Lo quisieron masculinizar de chico y da clases en San Martín: es la revelación literaria en América

Profesor titular de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad de La Plata y director de la Maestría en Periodismo Narrativo de la Universidad Nacional de San Martín. Esa es apenas una pequeña descripción de Cristian Alarcón, que también es periodista, escritor y fundador de diversos medios digitales de comunicación.

Y ahora, flamante ganador del reconocido premio Alfaguara de Novela en lengua castellana 2022, que otorga 175.000 dólares, una escultura del artista Martín Chirino y la publicación del libro en todos los países de habla hispana el próximo 24 de marzo.

La inesperada llamada desde España que le comunicó la noticia

Una llamada a las 6 de la mañana lo sacó de su profundo sueño. Desde España, le anunciaban que su primera novela, “El tercer paraíso”, había sido elegida por unanimidad como la ganadora del premio Alfaguara, al que se presentaron 899 manuscritos desde Colombia, Estados Unidos, Chile, Perú, Uruguay, Argentina, México y España.

Unas pocas horas después, Fernando Aramburu, presidente del jurado, comunicaba la noticia desde el Casino de Madrid: “El jurado destaca el rigor narrativo de una hermosa novela con una estructura dual ambientada en diversos parajes de Chile y la Argentina. La novela abre una puerta a la esperanza de hallar en lo pequeño un refugio a las tragedias colectivas”.

Desde su departamento en Buenos Aires, Alarcón agradeció el galardón a través Zoom y contó que “la novela surgió de la desesperación y de la soledad”. Es que, con la llegada de la pandemia de coronavirus, había decidido instalarse durante unos meses en su chile natal, donde elaboró gran parte de su obra.

No es el primer argentino que obtiene este premio. Ya lo habían hecho Tomás Eloy Martínez, por “El vuelo de la reina” (2002); Graciela Montes y Ema Wolf (como coautoras), por “El turno del escriba” (2005); Andrés Neuman por “El viajero del siglo” (2009); Leopoldo Brizuela por “Una misma noche” (2012); Eduardo Sacheri, por “La noche de la usina” (2016), que luego fue llevada al cine como “La odisea de los giles”, y Patricio Pron, por “Mañana tendremos otros nombres” (2019). 

El niño afeminado al que quisieron masculinizar con testosterona

Alarcón nació en 1970 en La Unión, capital de la provincia del Ranco, al sur de la Región de Los Ríos, en Chile. Sin embargo, cuando apenas tenía cuatro años, su familia escapó de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y se mudó a La Patagonia argentina. Más precisamente, a Cipolletti, en Río Negro.

Según reveló, durante su infancia era “un niño demasiado femenino”. Por eso, sus padres hicieron que, a sus seis años, se sometiera a ocho sesiones de inoculación de testosterona, para “masculinizarlo”.

Obviamente, no cambió para nada su personalidad, sino más bien algunas características físicas. “Soy un marica, un gay reconocido y visible desde los 25 años”, reconoció Cristian, padre soltero de Pablo, su hijo adoptado.

En la videollamada que se proyectó durante el evento en Madrid donde se anunció al ganador del premio Alfaguara, confesó que se enamoró de una sola mujer durante su vida y que, luego, se enamoró de todos hombres.

Su despegue periodístico con el caso Cabezas y el éxito posterior

A sus 18 años, abandonó La Patagonia y se dirigió hacia Buenos Aires para comenzar sus estudios. Allí, se recibió en Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad de la Plata y comenzó a trabajar en Página 12.

En un comienzo, integró la sección de Política, aunque se la pasaba “escribiendo una novelita de amores gays adolescents” y poco le interesaba la política y el oficio de periodista (“Era un trucho, estaba disfrazado de periodista. Después me comprometí”). Más tarde, pasó a Sociedad y empezó a cubrir noticias del mundo callejero.

En enero de 1997, ocurrió el crimen del reportero gráfico José Luis Cabezas y Alarcón fue enviado a Mar del Plata para entrevistar a Margarita Di Tullio, más conocida como “Pepita la Pistolera”, quien estaba acusada de encubrir a los asesinos.

Estuvo con ella una noche y, tras dos semanas, salió publicada la crónica, que muchos aseguran que fue la primera de las muchas que ahora conforman su vasto y reconocido portafolio.

También trabajó en Clarín, Crítica y en las revistas TXT, Rolling Stone y Gatopardo, entre otras. Con el tiempo, fundó la revista Anfibia, de la Universidad Nacional de San Martín, y el sitio Cosecha Roja, además de la Red de periodismo judicial de América Latina.

Como escritor, publicó “Cuando me muera quiero que me toquen cumbia” (2003), crónica sobre un pibe acribillado por la policía y convertido en mito; “Si me querés, quereme transa” (2010), una no ficción en la que volcó años de investigación sobre el narcotráfico, y “Un mar de castillos peronistas” (2013), que recopila sus crónicas escritas en la revista Debate entre 2011 y 2012.