Ciudad Evita: el desgarrador relato de la mamá de un nene de 12 años que balearon para robarle la mochila
La víctima volvía del colegio cuando fue sorprendido por dos jóvenes que le dispararon con un arma de fuego y lo hirieron en el rostro. Está internado fuera de peligro. Natalia, su madre, dijo que se quiere ir del pais.
Una familia vive horas de mucha angustia luego de un terrible episodio de inseguridad ocurrido en Ciudad Evita, partido de La Matanza, en el oeste del Conurbano. Allí, un nene de 12 años fue baleado en el rostro por dos delincuentes que lo interceptaron el miércoles por la tarde cuando volvía del colegio.
El hecho tuvo lugar en la intersección de avenida Eva Perón y Maracaná, alrededor de las 17.30, donde el chico fue abordado por dos jóvenes que tironearon de su mochila para quitársela y terminaron disparándole con un arma de fuego. La bala lo hirió en su pómulo derecho y quedó aturdido, mientras los agresores huían del lugar.
Jésica, una empleada de una pollería de la zona, contó que escuchó el disparo y fue una de las primeras en asistir al nene. «Mi amiga que estaba acá me dijo que escuchó un grito de ‘ayuda”. Yo salí y veo como que le sangra el ojo, se apoya contra una pared y empieza a largar sangre por la boca», relató.
Y agregó que usó un delantal para tapar el orificio de la bala y contener la pérdida de sangre. El nene, mientras tanto, hablaba con su mamá por teléfono para avisarle lo que había ocurrido y ella le pidió que no hable con más nadie y se quede quieto mientras lo asistía. «Mamá, me pegaron un tiro», le alcanzó a decir Joaquín a su madre, de acuerdo a la reconstrucción que ella misma hizo este jueves en diálogo con radio Mitre.
La empleada le consultó si conocía a los chicos que lo atacaron, que según ella tendrían entre 18 y 20 años. «Me dice ‘venía caminando y me dieron un tiro, nada más’. Me quedé esperando a que venga la policía y la ambulancia, que nunca apareció. Yo mientras tanto le presionaba el pómulo para que dejara de sangrar porque pensé que se me iba a morir en las manos. Se estaba desangrando y me decía que ya no sentía su cara. Le seguí hablando y haciendo fuerza para que él no pierda tanta sangre».
Ante la demora de la ambulancia, decidieron llevarlo en un vehículo particular al Hospital Balestrini, donde recibió la primera atención médica. Luego fue derivado al Hospital Italiano, donde permanece internado y evoluciona favorablemente.
La impotencia de la mamá del chico baleado en Ciudad Evita
Natalia, la mamá del nene, contó que fue a buscar a la empleada que asistió a su hijo y, entre llantos, le agradeció por haberlo cuidado en esa difícil situación. Y en diálogo con TN se mostró impotente por la inseguridad en La Matanza y, especialmente en Ciudad Evita, donde se mudó hace cuatro años y ya había sufrido el robo de su camioneta.
Sobre la situación que vive, expresó: «Sentí que mi mundo se partió; si bien no nos sacaron a mi hijo, siento que nos truncaron como familia, nada tiene sentido ya, ¿con qué necesidad le hicieron esto? nos endeudamos con un crédito UVA, trabajamos todo el día, estoy estresadísima. Pero le dije a mi marido: ‘Vendamos todo, entregá la casa y nos vamos, no quiero más'».
Indignada, apuntó contra las autoridades: «Esto tiene que cambiar. No puede ser que quienes están en el poder estén como si nada y nosotros, los que trabajamos y cumplimos para pagarles a estos vagos, ladrones, a los que no les importa nada, no podamos ni salir a la calle. Por un milímetro no le volaron la cabeza; se tiene que terminar esto de una vez, nos están matando como a perros».
La investigación del caso está a cargo de la Fiscalía Descentralizada N°1 de La Matanza, a cargo del doctor Fernando Garate. Se desconoce si hay cámaras de seguridad en la zona que puedan haber registrado alguna secuencia de este terrible episodio de inseguridad y que aporte imágenes que permitan identificar a los asaltantes, que por poco no terminaron con la vida del nene de Ciudad Evita.
Esa posibilidad estremece a Natalia, que volvió a ratificar sus deseos de irse a vivir a otro sitio. «Esto que estamos viviendo no da para más. Vamos a ser otras de las personas que tengamos que dejar nuestras profesiones y emigrar a otro lugar, aunque sea a lavar copas o a limpiar. No me importa. Quiero vivir tranquila. ¿Qué futuro tiene acá mi hijo? Ninguno», cerró.