Sus compañeros le dieron una paliza en San Fernando y sigue internado grave: el temor que tiene su familia
Ya pasaron casi dos semanas y Santiago Paz (20) permanece en terapia intensiva por la salvaje golpiza que recibió en el trabajo del Polideportivo N°1 de San Fernando. No hay detenidos. El pedido de Justicia de quienes lo rodean.
Santiago Paz (20) sólo quería cumplir con su trabajo como albañil en el Polideportivo Municipal N°1 de San Fernando cuando el pasado 24 de enero, tres compañeros de trabajo desataron su violencia extrema contra él. Lo golpearon salvajemente y, sin una pizca de humanidad ni piedad, le robaron su celular cuando estaba tendido en el suelo.
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Desde ese día, el joven, que es oriundo de José C. Paz y que tiene un hijo de un año y medio, permanece internado en el Hospital Petrona V. de Cordero. Está en terapia intensiva, intubado, y su hermana Clara comentó a Zonales que «por el golpe en la cabeza le van a tener que poner una prótesis de metal, pero su cráneo está bien», tanto que «de la parte neuronal viene mejorando rápido, puede ser que no le queden secuelas por el golpe».
Sin embargo, Santiago está con asistencia respiratoria mecánica porque tiene neumonía desde hace algunos días. «Los médicos nos dijeron que contrajo un virus hospitalario y que están tratando de combatirlo. Nos comentaron que, en la terapia intensiva, a veces los virus pueden ser letales. Ven una evolución, pero es mucho más lenta de lo que ellos esperaban».
Al joven, como si todo esto fuera poco, iban a hisoparlo para determinar si también contrajo Covid-19, que en su estado de vulnerabilidad puede ser una complicación importante. De todas formas, Clara comentó que la familia intenta mantener la fortaleza y el optimismo para acompañarlo en su recuperación que, lo saben, llevará mucho tiempo.
El pedido de justicia tras el salvaje ataque al joven en San Fernando
Mientras sus familiares ponen toda su energía en su evolución, piden también que el caso no quede impune: a casi dos semanas del hecho, revelaron que no tuvieron novedades de la Justicia y que no les informaron de ningún arresto. La causa quedó a cargo del fiscal Sergio Szyldergemejn, de la Unidad Funcional de Instrucción de Criminal de San Fernando
«Nos dijeron que estaban por arrestar a uno y que iban a necesitar que el amigo de mi hermano lo reconozca», comentó Clara y agregó que, pese al correr de los días, siguen esperando «que revisen las filmaciones para poder establecer cómo fue el ataque. Tienen que detener a estos pibes».
Al Polideportivo N°1 de las calles Berutti y Carlos Casares, en Victoria, Santiago había sido llevado por un arquitecto con el que trabajó en una obra en construcción en José C. Paz. Como sabía que su amigo estaba desempleado, hacía poco lo había llevado a trabajar con él. La hermana de la víctima reveló que ambos realizaban las tareas de albañilería juntos en una parte del predio y los agresores «formaban parte de otro grupo que hacía otras tareas, pero todos estaban bajo las órdenes de los mismos encargados».
Dijo también que Santiago había comentado días antes del ataque que esos sujetos lo habían amenazado, acusándolo de haberles robado un par de zapatillas. «El estaba tranquilo porque no había hecho nada. Hasta que fueron a pegarle. El no tenía problemas con nadie, nunca había estado metido en situaciones de violencia o peleas», señaló.
Tras la golpiza, su amigo lo llevó a una garita policial cercana. «La Policía sólo le tomó los datos y llamó a una ambulancia. Le dieron sólo una inyección para que se le pasen los vómitos, pero nada más. No estamos conformes con como lo atendieron, hicieron abandono se persona. Se quedó esperando ahí y mi papá lo llevó al hospital, donde le dijeron que debían operarlo porque sino se moría», explicó Clara.
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Por ultimo, Clara concluyó destacando que Santiago se desempeñaba en ese Polideportivo «en negro», que «no era empleado del Municipio» y que «los encargados del Polideportivo, lo primero que quisieron hacer es decir que había sido una pelea callejera, que todo había sucedido afuera del predio». Por ello la familia se siente aún más desamparada.
«A Santiago lo atacaron adentro. Aunque le dieron los nombres de los agresores, porque trabajan ahí, el fiscal le había dicho a mi papá que necesitaban los números de documentos de ellos porque tienen nombres comunes y la Policía no podía ir a detener a cualquiera. Y los encargados decían que no sabían los documentos de ellos. Todo muy raro».