeron una familia. No le robaron nada; tengo su cadenita, su celular, su documento, sus miserables 100 pesos que tenía en el bolsillo. La intendenta (de Malvinas Argentinas) Noelia Correa me ayudó mucho con el velatorio y el entierro. No es culpa de ellos ni de la Policía. Yo pido que la Justicia no les permita entrar y salir (a los motochorros), que no salgan nunca más. Que esta causa no quede cajoneada, como suele suceder. Por eso vamos a armar una marcha, para pedir justicia”.
Maximiliano tenía tres hermanos: dos varones de 19 y 6, y una nena de 8. “A Brian, su hermano más grande, que jugaba con él en San Lorenzo de Gran Bourg, nadie le podrá hacer entender que Maxi no va a estar más para devolverle un pase en un picado. Hoy me dijo que quiere dejar el fútbol. Y la mamá está destruida. Está muerta. Hace cuatro meses murió su papá y ahora tiene que despedir a su hijo”, dijo Gabriel.
“Yo no perdi a Maxi, perdí mi vida -confesó-. A mi futbolero. Ya no voy a poder verlo hacer goles. Por eso pido que esto no quede en un cajón. A mí un policía me dijo que no se puede hacer nada, porque los asesinos son menores de edad. Pero mi hijo también era menor de edad y a ellos no les importó”.
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El hecho ocurrió el domingo a la madrugada, minutos después de las 4. Maximiliano caminaba junto a dos amigos por Paso de los Patos al 100, esquina 197, en Grand Bourg. Los tres jóvenes, ni bien se dieron cuenta de que iban a ser robados, comenzaron a correr: uno se fue hacia la esquina de José María Gutiérrez, otro cruzó la calle rumbo a 4 de Marzo, y la víctima fatal quedó a merced de los ladrones. Finalmente uno de ellos les disparó a quemarropa.
Por el crimen hay un menor detenido, mientras buscan a su cómplice. Según las fuentes de la investigación, el prófugo de 22 años ya tiene un pedido de captura por otro crimen, ocurrido en julio de 2020 en Los Polvorines. En esa oportunidad había matado a un joven de 20 años, muy cerca del lugar donde ahora fue asesinado Maximiliano.
La causa quedó en manos de la fiscal Lorena Carpovich, de la UFI 21 de Malvinas Argentinas. Y la Policía Científica que trabajó en la escena del crimen encontró una vaina servida calibre 9 milímetros, mientras que fuentes policiales informaron que, a unas cuadras del lugar del ataque, los motochorros descartaron una de las camperas que le habían robado a Maximiliano.
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Además, se informó que sobre Paso de los Patos al 400, a 300 metros de donde habían cometido el asesinato, los delincuentes sustrajeron un Chevrolet Onix gris a una mujer, a quien también le sacaron su celular. Ese teléfono robado, justamente, fue la clave para dar con uno de los asesinos: por los datos de la cuenta asociada a ese número se identificó al celular en Japón al 3100, también en Grand Bourg, y a apenas a 20 cuadras de donde mataron al joven.
De esa forma fue que dieron con uno de los sospechosos, que fue detenido y al que lo encontraron apenas a 30 metros de la última ubicación que marcó el celular robado. Se trata de un chico de 17 años, a quien le secuestraron una campera roja de River Plate similar a la robada a Maximiliaron y las billeteras, el DNI y la cédula verde de la dueña del Chevrolet Onix, entre otros elementos.
Su cómplice, en tanto, todavía no pudo ser hallado. Según las fuentes, sería quien disparó contra Maximiliano y tiene 22 años. Pero, además, cuenta con una orden de detención del Juzgado de Garantías N°2 de San Martín, por el delito de “homicidio”, en una causa ocurrida el 5 de julio de 2020 en Los Polvorines. En esa oportunidad, el prófugo quedó como sospechoso del asesinato de Elian Gabriel Quiroga, de 20 años.